Capítulo 25 Una invitada inesperada
La anciana no pudo evitar sonreír para sí misma cuando vio que Rachel defendía a Brian.
Entonces, se volvió hacia él y dijo: “¿Ves eso? Tu prometida se preocupa por ti. Más te vale tratarla bien, Brian. Un hombre que no valora a su esposa termina arrepintiéndose“.
Brian, que estaba de pie junto a ella, asintió varias veces sin replicar.
La conversación continuó por un rato, hasta que llegó la hora de la cena.
Con su abuelo y su padre ausentes por otros compromisos, solo se sentaron cuatro personas
a la mesa.
Sin embargo, había cinco juegos de cubiertos.
Justo cuando estaban a punto de empezar a comer, Debby rompió el silencio. “Esperen un momento, tenemos otra invitada“.
Apenas terminó de hablar, una voz clara y animada resonó en la habitación. “¡Carol, Debby, lamento mucho la tardanza!“.
Tracy entró en el salón con los brazos cargados de cajas de regalo y una sonrisa radiante.
“No llegaste tarde, llegaste justo a tiempo“, respondió Debby con calidez, acercándose para tomar su mano con una familiaridad casi maternal.
Carol dudó un instante y luego le pidió a una sirvienta que le llevara sus lentes para leer. Al ponérselos y ver mejor, la reconoció al instante.
“¡Ay! ¡Tracy! ¿Cuándo regresaste?“.
Tracy se acercó con una sonrisa deslumbrante. “Volví hace un tiempo. Perdón por no haberlas visitado antes, el trabajo me ha tenido ocupada“.
“Los jóvenes de hoy siempre están absorbidos por sus carreras, es comprensible. Por cierto, ¿ viniste con tu esposo esta vez?“, preguntó la anciana.
Por un breve instante, la expresión de Tracy se puso rígida.
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Antes de que pudiera responder, Brian intervino: “Abuela, mejor comamos primero“.
“Sí, claro. Podemos seguir conversando durante la cena“.
Durante la comida, Tracy relató con entusiasmo sus experiencias en el extranjero, y Carol la
escuchó con interés.
Aun así, su mirada volvía constantemente a Rachel. Mientras le servía más comida en el plato, comentó: “Rachel, últimamente te ves agotada. Has perdido bastante peso. Brian, no estás cumpliendo con tu papel de prometido. ¿Cómo se supone que la estás cuidando? Si la próxima vez que la vea está más delgada que ahora, voy a tener que hablar contigo“.
En silencio, Tracy apretó los puños bajo la mesa.
Había intentado con todas sus fuerzas ganarse el favor de Carol, pero incluso ahora, su atención y afecto seguían siendo para Rachel.
Después de la cena, se quedó conversando con Debby en la sala hasta que, al llegar las diez, finalmente se puso de pie y dijo: “Debby, ya es tarde. Debería irme a casa“.
Debby levantó una mano para detenerla de inmediato. “A esta hora, es mejor que Brian te
lleve“.
Este tomó las llaves del auto sin dudarlo. “Vamos“.
Rachel los observó alejarse juntos sin decir nada.
Justo cuando estaba por subir a su habitación, la voz cortante de Debby la detuvo. “Rachel, no hace falta que te explique el lugar que ocupa Tracy en la vida de Brian. Durante todos estos años, ella ha sido la persona que más le ha importado. Si te vas ahora, todo será más fácil para todos. Si esperas a que él te deje, será más humillante“.
Rachel mantuvo el control de sus emociones y la miró con serenidad. “Lo entiendo“.
Si ese día llegaba, no iba a rogarle que se quedara.
“Es tarde y estoy cansada. Me voy a descansar“. Sin más, se dio la vuelta y subió las
escaleras.
Debby la observó alejarse con el rostro marcado por la irritación.
“Solo está aprovechando el favoritismo de Carol. Algún día me encargaré de sacarla de aquí para siempre“.
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<Capítulo 25 Una invitada inesperada
Rachel se tomó una ducha larga antes de acostarse, pero por más que se acomodara bajo las sábanas, no conseguía conciliar el sueño.
