Capitulo 534
Capítulo 534
Hoy, sorprendentemente, no había nadie en la entrada del registro civil.
Fue hasta que el carro se detuvo frente a una de las casas más apartadas que Anais entendió que Efraín había elegido un lugar discreto para obtener la licencia de matrimonio.
Los empleados del registro civil los esperaban adentro, mientras que el sujeto en la entrada no dejaba de sudar, limpiándose la frente con un pañuelo constantemente.
Anaís, al ver que los empleados revisaban sus documentos, no pudo evitar comentar:
-No lo estoy haciendo por voluntad propia.
El empleado que estaba a punto de estampar el sello se detuvo por un breve instante, pero luego continuó como si no hubiera escuchado nada.
Llegó el momento de las fotos, y tanto Anais como Efraín fueron llevados a otra habitación.
Todos los guardaespaldas vestidos de negro se quedaron fuera, y los empleados ni siquiera se atrevían a mirarla.
Cuando el lente de la cámara apuntó hacia ella, Anaís repitió:
-¿No se dan cuenta? No lo estoy haciendo voluntariamente.
El empleado, nervioso, siguió limpiándose la frente y sonrió con torpeza.
-Por favor, miren a la cámara y sonrían. La foto irá en el acta de matrimonio.
Anais no podía sonreír, su rostro permanecía inmutable.
Para su sorpresa, Efraín colaboró inesperadamente, esbozando una ligera sonrisa.
Anaís pensó que quizás estaba imaginando cosas.
Un dolor agudo le atravesó la cabeza, y se frotó las sienes mientras escuchaba una voz resonar en su mente:
“¿Podré casarme con mi hermano algún día?”
“Entonces, hermano, no olvides casarte conmigo.”
“Siempre te querré, hermano.”
El dolor era tan intenso que Anaís no pudo evitar fruncir el ceño, pero fue interrumpida por uno de los empleados:
-Señorita Villagra, sonría, por favor.
Anaís no hizo caso, ni siquiera miró a la cámara.
El empleado echó un vistazo nervioso a Efraín, optando por no decir nada más y fue rápidamente a imprimir las fotos. Cuando el dolor desapareció, Anaís se dio cuenta de que solo quedaban ella y Efraín en la habitación, ya que el empleado había ido a revelar las fotos.
Miró a Efraín, sin entender el motivo de su repentino buen humor. Era algo que se podía percibir a simple vista. -Presidente Lobos, el proceso aún no ha terminado. Si te arrepientes, todavía estás a tiempo. Eres una buena persona, y no quiero que terminemos siendo una pareja infeliz, viéndonos con desprecio.
Apenas terminó de hablar, la ligera curva que formaban los labios de Efraín se desvaneció.
Anaís pensó que sus palabras habían surtido efecto, así que se agachó para mirarlo a los ojos.
-Podrías casarte con alguien que realmente te ame, y Anselmo definitivamente no quiere que me case contigo. ¿Podrías soportar su ira?
Efraín levantó ligeramente la mirada, sin mostrar emoción alguna, y de repente la atrajo hacia él.
Anaís intentó seguir hablando, pero Efraín selló sus labios con un beso frío y posesivo, poniendo fin a la conversación. Anaís, atónita, retrocedió varios pasos, mirándolo incrédula.
Sus piernas temblaban.
21.12
Capitulo 534
No entendía cómo Efrain, quien antes no mostraba ningún interés en cuestiones de amor, había cambiado tanto en tan poco tiempo, al punto de besarla asi dos veces.
Intento calmarse, buscando razones, pero el escalofrio que recorría su cuerpo la mantenía inquieta, impidiéndote encontrar
la paz.
Finalmente, solo pudo concluir que Efrain habia perdido la razón tras la muerte de Sofía.
Solo alguien que ha enloquecido puede cambiar tan drásticamente.
Anais se limpió instintivamente los labios, y con el rabillo del ojo vio al empleado regresar, entregando dos libretas rojas a Efraín.
Ella no se atrevía a acercarse, permaneciendo inmóvil en el lugar.
La habitación no era muy grande, y Anaís estaba lo más lejos posible de Efrain, como si él fuera una bestia salvaje
Capitulo 535