Capítulo 451
En ese momento, en la casa de la familia Suárez, Celeste escuchó las noticias que le traían sus subordinados, se sintió tan enfurecida que lanzó su celular contra la pared.
“Ustedes fueron los primeros en entrar al bosque y aun así, ¿dejaron que Rodrigo la encontrara primero? ¿Qué demonios estaban haciendo?”
El hombre de las gafas de sol y el de traje estaban a su lado. El primero tenía una venda en un ojo y aún quedaban manchas de sangre en su rostro, mientras que el segundo estaba cubierto de tierra. Ambos mantenían la cabeza baja, temerosos de responderle.
Al no recibir respuesta, Celeste arrojó varias tazas al suelo, incapaz de calmar su furia.
Pensó que ese día podría deshacerse de Adriana, y que esa pequeña molestia desaparecería del mundo, de modo que Rodrigo se casaría con Fabiana sin objeciones.
Sin embargo, Adriana había sido rescatada, y nada menos que por su hijo en persona; eso podía fortalecer su relación, ¿qué debía hacer ahora?
“No se preocupe, señora, tal vez pueda intentarlo de nuevo en otra oportunidad.” Murmuró el hombre de las gafas de sol.
Jamás imaginó que, siendo un hombre de casi dos metros, sería burlado por una chica indefensa. Si alguien más se enteraba, su reputación estaría en juego, así que realmente quería secuestrar a Adriana de nuevo, no solo para cumplir con la tarea de Celeste, sino también por su propio prestigio.
Celeste respondió: “Déjalo, esperen mis instrucciones.”
Después de ese secuestro, Adriana seguramente estaría más alerta al salir, y quién sabe si se presentaría otra oportunidad como la que tuvieron. Necesitaba evaluar la situación antes de
actuar.
Los dos guardaespaldas entendieron eso y se miraron, sin atreverse a decir más.
Jna vez que los guardaespaldas se retiraron, Fabiana se acercó a Celeste y le preguntó en voz Daja: “¿Sra. Celeste, lo de Adriana fue obra suya?”
Celeste había traído a Fabiana para reunirse con los guardaespaldas, porque como estaban en el mismo barco, sabía que guardaría el secreto y no tenía necesidad de ocultarlo.
Celeste asintió: “Sí, pero no tuvo éxito. ¿Quién habría imaginado que mis hombres serían tan ncompetentes?”
Fabiana también sintió cierta decepción, ¡qué maravilloso habría sido si Adriana hubiera desaparecido ese día!
Sin embargo, decidió no opinar. En asuntos como ese, lo mejor era dejar que Celeste tomara la próxima decisión.
20:49
Capítulo 451
Al día siguiente, Adriana despertó en la cama del hospital, y lo primero que vino a su mente fue el secuestro del día anterior. Se incorporó lentamente, tomó un vaso de agua templada que la enfermera había dejado en la mesita de noche, y al recordar lo sucedido, sintió miedo.
En ese momento, la enfermera llegó para cambiarle las vendas, y una vez terminado, Cecilia e Iván entraron con el desayuno. Entonces, los tres comenzaron a comer.
Cecilia había pasado la noche en el hospital, y aunque Iván no se quedó, llegó temprano esa mañana y fue a comprar el desayuno con Cecilia antes de entrar en la habitación.
“Afuera hay un puesto de empanadas, así que compré algunas, comamos mientras están calientes.”
A Adriana le encantaban las empanadas, por lo que ambos compraron el desayuno que a ella le gustaba.
Ella asintió y los tres comenzaron a desayunar, discutiendo quién podría estar detrás del secuestro. Adriana no tenía muchos enemigos, de hecho, se podían contar con los dedos de una mano. Finalmente, identificaron a cuatro personas: Bárbara, Camila, Valeria y Celeste.
Adriana creía que todas tenían motivos para perjudicarla, aunque era posible que Bárbara y Camila estuvieran trabajando juntas, o tal vez Bárbara y Valeria. De cualquier manera, era probable que el culpable estuviera entre esas cuatro personas.