Capítulo 554
Capítulo 554
-Señora, esta noche hemos preparado sopa. Si desea algo diferente, puede avisaros con un día de anticipación –murmuró la empleada con suavidad.
Todos en la casa trataban a Anais con amabilidad, siempre y cuando no les pidiera prestado el celular, la convivencia era
armoniosa.
Anaís sostenía una bebida de jengibre, apenas logró tomar un par de sorbos cuanescuchó ruido afuera. Debía ser Efrain, que había regresado. Pensaba que trabajaría hasta tarde, ya que llevaba días sin ir a la oficina, pero regresó más temprano de lo esperado.
Bajo las pestañas sin mirar hacia la entrada. Durante su estancia en Bahía de las Palmeras, Efraín nunca había mostrado interés en acercarse a ella. Parecía que la había llevado a su hogar solo para tenerla como un adorno. Anais no entendía del todo las intenciones de Efraín. ¿Sería posible que, por un reemplazo, se atreviera a desobedecer las órdenes de Anselmo?
En cuanto Efraín llegó, la empleada comenzó a servir la cena. Los platillos, dispuestos con esmero sobre la mesa, invitaban a degustar. La empleada llamó respetuosamente:
-Señora, ya está lista la cena.
Anaís, que acababa de despertar de un sueño con Z, no tenía apetito. Dejó la bebida de jengibre y subió directamente al piso de arriba. Efraín alzó la vista para observar su espalda mientras se marchaba, y simplemente indicó a los demás:
-Guarden todo.
La empleada quedó sorprendida. ¿No había sido el señor quien había pedido la cena con antelación? ¿Por qué ahora ninguno de los dos comía?
Recordó que, en los últimos días, aunque compartieran la misma mesa, no intercambiaban palabra alguna. En realidad, era Anaís quien no hablaba con Efraín, ignorando cualquier intento de conversación por parte de él, lo que resultaba en un silencio absoluto entre ambos. A pesar de verse todos los días, parecían los más extraños de los conocidos.
-Señor, debería comer algo -sugirió la empleada, preocupada.
Efraín caminó lentamente hacia el ascensor cercano, sin responder. La empleada suspíró y, junto a los demás, comenzó a recoger los platillos preparados con tanto esmero.
Efraín se dirigió a su estudio, abrió el cajón y sacó un anillo que comenzó a girar en sus dedos, esbozando una ligera sonrisa. El anillo que llevaba puesto era su alianza de matrimonio. Observó que Anaís no la usaba. Era el único anillo que podía lucir abiertamente.
Mientras jugaba con el anillo, su ánimo mejoró visiblemente. En ese momento, Lucas entró, notando la calma en el rostro de Efraín, y exhaló un suspiro silencioso.
-Presidente, temo que ya no podemos ocultarle la situación al señor. Ha elegido a alguien de la familia Moratalla, Enrique Moratalla.
El abuelo había hecho una elección sagaz. Efraín tenía una buena relación con Fausto, y por él, tendría que mostrar respeto hacia la familia Moratalla. Fausto era arrogante y sombrío, pero tenía un cariño particular por su prima Enrique, quien había tenido un interés romántico en Efraín. Después de ser rechazada, se había volcado completamente en su carrera arquitectónica, convirtiéndose en una figura destacada entre las jóvenes talentos.
Enrique se destacaba entre las jóvenes damas de la alta sociedad: discreta, talentosa y sin insistir tras la negativa de Efraín. Su carrera había sido notable, participando incluso en el diseño del famoso y moderno biblioteca en el extranjero. Era considerada una genio del diseño arquitectónico.
Cualquiera pensaría que Enrique sería una pareja adecuada para Efraín. Y si Efraín la humillaba, ¿cómo podría explicarlo a su buen amigo?
Lucas estaba visiblemente preocupado.
-Llamé al presidente Moratalla, pero no estaba al tanto de la situación. Señorita Moratalla ha estado ganando premios en el extranjero y participando en investigaciones de diseño arquitectónico. Se pensaba que no volvería pronto, pero parece que el abuelo se contactó con ella. Esta noche ya está en un avión, invitada por el abuelo, y ha aceptado venir.
Cuando Enrique intentó conquistar a Efraín, fue justo en una etapa complicada para él.
-Presidente, esto…
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Capítulo 554
El abuelo había organizado todo de tal manera que la noticia se había difundido entre las familias, Era evidente que las familias Lobos y Moratalla estaban en proceso de unión. Si esto no prosperaba, sería un viaje en vano para la señorita
Moratalla.
Aunque Efraín era un joven prometedor, Enrique también había ganado fumerosos premios de arquitectura, ambos tenían su orgullo.
Capítulo 555 A