Capítulo 26 Él no te ama de
verdad
¿Tomaste algún medicamento?“, preguntó Jeffrey con inocencia.
En lugar de responderle con palabras, Rachel le dio unas suaves palmadas en la cabeza.
Su hermano no comprendía que habi especialmente cuando se trataba del corazón.
dolores que ninguna medicina podía aliviar,
“Tienes que tomar medicinas como yo. Es muy importante“, insistió el chico seriamente.
Ella sonrió y asintió con entusiasmo. “Tienes razón. ¡Eres un gran ejemplo!“.
Al salir del hospital, Rachel se encontró de frente con Tracy.
Vestida con una bata de hospital, esta lucía frágil, aunque el leve rubor en sus mejillas
insinuaba que su estado no era tan delicado como aparentaba.
“Espera“, gritó.
“¿Puedo ayudarte en algo?“, preguntó Rachel.
“Tenemos que hablar“, respondió la otra con franqueza.
“¿Y si no me interesa lo más mínimo?“.
“Estoy segura de que querrás escuchar esto. Probablemente seas la persona que más interés tiene en conocer los verdaderos sentimientos de Brian hacia mí“, replicó Tracy, tocando un punto sensible.
Ambas se sentaron en los asientos de la cafetería del hospital.
“Rachel, dime si me equivoco, ¿pero Brian no te propuso matrimonio en Navidad?“.
Rachel no tuvo más opción que admitirlo a regañadientes. “Sí, así es“.
“¿Alguna vez pensaste en lo que significa esa fecha?“. Con aire de suficiencia, Tracy continuó: “Ese día es mi cumpleaños. Y también fue la fecha de mi boda con mi exesposo. De hecho, compartí fotos en redes sociales“.
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Mientras Rachel procesaba la información, su rostro fue perdiendo color.
Quiso ignorar lo que acababa de escuchar.
Pero la dura verdad la golpeó duramente y la obligó a enfrentarla.
La sonrisa de Tracy se ensanchó. “¿Lo ves? La propuesta de Brian no fue por amor, sino por despecho. Acéptalo, Rachel. Él no te ama. Lo que siente es culpa. Si yo no me hubiera casado ese día, esa propuesta nunca habría ocurrido“.
Las palabras de Tracy golpearon a Rachel con precisión, dejándola aturdida en un dolor silencioso. En ese instante, se sintió completamente derrotada, sin fuerzas para responder.
Qué giro tan cruel del destino.
La propuesta que tanto había atesorado resultó ser solo una artimaña para molestar a otra
mujer.
¡Qué irónico!
“Déjalo ir, Rachel. Es cuestión de tiempo que él vuelva a mi lado“.
Rachel soltó una risa llena de desprecio. “Si estás tan convencida, ¿por qué perder el tiempo
conmigo?“.
“Podría recuperarlo en cualquier momento, pero pensé en ofrecerte una salida digna“, dijo
Tracy.
Rachel quedó atónita ante una excusa tan descarada para intentar robarse al prometido de
otra.
“Tu falta de vergüenza es impresionante“.
Tracy se rio, ignorando el insulto. “Di lo que quieras“.
Antes de que Rachel pudiera responder, vio a Brian acercándose.
La sonrisa de Tracy volvió de inmediato. “Hagamos una prueba, ¿te parece?“.
“¿Prueba de qué?“.
Al pasarle el café a Rachel, la taza se tambaleó de repente y el líquido caliente le cayó en la
mano.
“Tú…“. Rachel se sobresaltó, pero antes de que pudiera reaccionar, apareció una figura alta
entre ellas.
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“¿Qué ha pasado? Tienes que tener más cuidado. Déjame ver“, exclamó Brian mientras examinaba la mano de Tracy, con una preocupación en la voz que Rachel jamás había sentido dirigida hacia ella.
Rachel entendió que había perdido.
“Tranquilo, Brian. No estaba tan caliente. No es para tanto“, murmuró Tracy con dulzura.
