Capítulo 528
Anaís estaba arrodillada en la sala, mirando fijamente las noticias en la televisión. El amanecer estaba cerca, pero Efraín aún no regresaba. ¿Acaso el viejo lo había castigado?.
La preocupación la invadía sin motivo aparente. Miraba constantemente hacia la puerta mientras masajeaba sus rodillas entumecidas por estar tanto tiempo en esa posición.
La noticia había estado en transmisión continua desde la medianoche hasta la mañana. Los reporteros no parecían tener nada mejor que hacer, repitiendo una y otra vez el asunto de Jaime, y además, publicando la opinión actual de los internautas sobre la familia Lobos.
La familia Lobos estaba realmente en el ojo del huracán esta vez. Anselmo había dejado su cargo hace años, pero eso no evitaba que llamara la atención.
Anaís suspiró, escuchando el ruido de un motor afuera, y alargó el cuello para ver mejor.
Las luces del carro iluminaron la ventana y se escucharon pasos en la entrada.
Quien abrió la puerta fue Lucas.
Ella cruzó miradas con Lucas y luego miró detrás de él, pero no vio a Efraín.
-Martínez, ¿dónde está el presidente Lobos?
Lucas soltó una risa sarcástica, colgando su abrigo en el perchero cercano.
-Gracias a la señorita Villagra, el presidente tiene que casarse en dos semanas por orden del viejo.
-¿Qué tiene que ver el asunto de Sofía con el matrimonio del presidente Lobos? ¿Anselmo pretende que se case con Sofía?
-Anaís, ¿de qué hablas? -Lucas avanzó con pasos firmes, visiblemente molesto-. ¿No viste las noticias? El presidente divulgó la información sobre la familia Lobos para protegerte, y ahora toda la familia está en el ojo del huracán. El viejo cree que está enamorado de ti y por eso quiere que se case pronto, para que se olvide de esa idea.
Aunque Lucas hablaba en chino, Anaís no entendía ni una palabra.
¿Él enamorado de ella? ¿Efraín? ¿Enamorado?
Estuvo a punto de reírse, pero al ver la seriedad en el rostro de Lucas, se frotó las rodillas
nuevamente.
-Entonces… ¿dices que el presidente Lobos está enamorado de mí?
La sonrisa desapareció de su rostro al recordar todo lo que había pasado entre ella y Efraín.
Le había lastimado la pierna, obligándolo a usar una silla de ruedas, y él nunca lo mencionó. Lo había enfurecido en más de una ocasión, y aun así, siempre salía bien librada. Él la había protegido en varias ocasiones. Todo eso parecía extraño.
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Capítulo 528
Pero en su mente, nunca habían pasado tanto tiempo juntos como para que algo así fuera
cierto.
Frunció el ceño, pensando en la situación actual.
-Dices que el presidente Lobos reveló la información de Sofía para protegerme. ¿Eso no le traerá problemas con Anselmo?…
Se detuvo al darse cuenta de que Efraín ya estaba en problemas. El viejo quería que se casara. Pero su verdadero amor ya no estaba, ¿con quién se casaría?
Lucas dejó escapar otra risita sarcástica.
-A menos que la señorita Villagra quiera preparar todo, tomar el libro de familia y casarse con
el presidente.
-Tengo novio–contestó Anaís con seriedad, levantando la vista hacia él-. Estoy enamorada
de mi novio.
Lucas no respondió, subió las escaleras sin decir más, buscando algo.
Anaís permaneció arrodillada en el salón, observándolo. Al poco tiempo, lo vio bajar con una caja de primeros auxilios bastante grande.
Sintió un nudo en el estómago. Las piernas de Efraín aún no estaban del todo bien. ¿Anselmo lo habría castigado físicamente?
Recordó que Roberto había sido castigado de esa forma antes, con la espalda cubierta de heridas.
-Martínez…
Pero Lucas no le hizo caso.
Anaís intentó levantarse, pero sus rodillas, adoloridas por tanto tiempo arrodillada, le hicieron palidecer de dolor.
Corrió tras él, pero cuando llegó a la puerta, Lucas ya había arrancado el carro.
-¡Martínez!
Quería salir de Bahía de las Palmeras, pero cuando llegó a la puerta, el guardia no la dejó pasar. Lucas le había quitado su celular, así que no tenía cómo contactar a nadie.
Regresó al salón y decidió buscar algo de comer en la nevera para llenar el estómago.
Pensó en pedirle un celular a alguien cuando llegara el personal de servicio, pero esperó hasta el mediodía y no apareció nadie.
En la televisión seguían hablando sobre el asunto de Sofía. Efraín estaba más involucrado de lo que pensaba, y Anselmo, por más que lo quisiera, seguramente había llegado al límite.
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Capitulo 528
Desesperada, fue a pedir prestado un celular al guardia de la puerta, pero él simplemente la miró y cerró la ventana.
Pasó el día comiendo lo que encontraba, esperando… así se quedó en la villa por tres días.
De repente, las noticias cambiaron. Alguien había captado imágenes de Efraín siendo trasladado de emergencia. Las imágenes eran borrosas, pero el carro estacionado frente al hospital era indudablemente el suyo.
El corazón de Anaís se detuvo por un momento.
Pasó una noche más en vela. Recién había salido de la ducha cuando oyó el sonido de un carro afuera.
Rápidamente se puso algo encima y bajó las escaleras. Finalmente, vio a Efraín.
-¡Presidente Lobos!
Efraín lucía pálido, sin reaccionar a su saludo, sentado en su silla de ruedas.
Anaís se agarró el cuello de la bata, siguiéndolo hacia el elevador.
-Presidente Lobos, ¿cómo está su salud?
Él no respondió, con las pestañas bajas, perdido en sus pensamientos.
Aunque siempre había sido reservado, este silencio era difícil de soportar.
Anaís lo siguió de cerca hasta la habitación principal.
-Presidente Lobos…
Antes de que pudiera continuar, él preguntó:
-Si te envío al extranjero ahora, ¿aceptarías?
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