Capítulo 493
Celeste estaba en la cúspide de su arrogancia y con una mano en la cintura, dijo: “Si realmente quieres detenerme, será mejor que lo hagas completamente: enciérrame, limita mis
transacciones bancarias, no me des dinero, o incluso mátame y ya.
Te lo advierto, a menos que me límites de esa manera, siempre encontraré la forma de acabar con Adriana. Quizá si me envías al extranjero… no, ni siquiera enviándome a la Antártida servirá, porque con la comunicación tan avanzada hoy en día, manipular asuntos en el país desde el extranjero, es fácil.
Así que piensalo: me encierras, me matas, o te casas con Fabiana. Si no quieres hacer ninguna de esas cosas, entonces espera a recoger el cadáver de esa pequeña desgraciada.”
El rostro de Rodrigo se retorcía con la rabia, sus manos estaban apretadas con tanta fuerza que crujían, mostrando claramente el nivel de su ira.
Al verlo así, Celeste no sintió ni una pizca de compasión. En cambio, un gran sentido de satisfacción inundó su interior. Aunque de niño Rodrigo tenía sus propias ideas, siempre escuchaba lo que Celeste decía y la respetaba mucho.
Sin embargo, con el tiempo, se volvió cada vez más incontrolable. Ese chico tenía demasiado carácter, no la respetaba como una madre, y menudo, la hacía enojar terriblemente. Pero al mismo tiempo, tener un hijo tan sobresaliente como Rodrigo la llenaba de orgullo, por lo que sus sentimientos hacia él siempre eran tan contradictorios.
En ese momento, la imagen de Adriana apareció de nuevo en su mente y sus ojos se llenaron de una dureza feroz. Esa pequeña desgraciada era realmente hermosa. En lo más profundo de su corazón, una vaga idea surgió: odiaba tanto a Adriana no solo porque siempre la desafiaba, sino también porque Basilio, ese viejo desgraciado, miraba a Adriana de manera inapropiada. Esa pequeña desgraciada había capturado a los dos hombres más importantes de su vida con su cara bonita. ¿Cómo no iba a estar furiosa?
No, tenía que estarlo, por lo que era justo que tomara medidas contra Adriana. Con ese pensamiento, se sintió aún más justificada, y miró a su hijo con una determinación brillante en su mirada.
Con un estruendo, Rodrigo derribó el estante más cercano, haciendo que los objetos cayeran y se rompieran en pedazos por todo el suelo.
Celeste se quedó petrificada, abriendo los ojos lentamente, incapaz de creerlo: “¿Te atreves a romper mis cosas? Eres un hijo desobediente.”
Rodrigo no era conocido por tener buen temperamento, pero era la primera vez en años, que mostraba tal violencia. Con una mirada llena de odio hacia Celeste, salió de la habitación dando un portazo.
Celeste estaba furiosa. ¿Qué estaba pensando Rodrigo, mostrándole esa actitud?
Sin embargo, al recordar todo lo que había dicho antes, y que él no la había contradicho,
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entendió que había tomado sus palabras en serio. Siendo así, esperaría buenas noticias. Rodrigo seguramente aceptaría casarse con Fabiana. Y si no lo hacía pronto, entonces se movería oficialmente contra Adriana.
En esos días, la vida de Adriana había sido relativamente tranquila, pero esa noche escuchó un rumor: Celeste planeaba organizar una gran fiesta en un hotel de cinco estrellas en el centro de la ciudad, convocando a las figuras prominentes de todos los sectores en Solara para anunciar una notícia: El matrimonio de su hijo con la famosa actriz, Fabiana,
Ese anuncio causó un gran revuelo en los círculos de élite de Solara, ya que la posición de Rodrigo era, sin duda, de gran nobleza e importancia.