Capítulo 51 El hábito nocturno de Javier
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Después de que Javier agarrara la mano de Isabel, se acomodó, sujetándola firmemente. Isabel intentó liberar su mano, pero cada vez que tiraba, el agarre de Javier se hacía más fuerte. Ahora se encontraba atrapada, incapaz de moverse lo más mínimo. Después de dar algunas vueltas en la cama, Isabel soltó un bostezo y cerró los ojos, sumiéndose en un sueño profundo y tranquilo antes de darse cuenta.
A la mañana siguiente, Javier fue el primero en despertarse. Al abrir los ojos, vio a Isabel cómodamente acurrucada en sus brazos, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. «Había acertado; aquella mujercita era la solución que, sin saberlo, necesitaba. Mientras la tuviera cerca, la preocupación de las noches en vela desaparecería», pensó.
Justo entonces, Samuel salió de su habitación rodando con su silla de ruedas y vio la puerta de Isabel abriéndose de par en par, con Javier saliendo.
-Javier, ¿por qué…?–Samuel se quedó mirando con incredulidad.
Javier frunció el ceño y levantó un dedo para silenciarlo.
-¿Por qué estabas en la habitación de Isabel? —preguntó Samuel en voz baja.
-No podía dormir–respondió Javier mientras miraba hacia la puerta cerrada y juraba en silencio que aquello se convertiría en un hábito nocturno.
“¿Qué quería decir con ‘no podia dormir? ¿Por qué iba a la habitación de Isabel si no podía dormir?», se preguntó Samuel,
Justo cuando estaba a punto de presionar para obtener más respuestas, Leo apareció en escena.
-Jefe, hay un problema en el departamento de marketing.
-De acuerdo, yo me encargo–Javier se cambió rápidamente de camisa y siguió a Leo a la salida.
Poco después de que Javier se fuera, Isabel se despertó. Miró a su alrededor, dándose cuenta de que él se había ido. Si no fuera por las huellas dejadas en las sábanas, podría haber pensado que la noche anterior había sido un sueño.
Justo en ese momento, su estómago protestó con un fuerte gruñido, exigiendo comida. Tras un rápido aseo, Isabel bajó al comedor. Al entrar, notó que Samuel la observaba con una expresión extraña.
«¿Se habrá dado cuenta de lo que hice con la medicina?», ese pensamiento parpadeó en su mente, pero lo descartó rápidamente. «Incluso un médico experimentado podría pasar por alto mis pequeños ajustes; si alguien como Samuel, que no tiene conocimientos médicos, se las arreglara para darse cuenta, mi título de ‘Sanadora Milagrosa‘ no significaría nada.
-¿Tengo algo en la cara? -Isabel no pudo evitar preguntar, rompiendo el silencio.
-¿Te acostaste con Javier anoche? -soltó Samuel sin poder contenerse.
Isabel enarcó una ceja.
-Qué interesante; estaba a punto de preguntarte: ¿tiene Javier problemas de sonambulismo?
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Capítulo 51 El hábito nocturno de Javier
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Samuel la miró confundido; solo sabía que Javier luchaba contra el insomnio. «¿Sonambulismo? ¿Cómo es posible? ¿Por qué Isabel pregunta por ello?»
-Estaba durmiendo plácidamente cuando Javier irrumpió en mi habitación y se metió en la cama conmigo, actuando completamente quieto como un tronco. Eso es un comportamiento sonámbulo de
manual–continuó ella.
Samuel se quedó con la boca abierta al recordar lo que Javier le había dicho antes. «Dijo que no podía dormir. No le había entendido en ese momento, pero al oír lo que Isabel dijo, todo encajó de repente. Javier había ido a la habitación de Isabel porque no encontraba descanso en ningún otro sitio. Meterse en su cama era la única forma de relajarse por fin.
Pero lo que desconcertaba a Samuel era por qué Javier, que tenía problemas de sueño tan graves, solo encontraba consuelo en presencia de Isabel. ¿Es posible que…?» Los ojos de Samuel se entrecerraron con hostilidad mientras dirigía su penetrante mirada a Isabel.
