Capítulo 429
“¿No había rechazado esa propuesta ya?”
Adriana le lanzó una mirada fulminante: “Eres un chico joven y soltero, ¿por qué quieres tener un hijo de repente? ¿Cómo vas a manejar eso en el futuro?”
“No quiero casarme. Mira en el mundo del entretenimiento, ¿dónde hay amor verdadero? De cada diez parejas casadas, si dos permanecen juntos y no se divorcian, ya es un milagro; básicamente, todos terminan separándose. Cuando entré en este mundo, sabía que sería difícil tener un matrimonio de verdad, a menos que me casara con alguien fuera de este ambiente.”
Al decir la última frase, Iván miró a Adriana con intención, pero ella estaba absorta en su teléfono y no notó esa mirada.
Adriana tecleó rápidamente, respondió un mensaje y levantó la vista para decir: “Entonces no busques a alguien de este ambiente, hay mucha gente afuera.”
“Además, deberías poder conocer a bastantes personas fuera de este medio, y tampoco es necesario casarse, si no te casas, puedes seguir soltero.”
“Sí, quiero estar soltero, pero mi familia no está de acuerdo. Así que, ¿qué te parece un matrimonio de conveniencia conmigo? Luego, decimos que tu bebé es mío. Y no te preocupes por Vicente, recuerda que de pequeño, solía ir a tu casa, tu padre no tiene nada en contra mía, y si alguna vez tiene la idea de colaborar con la empresa de la familia Ramos, no hay problema. Vicente puede ser una persona difícil, pero es bueno en los negocios, si hay algún buen proyecto, no estaría mal colaborar.”
Iván habló mucho, pero Adriana no se dejó convencer, porque sabía que él solo quería ayudarla para que no tuviera que criar a su hijo sola y enfrentar los juicios de la gente, pero realmente no lo necesitaba.
Además, Iván apenas tenía veinte y tantos años, aunque no quisiera casarse por el momento, ¿qué pasaría si un día encontrara a la chica de sus sueños? ¿Qué haría entonces? Ella simplemente sonrió y negó con la cabeza.
Al ver su obstinación, Iván suspiró. “Por cierto, ¿qué piensas de Rodrigo?”
Escuchar el nombre de Rodrigo le bajó un poco el ánimo a Adriana, pero no lo mostró y respondió casualmente: “Nada especial, después de todo, no tenemos ninguna relación ahora. Si volvemos a tener contacto, probablemente sea por el abuelo.”
Desde sus días de estudiante, Adriana había estado enamorada de Rodrigo, fueron ocho largos años en los que él había sido una parte importante de su vida, algo imposible de olvidar, y hasta ahora, Rodrigo seguía influyendo en ella porque aún no podía olvidarlo por completo, aunque creía que algún día lo lograría.
Dándose cuenta de que Adriana no quería hablar más del tema, Iván no insistió, le dio una palmadita en el hombro y dijo: “Vamos a dar un paseo, hace tiempo que no salimos a
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caminar.”
Adriana e Iván caminaron alrededor de media hora y al regresar, notaron que la atmósfera entre Cecilia y Noé había cambiado.
Noé ya no estaba tan tímido y distante; ahora era más juguetón con Cecilia, la cual había pasado de ser una joven mandona, a una chica tímida, sonrojándose y riendo cuando Noé la
hacía reír.
Adriana no sabía si Cecilia y Noé llegarían a tener algo serio, pero ver a su amiga feliz la tranquilizó un poco.
Esa noche, Adriana recogió sus cosas, revisó su agenda y condujo hasta la casa de la familia Suárez para despedirse de Eric.
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