Había pasado una hora desde que Brian salió para llevar a Tracy a casa y aún no había
regresado.
Lo llamó una vez, pero quien respondió fue Tracy.
“Rachel, Brian va a tardar un poco en volver. Me sentía mal del estómago y ha ido a comprarme medicina“.
La otra no respondió; simplemente colgó.
Esa noche, Brian no regresó a casa.
A la mañana siguiente, con Debby ausente, Rachel desayunó con Carol.
Al no ver a Brian, la anciana preguntó con naturalidad: “¿Dónde está Brian?“.
La otra respondió sin pensar demasiado: “Se presentó un asunto urgente en la empresa y tuvo que ir a resolverlo“.
Mientras comían, Carol mencionó a Tracy de forma casual.
“Rachel, cuando Brian era más joven, llegó a sentir algo por Tracy por un tiempo. Nunca pensé que fueran el uno para el otro. Luego, ella se fue al extranjero, se casó, y Brian te conoció a ti. Creo que así es como funciona el destino. No te preocupes, para mí, tú eres la única nuera que reconozco“.
Rachel estaba tan conmovida que por un momento se le escaparon las palabras.
Carol la consideraba de verdad parte de la familia.
Después de salir de la casa, Rachel fue directo al hospital.
La recuperación de Jeffrey avanzaba mejor de lo esperado: ya podía caminar sin problemas.
“¡Rachel!“. El rostro del niño se iluminó al verla.
“¿Has desayunado?“.
“Sí. Ah, y vi a Brian“, mencionó su hermano.
Rachel se tensó.
Jeffrey no era una persona de muchas palabras, pero había visto a Brian suficientes veces
como para reconocerlo.
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<Capítulo 25 Una invitada inesperada
“¿Dónde?“.
“Aquí, con una mujer muy bonita“.
De inmediato, el nombre de Tracy cruzó por la mente de Rachel.
Así que esa era la razón por la que él no había vuelto a casa la noche anterior: había estado aquí con Tracy. Era predecible; siempre que Tracy estaba presente, Brian perdía toda lógica y principios.
“Jeffrey, necesito hacer una llamada“.
En el pasillo, Rachel dudó por un largo rato antes de finalmente marcar el número de Brian.
Él contestó casi de inmediato. “Rachel, Tracy tuvo un episodio fuerte de gastritis anoche, así que la traje al hospital“.
“Ya veo“.
“¿Estás en la oficina?“, preguntó él, al notar el tono distante en su voz.
“Aún no. ¿Y tú?“.
Antes de que él pudiera responder, la voz de Tracy se escuchó a través del teléfono. “Brian,
quiero agua“.
“Está bien, ya te la traigo“, dijo él.
Luego, volviendo a Rachel, añadió: “Está sola ahora. Tengo que cuidarla. Hablamos luego“.
“Adiós“.
La mujer colgó y exhaló despacio.
Ni siquiera sabía cómo describir lo que sentía.
Era como si su corazón estuviera sumergido en agua caliente, aumentando de temperatura poco a poco, hasta que el calor se volvió insoportable y el dolor la consumió.
Debió haberlo sabido. Entre ella y Tracy, Brian siempre elegiría a Tracy.
Su amabilidad solo existía cuando Tracy no estaba en escena. Pero en cuanto esta aparecía,
ella dejaba de importar.
Cuando Rachel volvió a la habitación de Jeffrey, él notó su cambio de expresión al instante.
“¿Te estoy causando problemas?“.
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<Capítulo 25 Una invitada inesperada
‘¿Por qué dices eso?“. Su hermana lo miró, sintiendo una opresión en el pecho.
“Últimamente tienes un aire triste. ¿Es por mi culpa?“.
Rachel lo abrazó y le pasó los dedos con suavidad por el cabello. “Tenerte conmigo es lo mejor que me ha pasado“.
“Entonces, ¿por qué estás triste?“.
Ella guardó silencio durante un largo rato antes de susurrar: “Porque me duele por dentro“.
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