Justo cuando Isabel estaba a punto de tomar un sorbo de su leche, sintió que se congelaba bajo su mirada hostil.
-¿Cuál es tu problema? -preguntó ella.
-¿Cuál es mi problema? Tienes que decir la verdad: utilizaste tus conocimientos médicos para dormir a Javier en cuanto entró en tu habitación? ¿Cómo puede un tipo como él, que sufre de insomnio severo, lograr dormirse tan fácilmente a tu lado?!
Isabel se quedó sorprendida por la dura acusación de Samuel.
-Javier tiene insomnio? -preguntó, recordando lo cómodamente que la había abrazado la noche anterior, prácticamente fundiéndose en su abrazo. Y estaba aquella otra ocasión en la que se había aferrado a ella como un salvavidas, durmiendo plácidamente. «¿Y dice que Javier tiene insomnio?>>
-¡Deja de eludir la pregunta! Javier lleva años luchando contra serios problemas de sueño. Ha consultado a innumerables médicos, pero nada le ha ayudado. Ningún medicamento le hace efecto. Incluso intentó terapia, y la hipnosis fue inútil. Ahora solo puede dormir en su habitación. Con tus habilidades médicas únicas, ¿quién creeria que no estás involucrada en esto?
La mera idea de que Isabel estuviera haciendo algo cuestionable con Javier provocó escalofríos en Samuel.
-¡PM! Jajaja! -Isabel estalló en carcajadas, agarrándose el estómago.
-¿Te ries porque eres culpable? -Samuel entrecerró los ojos, aún escéptico.
-Oh, no puedo con esto; es demasiado hilarante -Isabel se enjugó una lágrima de risa-. Estás diciendo que Javier tiene serios problemas de sueño y que los medicamentos y la hipnosis no funcionan. ¿Estás sugiriendo que yo lo arreglé de alguna manera? Déjame que te lo diga: Eso no es medicina; ieso es magia! Definitivamente carezco de ese tipo de habilidades.
—¡Deja de esquivar la pregunta! Admítelo. ¿Lo pusiste a dormir anoche, e hiciste algo más? —La ansiedad de Samuel no hizo más que aumentar.
Isabel puso los ojos en blanco.
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Capítulo 51 El hábito nocturno de Javier
lanzado un hechizo para mantenerlo en mi cama! En vez de eso, tuve que sentarme a ver cómo se llevaban a mi ex en mi propia boda.
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Por un momento, Samuel se quedó sin palabras. Había hecho los deberes sobre Isabel. Ella y Conrado habían sido amigos de la infancia, y su vínculo había sido fuerte mucho antes de que Eva entrara en escena. Si no fuera así, su relación no se habría basado únicamente en un matrimonio concertado.
Recordó cómo, en el octavo cumpleaños invernal de Isabel y Conrado, este se había caído a un río cubierto de hielo fino. Sin saber nadar, se habría ahogado si Isabel no se hubiera tirado sin pensárselo dos veces para salvarlo. Además, Isabel había donado sangre voluntariamente para Eva más de una vez por Conrado. Incluso conociendo la naturaleza de su relación, siempre había estado de acuerdo cuando Conrado venía a pedir ayuda.
Isabel había tratado a Conrado como si fuera todo su mundo. Si de verdad tenía la capacidad de hacer que un hombre durmiera profundamente, ¿cómo había podido acabar en semejante aprieto? Con esto en mente, la expresión de Samuel se suavizó con simpatía por Isabel. También sintió una punzada de fastidio, ipensando en lo tonta que era!
-Por cierto, eres consciente de que Conrado y esa mujer se van a casar, ¿verdad? -Samuel cambió de tema, observando atentamente la respuesta de Isabel.
-Sí–respondió Isabel con frialdad, mostrando poca emoción.
¿Se ha rendido por completo?», se preguntó Samuel.
-¿No piensas hacer nada al respecto? -preguntó con cautela.
-Por supuesto, lo tengo todo pensado. Cuando llegue el día, me voy a colar en la boda.
