apitulo 568
Sin embargo, Iván era alguien que escuchaba razones. Si le decían que no subiera, no lo haría,
Fausto fue el último en llegar, y al ver a los dos sentados abajo, se unió a ellos,
-Efraín está siendo castigado, ¿por qué no parecen preocupados? -preguntó Iván, cada vez más extrañado.
Fausto, siempre el más reflexivo, cerró los ojos. -He estado muy ocupado estos días. Desde arriba me han pedido que maneje los asuntos en el puerto; con tanto movimiento de mercancías, todo el mundo está tratando de ganarse mi favor para que pase por alto ciertas cosas.
La familia Moratalla mantenía estrechos lazos con las autoridades, y sus movimientos eran constantemente vigilados. Fausto, como heredero, siempre estaba sumido en el trabajo.
Con los ojos cerrados, Fausto cambió el tema a Efraín.–Si Efraín no quisiera, nadie podría obligarlo. Si está dispuesto, puede manejar cualquier cosa.
Al menos en lo que respecta a asuntos ajenos a Anaís, él siempre podrá salir adelante.
Cualquiera en su posición no jugaría con su vida a la ligera,
Claro, siempre que no tenga que ver con Anaís. Si es así, ni nueve vidas le alcanzarían,
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