Capítulo 51
Al verlos, Cecilia frunció el ceño y se levantó de un salto, como si estuviera a punto de ir a enfrentarse con ellos.
Adriana reaccionó de inmediato y la agarró de la manga y murmuró: “Ceci, no lo hagas. Si quieren venir, que vengan. No les hagamos caso.”
“Pero aquí hay mucha gente que sabe de tu relación con Rodrigo.”
El rostro de Cecilia se ensombreció.
“Fuera, podría pasar, pero aquí… aquí estamos rodeadas por la élite de Solara. Muchos de ellos asistieron a tu boda con Rodrigo.”
Adriana lo entendía perfectamente, así que apretó los puños, obligándose a no prestar atención a las miradas llenas de burla que sentía clavadas en su piel.
“No importa. ¿Qué más da si hablan? Han estado hablando durante tres años. Ya soy inmune.”
Adriana no era que no sufriéra, era que había sufrido tantas veces que su corazón ya estaba
adormecido.
Además, estaba a punto de divorciarse de Rodrigo. Mejor evitar problemas innecesarios.
Cecilia suspiró y se sentó junto a Adriana. Pero en el momento en que se levantó, Fabiana la notó, y luego su mirada se fijó en Adriana.
Poco después, comenzó la subasta.
Esta subasta era el centro de atención, y Fabiana era una figura destacada.
Le había pedido a Rodrigo que adquiriera pocas cosas para ella, solo cuatro, pero cada una era
un auténtico tesoro invaluable.
Una de ellas era un raro diamante rosa. En el momento en que lo adquirieron, las personas alrededor comenzaron a felicitarles efusivamente y preguntaron si lo convertirían en un anillo de compromiso y si se casarían.
Fabiana y Rodrigo no se molestaron en negar directamente aquellas preguntas, por lo que aquellos que buscaban quedar bien los felicitaron anticipadamente por su matrimonio.
Ante esas felicitaciones, Rodrigo mantenía un rostro sereno, pero no negaba nada, lo cual enfureció a Cecilia.
Al finalizar, Cecilia estaba tan furiosa que, de no ser ilegal golpear a una persona, habría corrido a darles una paliza a Rodrigo y Fabiana.
“¡Estoy furiosa! ¡Furiosa! ¡Furiosa!”
Al salir, Cecilia finalmente no se contuvo y dijo entre dientes.
“¡Esa pareja es despreciable! Dejan que la gente los felicite y lo aceptan. ¡Qué descaro…!”
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Capitulo 51
“Srta. Noriega, Srta. Lández.”
En ese momento, Rodrigo y Fabiana se acercaron en dirección opuesta, y los cuatro se encontraron en el estrecho pasillo. Cecilia, al verlos frente a ella, se calló al instante, mirando fijamente a Fabiana.
Fabiana acababa de adquirir cuatro joyas de valor incalculable y había sido objeto de halagos. Estaba en su mejor momento.
Sonrió y dijo: “¿Ustedes también vinieron a la subasta? ¿Qué fue lo que compraron?”
Mientras hablaba, seguía aferrada al brazo de Rodrigo, como si fuera su esposo y no el de otra.
“No compramos nada.”
La voz de Adriana sonaba algo apagada. Mantuvo la mirada baja, sin observar a Fabiana.
Estaba pensando si dar media vuelta con Cecilia y tomar otro camino, o hacerse a un lado para dejar pasar a Fabiana y Rodrigo o pedirles que les dejaran el paso.
El pasillo era tan estrecho que no había forma de que los cuatro pasaran al mismo tiempo.
Fabiana, sin embargo, parecía no tener ese problema. Después de todo, acababa de adquirir varias joyas valoradas en millones, y cada vez que ganaba una pieza, Rodrigo no se oponía, incluso le ayudaba a subir el precio, lo que indicaba que la tensión entre ellos se había disipado en los últimos días.
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