Despertar del Olvido 811

Despertar del Olvido 811

Capítulo 811 

Cuando Fausto escuchó el disparo dentro del carro, los dedos que sujetaban el cigarro le temblaron apenas. No tenía idea de qué había pasado

Sin pensarlo, tiró el cigarro en el bote de basura junto a él y abrió la puerta del carro de golpe

Adentro, Efraín abrazaba a Anaís. Sus manos temblaban tanto que no sabía ni por dónde 

empezar

Los ojos de Fausto reflejaron por un instante una mezcla de emociones difíciles de descifrar

-Llévala al hospital ya dijo apurado

Efrain intentó cargar a Anaís para llevarla, pero le faltaban fuerzas. Los brazos le temblaban y no podía sostenerla bien

Fausto no dudó. Recibió a Anaís entre sus brazos y salió disparado rumbo al hospital

Efraín se quedó unos segundos paralizado, como si el suelo debajo de él se hubiera vuelto de algodón, blando, tambaleante. Todo lo que veía le parecía borroso, como si la realidad se le escapara de las manos. Solo la imagen del momento anterior seguía repitiéndose en su mente, grabándosele hasta los huesos

Desorientado, llegó al pasillo del hospital, donde varios doctores rodeaban a Anaís y trabajaban contrarreloj

El rostro de Anaís estaba pálido como una hoja, aunque no había perdido el conocimiento. Mantenía los ojos cerrados y el sudor le perlaba la frente

Cuando lograron extraerle la bala, Anaís se recargó en la cama sin decir palabra, tan frágil que parecía romperse con el mínimo roce

Efraín se quedó junto a la cama, observándola en silencio, con la mirada fija

Anaís, por su parte, no quiso mirarlo ni decirle nada. No hubo reproches, tampoco palabras de 

consuelo

Después de unos segundos, Efraín, de repente, se dio la vuelta y salió del cuarto casi a la 

carrera

Anaís apretó los labios, sin fuerzas para hablar

Llevaba semanas recuperándose en Bahía de las Palmeras, sin salir ni una sola vez. Y aunque su cuerpo seguía débil, lo que más le preocupaba era Efraín. Se había adelgazado mucho en ese tiempo

Fausto, que esperaba en la puerta del cuarto, vio salir a Efraín hecho una furia y no pudo evitar 

preguntar: 

-¿A dónde vas ahora, Efraín

1/3 

20-200 

Capitulo 811 

Pero Efraín ni siquiera se molestó en responder. Desapareció en cuestión de segundos

Fausto se frotó el entrecejo, suspirando, antes de entrar al cuarto de Anaís

-Ustedes que se la rifan, ¿eh? ¿Acaso creen que las armas son juguetes

Sobre todo él, que había sido capaz de dispararse a mismo. Si algún día Efraín recapacitaba, eso le dolería más que cualquier otra cosa

Anaís, pensó Fausto, que era dura. Con los demás, pero sobre todo consigo misma

Fausto no supo qué más decir. La miró un buen rato, complicado, luego soltó

-Seguro Efraín va a pedir que los especialistas regresen. Yo te llevo de vuelta a Bahía de las Palmeras

Anaís volteó hacia la ventana, mordiendo la tristeza que se le asomaba en los ojos

-Graciassusurró

En cuanto pronunció esa palabra, notó que la garganta se le cerraba y las ganas de llorar la 

arrastraban

Fausto la llevó de regreso a Bahía de las Palmeras. Fue entonces cuando Anaís se enteró de que Fabiana seguía ahí

Al ver a Anaís herida otra vez, Fabiana pensó enseguida que los hombres del viejo habían hecho de las suyas. Una chispa de alivio se asomó en sus ojos, aunque se esforzó por 

ocultarla

-Anaís, ¿estás bien

Anaís no respondió, solo negó con la cabeza y se recostó, pálida, en la cabecera

Fabiana ordenó a las empleadas que prepararan alguna sopa nutritiva y corrió a buscar pañuelos para secarle el sudor

-¿Quién te hizo esto ahora? ¿Fue el viejo otra vez

Anaís cerró los ojos, sintiéndose tan vacía que no tenía ganas de platicar con nadie

Fabiana frunció el ceño, a punto de decir algo, cuando la voz de una empleada se escuchó desde la puerta. 

-Señorita Illanes, acaban de llamar. Dicen que tiene que irse ya mismo

Fabiana pensó que había escuchado mal. ¿Cómo iba a irse ahora, si Anaís seguía herida? Después de todo, era su amiga más cercana, no podía abandonarla así

Pero la empleada repitió con seriedad: 

-Fue el asistente del señor quien llamó. De verdad, señorita Illanes, tiene que irse

Fabiana se puso roja de coraje. Sentía que la humillaban

213 

Capítulo 811 

Aun así, respiró hondo y, en vez de armar un escándalo, miró a Anaís en la cama

-Me voy al trabajo, Anaís. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo, ¿

Anaís asintió, perdida en sus pensamientos, incapaz de organizar el caos que tenía en la 

mente

Fabiana se fue rápido. Solo al salir del lugar dejó ver en su cara una expresión desquiciada

Justo en ese momento, Roberto la llamó para verse en una cafetería. Fabiana aceptó sin dudar. Ya en el café, Roberto la miró con una sonrisa burlona

-Me contaron que estos días te quedaste en Bahía de las Palmeras. Vaya, felicidades. Parece que vas escalando posiciones

Fabiana supo de inmediato que Roberto se estaba burlando. Todos esos niños ricos y las niñas mimadas la despreciaban. Decían que era una hipócrita, que solo sabía humillarse ante Anaís; pero ahí seguía, sobreviviendo

¿Y Sofía? ¿Y Enrique

Esos dos, que se creían tan listos, ¿dónde estaban ahora

33 

Despertar del Olvido

Despertar del Olvido

Score 9.9
Status: Ongoing Type:
Despertar del Olvido

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset