Capítulo 472
Adriana rápidamente le dijo a la agente: “Tengo un asunto que atender, gracias por mostrarme la casa, me voy.”
La agente no sabia qué urgencia tenía Adriana, pero en ese negocio todos eran astutos. Al escucharla, no hizo más preguntas y sin mirar alrededor, se fue apresuradamente.
En ese momento, Celeste se le acercó, con ojos llenos de ira, le preguntó: “¿Cómo te atreves a aparecer ante mí, pequeña descarada?”
La miraba con odio, pero no sabía que en ese momento, Adriana la odiaba aún más.
Adriana agarró la muñeca de Celeste y, bajo su mirada sorprendida, la llevó a un callejón al lado de la casa. Luego la empujó contra la pared con un fuerte golpe, mirándola fijamente con un odio profundo.
A pesar de que al golpearse la espalda contra la pared, Celeste sintiendo un dolor agudo, no pudo pronunciar palabra alguna, solo miró a Adriana con incredulidad.
¿Qué estaba haciendo? ¡La había arrastrado a ese callejón y la trataba con tanta rudeza!
Ella, siendo la señora Suárez, siempre había sido tratada con respeto y nunca la habían tratado así. Sus ojos se encendieron, y gritó con furia: “¿Cómo te atreves a tratarme así? ¡Pequeña descarada…!”
Un sonido cortante la interrumpió.
Adriana sacó una navaja de resorte de su bolso y la pasó rápidamente por la pared. El sonido agudo del metal contra la pared hizo que el corazón de Celeste diera un vuelco. La hoja brillante estaba peligrosamente cerca de su mejilla, mientras Adriana, llena de ira, la miraba con una amenaza palpable.
Aunque era pleno día, la mujer sintió un miedo inexplicable ante esa joven que era veinte años menor que ella.
“Celeste, ya sé que fuiste tú quien me secuestró, no creas que olvidaré lo que hiciste.” Dijo Adriana, pronunciando cada palabra con cuidado.
La verdad era que la diferencia en sus posiciones era enorme, aunque ella sabía que Celeste la había perjudicado, no podía hacer mucho. Pero esa mujer siempre había sido de las que intimidaba a los débiles, por lo que Adriana tenía que amenazarla adecuadamente, para que se diera cuanta que no era fácil de intimidar, de lo contrario, enfrentaría un acoso aún peor.
Efectivamente, Celeste se quedó paralizada un momento, pero su ira no tardó en regresar con fuerza. Apretó los puños y gritó: “¡No te atreverías!”
Esa descarada de Adriana, nunca le había mostrado respeto, y ahora incluso la amenazaba, su ira era incontrolable.
Con una mirada oscura, Adriana bajó la voz y dijo: “A ver si me atrevo o no.”
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Capitulo 472
Celeste era una mujer loca que incluso había golpeado a su propio hijo brutalmente, así que no esperaba que tuviera un cambio de corazón. Solo podía mostrarse firme ante esa mujer, para que no pensara que podía intimidarla a su antojo.
Los ojos de Celeste se oscurecieron aún más, aunque Adriana la había asustado, fue solo por un instante. Pronto se dio cuenta de que no era más que una joven sin el respaldo que ella tenía, que probablemente solo la estaba asustando con el cuchillo.
Con eso en mente, Celeste apartó la navaja de Adriana y, con un tono amenazante, replicó: “Esta vez te has librado, pero no creas que siempre tendrás tanta suerte. ¡Ten cuidado la próxima vez que camines por la calle!”
Dicho eso, Celeste se marchó con altivez.
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