Benjamín estaba tan furioso que todo su cuerpo temblaba, pero estaba atado de tal manera que no podía moverse ní un centímetro.
-¡Aurora! ¿Fuiste tú quien dejó entrar a esa persona? ¿Acaso te volviste loca? ¿Piensas que si Efraín me mantiene bajo su control, obtendrás algún beneficio? ¡En realidad, dependes de mí! Si yo caigo, ¡tú también te verás arrastrada por el desastre!
Esa noche, cuando Aurora presenció cómo Roberto ahogaba a Jimena, finalmente despertó a la realidad. Ella podía no preocuparse por nadie más, pero no podía ignorar a su único hijo.
El dinero y la fama eran ilusiones. Ahora que tenía suficiente dinero, solo quería llevarse a Roberto a otra ciudad para empezar de nuevo.
Aurora soltó un suspiro de desprecio.
-Quiero que te divorcies de mí. Quiero llevarme a Rober. Si se queda contigo, terminará por seguir un mal camino.
Últimamente, Roberto había estado practicando boxeo en casa, pero sus ojos reflejaban una insatisfacción inquietante. Aurora temía que su hijo acabara tomando una senda sin retorno. Era mejor divorciarse y detener las pérdidas a tiempo, asegurando que al menos ellos dos pudieran disfrutar de una vida próspera.
Benjamín tosió varias veces, indignado, y pensó que era una típica actitud de mujer.
-¡Maldita sea! -exclamó-. Antes no te soportaba, solo pensaba que tenías ciertas habilidades en la cama. Incluso pensaba en dejarte. Pero ahora, no voy a divorciarme de ti. Te voy a mantener cerca solo para hacerte miserable. ¿Quién fue la que usó sus encantos para meterse en mi cama? ¡No te hagas la digna!
Después de insultarla, Benjamín agarró un florero y lo lanzó contra la cabeza de Aurora.
Aurora, con la cabeza sangrando, lo miró aturdida.
En las últimas semanas, había soportado constantes golpizas. Cuanto más la golpeaba, más veía la verdadera cara monstruosa de ese tipo, y ya no podía recordar qué era lo que alguna vez amó de él.
Con el tiempo, el dolor la hizo darse cuenta de que lo único que amaba de él era su dinero. Ahora que tenía suficiente en su cuenta personal, ¿por qué seguir aguantándolo?
Mientras la sangre le corría por la cabeza, Aurora sonrió con ironía, consciente de lo aterrador que se veía todo.
Benjamín, sintiéndose incómodo, levantó una silla con la intención de golpearla de nuevo, pero la empleada lo detuvo.
-Señor, si golpea con la silla podría matarla, y eso no le conviene.
Al recordar a Roberto, Benjamín volvió en sí, dejó caer la silla y pateó a Aurora varias veces.
-Te quedarás en casa reflexionando. No irás a ningún lado. Ya veré qué hacer con lo de Rober.
Aurora, cubierta de sudor por el dolor, no pudo evitar soltar una maldición.
-Eres un inútil, ¿qué podrías tú hacer?
Benjamín, enfurecido casi hasta el desmayo, la tomó del cabello con violencia.
-¡Aurora, estás loca! Desde que murió tu hermana, ¡pareces poseída! Si no quieres que te mate a golpes, ¡cierra la boca!
Al escuchar el nombre de Jimena, Aurora recordó la escena de aquella noche y guardó silencio.
Cuando Benjamín salió furioso, Aurora llamó a Roberto.
Roberto llegó hasta el día siguiente. Había pasado la noche fuera de Bahía de las Palmeras. Al ver a Aurora con el rostro hinchado y lleno de moretones, frunció el ceño.
-¿Mamá, otra vez peleaste con papá?
En los últimos días, Aurora había sido golpeada numerosas veces. Siempre llamaba a Roberto esperando despertar su instinto de protección. Pero Roberto, ocupado buscando a Anaís, no quería involucrarse en esos problemas y consideraba a su madre una molestia.
Con un padre siempre infiel y una madre obsesionada con el dinero, no era de extrañarse que Anaís no lo quisiera. Su familia era un gran obstáculo, especialmente porque su madre había tenido problemas con Anaís en el pasado.
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Capitulo 548
-Rober, quiero llevarte lejos de San Fernando del Sol Tengo mucho dinero, suficiente para vivir tranquilamente durante varias vidas.
Esa no era la primera vez que Aurora le decía eso a Roberto
Roberto apretó los pufios, sintiendo como su frustración crecía como un mal presagio en su interior. Todara no encontraba a Anais, ni había visto a Efraín caer. No podia irse. Si se iba, seria con Anais
Anais tenía una deuda con él, y estaba decidido a que se la pagara.
Capitulo 549