Capítulo 527
En el salón, nadie se atrevía a hablar. Andrés, de rodillas en el suelo, mostraba una expresión de profunda insatisfacción.
-Abuelo, el tío, ha estado bajo la sombra de Efraín toda su vida, y ahora que Efraín lo culpa injustamente, ¿nuestra familia va a quedarse de brazos cruzados? ¿Eso significa que el destino de la familia Lobos está en manos de Efraín? ¿Puede hacer lo que le plazca, y todos debemos vivir bajo su control?
Las palabras de Andrés resonaban con intensidad, pisoteando el orgullo de todos, incluso el del anciano patriarca.
Andrés estaba decidido esa noche, golpeando su cabeza contra el frío suelo varias veces.
-¡Solo quiero justicia!®
Había un aire tenso en el lugar; algunos estaban contentos, otros preocupados. El padre de Andrés también estaba allí, sentado en silencio. Había perdido a su hijo mayor, y ahora su hijo menor se estaba jugando todo. No podía hacer más que permanecer allí, con el puño cerrado al punto de casi romperse.
Si Efraín no sufría una derrota esa noche, la desgracia recaería sobre ellos.
Andrés seguía golpeando su cabeza en el suelo.
-¡Por favor, abuelo, detenga a Sofía! ¡Ella debe saber muchas cosas!
Los ojos de Anselmo se posaron en Efraín.
-Efraín, ¿qué opinas?
Efraín bajó la mirada.
-Como gusten.
Su respuesta fue tan sencilla que incomodó a los demás, como si todo estuviera bajo su control.
Algunos miembros de la familia Lobos fueron a buscar a Sofía, pero les informaron que ella ya
estaba en un avión.
El equipo del abuelo había llegado tarde.
Cuando Anselmo escuchó la noticia, miró profundamente a Efraín, apretó los labios varias veces antes de hablar con gravedad.
-En quince días, la familia Lobos organizará tu matrimonio. Esta noche anunciaré que las
otras familias deben enviar información sobre mujeres solteras elegibles. Yo mismo elegiré.
Apenas terminó de hablar, Andrés, aún en el suelo, gritó con frustración.
-¡Abuelo!
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Capitulo 527
Las palabras del anciano implicaban que no se investigaría más sobre Sofía, pero Andrés no quería que Efraín tuviera que ver con Anaís. Eso era mucho más importante.
-Basta.
Anselmo se levantó con un aire cansado.
-Todo se resolverá una vez que Efraín se case.
-En cuanto a esa Anaís, es mejor que la alejes. Avisaré a tu madre para que venga.
La señora de la familia Lobos se había retirado hace años, y había prometido no involucrarse más en los asuntos de la familia debido a viejas heridas. Y aunque no había aparecido en todos estos años, tal vez lo haría para la boda de Efraín.
El abuelo subió las escaleras primero, y los demás no se atrevieron a quedarse.
Andrés se levantó con rencor, sus palabras cargadas de resentimiento.
-No entiendo qué acuerdo tiene Efraín con el abuelo, pero después de tantos años, siempre se
inclina hacia él.
No era solo una inclinación, era una preferencia descarada que despertaba los celos de todos.
Efraín no respondió, simplemente hizo un gesto a Lucas para que lo llevara.
Los que quedaron en la sala miraron su espalda con expresiones complicadas.
Lo ocurrido esa noche no había dejado ni un rasguño en Efraín, un mensaje que inquietaba a
todos.
¿Significaba eso que, mientras Efraín no matara a alguien frente al abuelo, él no haría nada?
Efraín subió nuevamente al carro, apoyó una mano en su mejilla y miró por la ventana.
Lucas preguntó:
-Presidente, sobre la boda…
Lo de esta noche no había sido tan simple; el abuelo estaba postergando las cosas para ver si Efraín obedecería y se casaría.
De lo contrario, le ajustaría cuentas después.
Las pestañas de Efraín temblaron ligeramente y preguntó de repente:
-¿Qué crees que está haciendo Anaís en este momento?
Lucas pensó que había oído mal. ¿Qué?
En medio de la tensión en la familia Lobos, con espadas desenvainadas y miradas afiladas, él pensaba en qué estaría haciendo Anaís.
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