Capítulo 410
Pero esta preocupación estaba lejos de lo que Iván realmente anhelaba. Gustavo se acercó a ella y le quitó el cigarro de la mano con suavidad, llevándoselo a los labios mientras sus miradas se encontraban en un silencioso entendimiento. La relación entre él e Irene había florecido sobre cimientos complejos, pero innegablemente sólidos; se valoraban mutuamente con una profundidad que trascendía las convenciones. A Irene no le importaba el pasado de él, y a Gustavo no le interesaba hurgar en las heridas anteriores de ella; existía entre ambos un respeto mutuo que pocos comprendían.
Si el matrimonio pudiera compararse con la administración de una empresa, sin duda serían socios excepcionales, aunque quizás les faltara ese fuego arrebatador que algunos consideran esencial. Pero la pasión es una llama que inevitablemente se extingue con el tiempo. Al final, en la travesía matrimonial, dos personas terminan convirtiéndose en familia, exactamente como ellos se comportaban ahora.
Gustavo inhaló el humo del cigarro y frunció ligeramente el ceño; el tabaco resultaba demasiado áspero para su gusto.
Cuando Iván llegó al piso inferior, su corazón aún martilleaba contra su pecho con violencia. Se deslizó en el asiento de su automóvil cuando su celular comenzó a vibrar insistentemente; era su padre.
-¿Es cierto que has estado molestando a tu hermana últimamente?
Nadie en la familia Moreno sospechaba que habían compartido intimidad, solo percibían vagamente el interés excesivo de Iván hacia Irene. El hecho de que ella se hubiera alejado voluntariamente de la familia les había proporcionado un inmenso alivio.
Iván encendió el motor, tragándose la amargura que ascendía desde su pecho.
-¿Quién te dijo eso? ¿De dónde sacaste esa información?
-Me lo contó un socio durante una junta hoy. Dicen que has estado arruinando varios
contratos de tu hermana.
“Siempre metiéndose donde no los llaman“, pensó Iván con rabia.
Se frotó los ojos irritados y, al mirarse en el espejo retrovisor, comprobó que seguían enrojecidos.
-Papá, no les hagas caso. Ya sabes cómo me evita mi hermana ahora. Todo por esos chismes que han causado tantos problemas en nuestra familia.
Luis Moreno exhaló pesadamente. Los rumores podían ser destructivos; si continuaban propagándose, toda la familia Moreno podría quedar marcada por haber criado a una nuera adoptiva. Cuando Irene decidió marcharse, tanto él como su esposa permanecieron callados. Siempre habían tratado bien a esa hija adoptiva, pero al final eligieron a Iván, su hijo biológico.
-Siempre has estado muy apegado a tu hermana, desde niño.
1/2
Capitulo 410
Al escuchar esas palabras, Iván sintió una punzada en el pecho y, tras unos segundos en silencio, bajó la mirada.
-El mes que viene es Navidad, ¿no la vas a invitar a cenar en casa?
Si ella volvía a casa para la cena familiar, inevitablemente se encontrarían. No existía posibilidad de que simplemente escapara al extranjero.
Luis consultó el calendario con gesto pensativo.
-Le voy a llamar. Y tú también deberías madurar ya y dejar de hacer cosas que la incomoden. Si no fueras tan pegajoso con ella, no habría tantos rumores que la obligaran a mudarse.
Iván guardó silencio. No había logrado ocultar sus sentimientos, creyendo ingenuamente que haber compartido intimidad significaría un vínculo eterno, que la identidad de ambos quedaría transformada para siempre. Por eso exhibió sus emociones sin reservas, empujándola involuntariamente cada vez más lejos.
-Papá, lo entiendo. No me siento tranquilo con ella viviendo sola. Dile a mamá que la llame más seguido. Por cierto, el cumpleaños de mamá es este mes; recuérdale a mi hermana que venga. Siempre le preparaba regalos especiales.
Luis soltó una risa suave.
-No hace falta que nos lo recuerdes. Tu mamá ya la llamó. Irene vendrá a cenar.
Iván respiró aliviado. La vería este mes, y también el próximo, y como Irene no traería a Gustavo a las reuniones familiares, él tendría tiempo suficiente para reconquistarla.
212