Capítulo 359
Ella se esforzó por liberarse, tratando de empujarlo, pero él la mantenía presionada contra la puerta, besándola con fuerza. Su acción fue tan dominante que incluso había un toque de agresividad.
En el pasado, Rodrigo había besado a Adriana, pero siempre a través de una máscara. Esa era la primera vez que realmente probaba los labios de Adriana, y eran aún más deliciosos de lo que había imaginado, así que no podía dejar de besarla; su intención inicial era tocarla brevemente y separarse, pero en ese momento, pareció haber perdido el control.
Adriana estaba desesperada, empujándolo constantemente, intentando hacer que la soltara, pero solo lograba emitir sonidos ahogados, lo cual la enfurecía. Finalmente, no pudo soportarlo más y le dio una bofetada a Rodrigo en la cara, lo que finalmente los separó.
Sus labios pequeños estaban enrojecidos, como una gelatina roja y brillante, muy tentadores. Sus ojos brillaban con lágrimas, mostrando un espectáculo irresistible, pero ella, con voz baja y acusadora, exclamó: “¡Rodrigo, realmente te has pasado!”
Consciente de su falta, él sostuvo su mano y se disculpó: “Lo siento, no pude controlarme.”
¿No pudo controlarse? ¿Esa era su excusa?
Adriana estaba realmente enojada; si no fuera porque temía no poder enfrentarse a ese hombre, le habría dado otra bofetada.
“Adriana, no te enojes.” Rodrigo apoyó una mano en la pared, como si quisiera abrazarla. “Si estuvieras conmigo, te trataría bien y no permitiría que sufrieras.”
¿Sufrir?
Rodrigo probablemente recordó que la había hecho sufrir durante tres años, por eso lo dijo. Sin embargo, ya había tenido suficiente de esa vida; aunque Rodrigo le prometiera de todo, no quería intentarlo de nuevo.
Además, creía que Rodrigo y Fabiana nunca se separarían realmente, y no quería convertirse en la tercera en esa relación.
“Rodrigo, realmente no quiero estar contigo,” dijo ella. “No solo porque estar contigo no me da seguridad, también está Fabiana.”
Al escuchar nuevamente el nombre de Fabiana, Rodrigo frunció el ceño y estaba a punto de replicar cuando sonó su teléfono. Era Begoña llamándolo.
Begoña normalmente no lo llamaba, así que debía ser algo importante, por lo que contestó: “¿Qué pasa?”
“¡Rodrigo, es terrible, Fabiana se ha intentado suicidar!” Exclamó Begoña con emoción.
Su voz resonó a través del teléfono en el pasillo, como un martillo que golpeó a todos, causando un gran impacto. Adriana abrió los ojos de par en par y la mirada de Rodrigo se
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endureció.
¿Fabiana se había intentado suicidar?
¡No podía ser!
“Iré allí de inmediato.”
El aura de Rodrigo cambió instantáneamente; la atmósfera de intimidad que había entre ellos se disipó, y sus ojos se volvieron fríos.
Sin esperar una respuesta de Adriana, se dio la vuelta y bajó rápidamente las escaleras.
Adriana miró su figura alejándose a toda velocidad, apretando los puños con fuerza, dio un par de pasos para seguirlo, pero pronto se detuvo.
Al regresar a casa, Adriana pensó en lo que había pasado y se sintió triste, pero no sabía si estaba más herida por el beso forzado de Rodrigo o por el hecho de que él se había ido inmediatamente después, tal vez era por ambas cosas.
Sin embargo, de cualquier manera, sintió que Rodrigo no le había mostrado respeto en absoluto, desde cualquier punto de vista. Ese pensamiento hizo que Adriana sintiera una ira sin precedentes. En ese momento, incluso pensó que nunca más querría tener nada que ver con ese hombre.
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