Capítulo 394
Era un hombre con una presencia tan imponente que, con una simple frase, pareció que la temperatura a su alrededor bajó dos grados. Todos se miraban entre sí, algo desconcertados.
Fue Celeste quien reaccionó primero, tomando a Rodrigo del brazo y susurrándole: “Solo estamos aquí para una comida informal, ¿por qué hacer tanto alboroto? Siéntate ya.”
Si realmente se tratara de una simple comida, Rodrigo habría aceptado sin problemas, pero al observar la ropa elegante de Begoña y Lucas, luego el vestido de cóctel de Fabiana, estaba claro que esa no era solo una cena casual.
Además, siendo un hombre de carácter fuerte y dominante, detestaba ser manipulado. En ese momento, sintió que lo estaban usando, y no iba a mostrar una cara amigable. Por eso mantuvo el ceño fruncido y todos notaron su descontento. Begoña y Lucas se le acercaron rápidamente, susurrando palabras aduladoras, parecían empleados tratando de agradar a su jefe, en lugar de futuros suegros hablando con su yerno.
Fabiana apretó los dientes al ver eso, esforzándose por ocultar sus sentimientos y sonriendo mientras tomaba el brazo de Rodrigo: “Esta reunión fue organizada por nuestros padres, yo tampoco sabía nada, así que me trajeron aquí engañada, pero ya que estamos aquí, ¿por qué no nos sentamos a comer? Si dicen algo, yo los contradeciré. Rodrigo, ¿puedes no estar enojado? Por favor.”
La voz de Fabiana tenía un tono suplicante. Rodrigo bajó la mirada hacia su rostro cuidadosamente maquillado, sin decir nada.
Fabiana apretó el puño, sabía que Rodrigo odiaba ser manipulado, y comenzó a arrepentirse de su decisión de ese día, pero ya no podía empeorar las cosas.
Bajó la voz y dijo: “Rodrigo, ¿puedes hacerme este favor? Te prometo que esto es solo una comida normal, no pasará nada malo.”
Rodrigo seguía en silencio, pero justo cuando todos pensaban que se marcharía, asintió: “Vamos a sentarnos.”
No esperaban que aceptara quedarse, lo que dejó a todos gratamente sorprendidos.
Rodrigo ignoró las intenciones ocultas de los demás, caminó hacia la mesa y se sentó en una silla que arrastró sin ceremonias. Pudo adivinar cuál era el propósito de Celeste y los Martínez al organizar esa comida: usarla como un pretexto para un compromiso formal entre Fabiana y él, por eso había mantenido esa expresión seria, sin entrar.
Pero las súplicas de Fabiana y recordando que ella había arriesgado su vida por él, lo hizo reconsiderar y finalmente accedió a quedarse. Pensó que, después de su actitud fría, incluso si Celeste y la familia Martínez planeaban algo, ya no se atreverían.
Como era de esperar, una vez sentados, ninguno de los mayores mencionó el compromiso, limitándose a insistir en que comieran lo suficiente. Lucas y Begoña, fueron increíblemente atentos, llenando su plato y diciendo cosas agradables.
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En la casa de la familia Suárez, Joel estaba muy curioso sobre qué estaban haciendo Rodrigo y Celeste, así que decidió llamar para preguntar.
“Primo, ¿qué están haciendo la tía y tú?” Preguntó.
“Salimos a cenar.”
“¿Solo ustedes dos?”
“Estamos cenando con la familia Martínez, los padres de Fabiana también están aquí.”
Eso sorprendió mucho a Joel. Que los padres de ambas familias se sentaran juntos a comer era algo grande, ¿qué planeaban hacer?
Dijo que estaba bien, colgó y miró involuntariamente hacia Adriana.
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