Capítulo 526
La atmósfera en el lugar se volvió un tanto tensa.
Los demás presentes no se atrevían a cuestionar abiertamente, pues no sabían si Efraín realmente caería en desgracia por este asunto. Si se equivocaban al juzgar el momento, podríari terminar perjudicados cuando las cuentas se ajustasen.
Solo Andrés se atrevió a hablar en ese momento.
-Abuelo, la razón por la que no vine a la familia Lobos recientemente es porque Efraín me mantuvo retenido. Si no fuera porque ordenaste que me trajeran aquí a la fuerza, sus hombres no me habrían dejado salir.
Los presentes se miraban entre sí, finalmente comenzando a murmurar.
-Efraín, eso está mal. Andrés, por muy mal que lo haga, sigue siendo tu sobrino. No puedes tratarlo como a un enemigo.
-Sí, después de todo es de la familia. Como mayor, deberías mostrar algo de dignidad.
Andrés soltó una risa sarcástica, viendo que la gente todavía tenía miedo de hablar con dureza. Se levantó de repente, elevando la voz.
-Además, sospecho que lo que le pasó a mi hermano Damián Lobos también tiene que ver con Efraín.
Estas palabras hicieron que el lugar se sumiera en un silencio absoluto.
Cuando Damián falleció, el abuelo ordenó investigar la causa, pero no se encontró nada. Al regresar Andrés del extranjero, comenzó a enfrentarse a Efraín, pero siempre salía perdiendo. Ahora afirmar que Efrain habia causado la muerte de Damián podía significar que tenía pruebas.
Anselmo miró a Andrés, con una ligera expresión de interés.
-¿Tienes pruebas?
Andrés, arrodillado en el suelo, mantuvo una actitud firme.
-Efrain está apurado por enviar a Sofía lejos, ¿no es eso prueba suficiente? Sofía ha estado a su lado durante años, no es cercana a nadie más. ¿Cómo saber si no está involucrada en sus asuntos turbios? Abuelo, si necesitas pruebas, deberías detener a Sofía y hacer que diga si Efraín fue quien planeó la muerte de mi hermano.
Las palabras de Andrés resonaron con fuerza.
Y Andrés había acertado, porque Sofía sabía sobre el asunto de Damián.
La mirada del abuelo se posó sobre Efraín. En todos esos años, Efraín nunca había mostrado otras emociones en la mansión de los Lobos. Esa actitud lo hacía difícil de leer, y el abuelo no
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Capítulo 526
podía discernir lo que realmente pensaba.
El abuelo, que había visto muchas cosas en su vida, no lograba entender a su hijo menor. Frunció el ceño, frotándose las sienes.
-Efraín, ¿enviaste a Sofía al extranjero?
Efraín asintió ligeramente, acariciando su manga con indiferencia.
-Por el bien del nombre de la familia Lobos, me vi obligado a hacerlo.
Apenas terminó de hablar, Andrés se rio.
-Qué noble suena eso, Efraín. Cuando fuiste tú quien soltó la información sobre el origen de Sofía. ¿Ahora pretendes ser el héroe?
-¿Quién dice que fui yo quien lo soltó?
Efraín levantó un poco la mirada, observando a los presentes.
-¿Tienen pruebas?
Con esa simple pregunta, las miradas se cruzaron de nuevo. No, no tenían pruebas.
Andrés, frustrado, se puso de pie, su rostro enrojecido por la ira.
-¡En toda la familia Lobos, solo tú conocías el origen de Sofía! Si no fuiste tú, ¿quién más —¡En podría ser?
-Benjamín lo sabía.
Esas palabras ligeras atrajeron todas las miradas hacia Benjamín.
Benjamín ya estaba sintiéndose incómodo, y al escuchar eso, se sonrojó aún más. Sin embargo, al encontrarse con la mirada de Efraín, toda su energía pareció desvanecerse.
La voz del abuelo fue severa.
-Benjamín, ¿lo sabías?
Sofía había sido traída hace casi veinte años. Incluso si Efraín se lo hubiera dicho a Benjamín, es probable que Benjamín no lo recordara.
Ahora, con el rostro enrojecido, quería afirmar que era una calumnia por parte de Efraín. Pero al intentar recordar, no podía precisar qué le había dicho Efraín en su momento.
Benjamín, siendo el menos notable de la familia Lobos, no podía siquiera articular una palabra. No podían contar con él.
El rostro del abuelo se ensombreció más, y con frustración lanzó su taza al suelo.
Benjamín se arrodilló de inmediato, sintiéndose sumamente humillado.
-Papá, de verdad no puedo recordarlo.
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Capitulo 526
-¡Inútil! ¿De qué sirves?
Era la primera vez que el abuelo perdía los estribos esa noche. Pero todos sabían que, aunque Efraín estuviera inventando, Benjamín tendría que cargar con la culpa.
Desde la perspectiva de Benjamín, él ya estaba acabado. Pero tenía un hijo, Roberto, que dependía de Efraín para sobrevivir. Si Benjamín cometía un error, Roberto también se vería afectado.
Por muy torpe que fuera, comprendía este problema.
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