Capítulo 398
En el pasado, cuando comían juntos, Iván siempre cuidaba de Adriana de la misma manera, por lo que nadie se sorprendió. Sin embargo, algunos todavía hacían comentarios en tono de
broma.
Sin embargo, esta vez había algo diferente: Rodrigo también mostraba atención hacia Fabiana, aunque su cuidado no era tan meticuloso como el de Iván hacia Adriana, había mejorado notablemente en comparación con antes.
Mohamed, el productor, recordando su error anterior y temiendo ofender tanto a Fabiana como a Rodrigo, aprovechó la ocasión para comentar: “El Sr. Suárez es realmente atento con la Srta. Martínez. Desde que empezó la cena, no ha dejado de preocuparse por ella. Solo ustedes, los jóvenes, pueden ser tan cercanos. Si estuviese aquí con mi esposa, ya que llevamos muchos años juntos, ni siquiera nos preocuparíamos de si el otro come. Probablemente solo estaríamos deseando terminar rápido.”
Todos rieron al escuchar eso y siguieron bromeando con comentarios como, “El Sr. Suárez es muy atento con la Srta. Martínez, ustedes son la pareja perfecta” o “¿Cuándo será la boda?” Animando el ambiente en la mesa.
Iván sabía que, aunque Adriana parecía calmada, de seguro no se sentía bien internamente. Debajo de la mesa, tomó su mano con discreción y le susurró: “No llores, sería embarazoso si lloras aquí.”
Adriana solo estaba un poco triste, pero al escuchar eso, se rio y le dio un pequeño golpe, diciendo: “¿De qué estás hablando? Ya soy toda una adulta, no voy a llorar en público.”
Al ver sonreír a Adriana, Iván suspiró aliviado y le pellizcó la nariz, diciendo: “De niña llorabas por todo, ¿recuerdas? Y siempre que alguien te hacía llorar, yo era quien te defendía.”
“¡No! Eso fue porque me sentía insegura por mis cicatrices y me molestaban. Ahora que cicatrices se han ido y he recuperado mi confianza, ya no lloro.”
las
Adriana e Iván eran bastante discretos. Después de sentarse, no hablaban en voz alta, solo interactuaban entre ellos de manera privada, así que su interacción era más íntima y natural, pero a diferencia de Rodrigo, no había muchas personas que los adularan.
A pesar de eso, la gente notaba su cercanía y les lanzaba miradas curiosas o llenas de admiración, aunque sin decirlo abiertamente.
Rodrigo no era ciego y observaba cada interacción entre Iván y Adriana. Externamente parecía tranquilo, pero desde que se había sentado, sentía que su corazón estaba en llamas, torturándolo.
Al ver a Iván sirviéndole comida a Adriana, deseó poder lanzar sus cubiertos y vaciar su plato. Cuando Iván jugaba con la mano de Adriana debajo de la mesa, Rodrigo deseaba romperle la mano, luego, cuando sonrió y le pellizcó la nariz, deseó eliminarlo. Esos pensamientos oscuros y violentos lo inundaban como una marea, pero no podía mostrarlo.
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Capitulo
Rodrigo apretó su puño debajo de la mesa con tanta fuerza que sus nudillos crujieron, aunque nadie lo oyó.
Adriana desconocía toda esa tensión. Era una persona reservada y en reuniones grandes como esa, prefería escuchar en silencio mientras comía.
Sin embargo, tenía una buena relación con Owen, quien al ver que no hablaba, se dirigió a ella y le preguntó: “Adri, tu próxima película será con el director Julián, ¿verdad?”