Capítulo 408
Habían pasado muchos años, pero esas palabras seguían resonando en su corazón como un eco interminable.
Al crecer, Rodrigo habló sobre ese problema con Celeste, porque a pesar de que ella le había roto el corazón cuando solo era un niño, seguía siendo su madre biológica y él deseaba reparar la relación. Pero, ¿qué le respondió Celeste?
Le dijo que en ese entonces era un niño, y que era normal que recibiera regaños, que estaba siendo demasiado sensible y que no se comportaba como un hombre. Al escuchar esas palabras, Rodrigo supo que era imposible comunicarse con su madre.
Recordando el pasado, entendió que a pesar de tener a ambos padres vivos, ni su padre ni su madre lo cuidaron.
Desde que nació, su madre lo dejó al cuidado de una niñera, y prácticamente no recibió amor paternal ni maternal, solo sus abuelos lo cuidaban con ternura. Por eso, antes de conocer a Adriana, sus abuelos eran las personas más importantes para él, mientras que sus padres, con los años de distanciamiento y reproches, se habían convertido en un mero símbolo.
Levantó la cabeza y miró a Celeste diciendo: “El respeto se lo gana uno mismo, si realmente siente que ha perdido la dignidad como madre, no es mi culpa, sus acciones no son mi responsabilidad.”
“¿Qué tonterías estás diciendo?” Celeste se enfureció. “Te digo que debes casarte con Fabiana, ¡tienes que casarte y tener hijos inmediatamente! Ya tienes treinta años
y no tienes descendencia, diriges el Grupo Suárez, si no tienes descendencia, ¿quién lo heredará? ¿Has pensado en eso?”
Rodrigo respondió con mirada fría. “La familia Suárez no se reduce a mí, si yo no tengo hijos, otros los tendrán, la empresa no carece de herederos. Te lo repito, no me casaré.”
La firme actitud de Rodrigo enfureció a Celeste, quien estrelló una taza de café y señaló su nariz diciendo: “¡Maldito mocoso, cállate! Te digo que te casarás sí o sí, ¡quieras o no! ¡De lo contrario, yo…!”
“¡Basta ya!”
Apoyado en su bastón, Eric salió temblando, con el rostro lleno de ira. “¿Todavía tienes el descaro de pedirle a Rodrigo que se case? ¡Mira a la persona que escogiste, a una actriz de dudosa reputación! ¿Con qué derecho le exiges a Rodrigo que se case con ella?”
Eric también deseaba que Rodrigo se casara y tuviera hijos pronto, pero bajo ninguna circunstancia quería que Fabiana entrara en su familia. Si se trataba de esa mujer, prefería que
no se casara.
“¡Suegro! ¿Cómo puedes decir eso?” Celeste estaba alterada. “¿Qué hay de malo con Fabiana? Es una estrella, es atractiva y gana bien, no deberías tener prejuicios contra esa profesión.”
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“Tengo prejuicios contra esa profesión.” Eric golpeó el suelo con su bastón.
No solo tenía prejuicios contra esa profesión, también los tenía con todas las mujeres atractivas. Su hijo mayor, Basilio, se rodeaba constantemente de mujeres así, lo cual le disgustaba profundamente, por eso prefería a alguien de apariencia común, pero de buen carácter y con capacidad para llevar un hogar. Por eso, en aquel entonces, le gustaba tanto Adriana, incluso antes de que recuperara su belleza.
Y cuando Adriana recuperó su belleza, no tenía prejuicios contra ella, porque ya había desarrollado un profundo afecto por ella y sabía qué tan buena persona era.
“Te lo digo, en todos estos años no te has ocupado de Rodrigo, así que su matrimonio no es asunto tuyo, cancela ese compromiso.” Eric mantuvo su postura con firmeza.
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