Capítulo 467
El hombre con aspecto de doctor se inclinó junto a la cama, cubriendo a Anaís con la manta, y se preparaba para cargarla en sus brazos.
Raúl, en ese instante, dio un paso adelante -¿Cómo puedo saber que no me estás engañando? ¿Cómo demuestras que eres amigo de mi hermana?
El doctor levantó una ceja y esbozó una ligera sonrisa -Llama al novio de tu hermana desde su teléfono y lo sabrás, pero la situación de la señorita Villagra no puede esperar.
Raúl no quería llamar al novio de Anaís, su expresión se oscureció -Voy a ir contigo.
El hombre, que había sido bastante amable hasta entonces, mostró una mirada afilada -Eso no va a ser posible.
-¿Por qué no?
Raúl se puso alerta de inmediato, extendiendo los brazos como una gallina protectora frente a Anaís.
-Si no me dejas ir contigo, no me moveré de aquí.
El hombre frunció el ceño y se apartó un poco para hacer una llamada. Del otro lado de la línea hubo un largo silencio antes de que alguien dijera algo.
Para Raúl, este hombre con bata blanca parecía bastante sospechoso, incluso hablaba en voz baja para que no escuchara.
Parecía que el doctor había recibido una noticia impactante, pues una expresión de sorpresa cruzó su rostro antes de elevar ligeramente el tono de voz.
-¿Estás seguro de que quieres hacer esto?
Raúl no tenía idea de con quién hablaba el doctor, pero quien estuviera del otro lado debió decir algo, porque el hombre suspiró.
-Está bien, espero que esto no se convierta en el motivo de sus discusiones futuras.
Tras colgar, el hombre se acercó a Raúl -Puedes ir, pero solo podrás esperar afuera del hospital.
Raúl, sin querer que Anaís sufriera más, cedió y asintió.
El hombre se dispuso a levantar a Anaís, pero Raúl fue más rápido y la cargó él mismo.
Aunque Anaís estaba cubierta con la manta, aún llevaba una toalla debajo. Nadie sabía cuáles eran las verdaderas intenciones de ese hombre.
El hombre se sorprendió por la actitud protectora de Raúl. ¿No se decía que la relación entre estos hermanos no era buena?
Sin embargo, no dijo nada y se hizo a un lado con un gesto de invitación.
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Capítulo 467
Mientras Raúl bajaba las escaleras con Anaís en brazos, Lucía lo alcanzó.
-Raúl, ¿por qué no quieres escucharme? Cuando estábamos allá, siempre me hacías caso.
Raúl siguió caminando sin detenerse, dejando solo una respuesta -Hablamos de lo tuyo cuando regrese.
Lucía se sintió aún más herida. Siempre que Anaís estaba presente, todo lo que hacía parecía
incorrecto.
Mientras Anaís estuviera cerca, el corazón de Raúl siempre estaría inclinado hacia ella.
Lucía llamó a Fabiana para pedir consejo, pero al escuchar lo que había hecho, Fabiana explotó.
-¡Eres una tonta! Lo que más le importa a Raúl ahora es su hermana, ¿y tú le echas agua? ¿Acaso crees que con un hijo ya lo tienes asegurado? ¿No temes que un día Raúl te pida que lo
abortes?
Lucía sonrió con desdén, segura de sí misma.
-¿Abortar? Fabiana, no eres tan lista como crees. Raúl hace caso a su padre, y su padre le enseñó a responsabilizarse de las mujeres. Además, él es demasiado noble para hacer algo
así.
Fabiana se enfureció, sintiendo que había cometido un error al confiar en Lucía para este trabajo.
Lucía, criada en un hogar donde se valoraba más a los varones, no había logrado liberarse de esa mentalidad, creyendo que un hijo le daría estatus.
Fabiana apretó los dientes, consciente de que Lucía se dirigía al desastre, y decidió que debía encontrar una forma de desvincularse de todo esto.
Después de colgar, Lucía se sintió aún más molesta.
Bajó y al ver a los empleados limpiando, explotó.
-¿También me despreciarán ustedes? ¡Lárguense, fuera de aquí!
Todos se asustaron y se marcharon rápidamente.
Lucía, con los ojos enrojecidos, se sentó en la sala a esperar a Raúl.
Entretanto, Raúl colocaba a Anaís en el carro, dispuesto a subir él también, pero el hombre señaló otro vehículo.
-Señor Villagra, viaje en aquel. Este está muy lleno.
Raúl, enfadado, insistió en subir, pero el hombre cerró la puerta de golpe y lo miró con firmeza.
Antes de que Raúl pudiera protestar, el hombre subió al asiento del conductor y se llevó el
carro.
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Capítulo 467
Raúl, irritado y con el rostro enrojecido, se dispuso a tomar el otro vehículo, solo para ver cómo también se iba.
Ahí, de pie, tardó unos segundos en darse cuenta de que lo habían engañado.
Enseguida subió a su propio carro para seguirlos, pero ya era tarde, el otro carro había desaparecido.
Se detuvo, apretando el volante, lamentándose por no haber prestado atención al hombre que se llevó a Anaís.