“Bueno, solo quiero asegurarme de que estés bien…“, comenzó a decir él, pero de pronto se detuvo al notar la presencia de Rachel. “Rachel, ¿qué haces aquí?“.
Rachel no pudo evitar ver el lado gracioso de la situación.
Notó a Tracy al instante, mientras que a ella parecía que acababa de verla.
“Vine a visitar a Jeffrey y me encontré con ella por casualidad“, explicó Rachel.
“¿Jeffrey está mejor?“.
“Se está recuperando“. Rachel no tenía intención de seguir conversando, así que se dispuso
a marcharse.
“Tu secretaria aún no se ha recuperado del todo, quizá deberías centrarte en ella. Yo me voy“, dijo ella.
“Espera“. Brian la sujetó del brazo. “Podemos irnos juntos“.
“Como quieras“.
Antes de marcharse, Rachel escuchó cómo Brian aconsejaba a Tracy: “Haz caso a las indicaciones del médico y sigue una dieta ligera por un tiempo“.
Después, su mirada se deslizó hasta la mesa. “Y nada de café ni estimulantes“.
“Lo tendré en cuenta“, respondió la mujer con voz melosa.
Rachel
y Brian subieron juntos al auto.
El silencio en el interior era asfixiante.
A mitad del trayecto, él rompió la tensión. “Rachel, ¿podemos hablar?“.
“¿De qué?“.
“Sé que te molestó que no regresara anoche. Tracy no se encontraba bien, y como soy su único amigo, sentí que debía quedarme con ella. Si eso te enojó, lo entiendo. Descarga tu enojo en mí“.
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Capítulo 26 Él no te ama de verdad
¿Acaso le estaba proponiendo que descargara su frustración en él?
A Rachel le tomó un momento comprender el significado de sus palabras. ¿Pero de verdad creía que ella había buscado a Tracy por despecho?
“¿Eso es lo que piensas de mi?“.
Por primera vez, el hombre que tenía al lado le pareció un completo extraño.
“Estoy dispuesto a dejar esto atrás, pero espero que seas más cuidadosa con tus acciones en el futuro“, agregó Brian con firmeza.
Mientras se acercaban a la empresa, Rachel hizo una petición. “Ronald, ¿podrías detener el
carro, por favor?“.
Ronald vaciló, hasta que Brian le ordenó con seriedad: “Detente y deja que baje“.
En cuanto la mujer salió, el carro arrancó rápidamente.
Esa noche, Rachel se quedó trabajando hasta tarde y no volvió a casa hasta las diez.
El dormitorio estaba vacío, sumido en la penumbra y en un silencio absoluto.
Encendió la luz y dejó escapar una sonrisa.
Había prolongado su jornada laboral porque no sabía cómo enfrentar a Brian.
Sin embargo, parecía que no había necesidad de evitarlo; él no había vuelto a casa.
En mitad de la noche, Rachel se despertó por un dolor punzante.
Últimamente, esos espasmos repentinos se habían vuelto cada vez más frecuentes, a veces tan intensos que apenas podía soportarlos.
Tras una noche tan agitada, era normal que al día siguiente se sintiera agotada.
Afortunadamente, un poco de maquillaje bastó para disimular su cansancio.
El lunes por la mañana, se preparó y subió al piso superior con sus informes listos.
Al llegar a la oficina, escuchó fragmentos de conversación entre las secretarias.
“¿Te diste cuenta? Tracy y el señor White llegaron juntos esta mañana“.
“Parecían muy cercanos, caminando uno al lado del otro“.
“Se dice que tiene novia, aunque lo ha mantenido en secreto. Tal vez sea Tracy“.
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Otra voz intervino con seguridad: “Está clarísimo, ¿no? En cuanto llegó, se convirtió en su secretaria. ¿Quién más va a ser?“.
Rachel no solía prestar atención a los rumores.
Pero esta vez, estas palabras le calaron hondo.
Su desempeño durante la reunión fue inusualmente deficiente y cometió errores evidentes.
Cuando la sesión concluyó, la voz de Brian sonó gélida: “Ya pueden retirarse. Rachel Marsh,
tú te quedas“.
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