Capítulo 27 ¿Por qué no lo
aclaras
Cuando la puerta se cerró con un leve clic, Brian dio un paso adelante y le preguntó: “¿Te
encuentras mal?“.
Rachel, por instinto, retrocedió un poco y negó con la cabeza. “No“.
“¿Seguro?“. Él frunció el ceño. “Pareces distraída“.
“Estaba pensando en lo de la custodia de Jeffrey. No me lo quito de la cabeza“, respondió ella
con indiferencia, usando esa excusa para desviar su preocupación.
“Eric es un experto en esto. Es mejor dejarlo en sus manos“, la tranquilizó Brian con voz
firme.
“Eso espero. Bueno, si no hay nada más, volveré al trabajo”.
¿Cuándo se habían distanciado tanto?
Un peso se instaló en su pecho, una inquietud que lo consumía por dentro.
Rachel aminoró el paso al llegar a la puerta.
Después se giró y lo miró con seriedad. “Antes, cuando llegué, escuché rumores en la oficina.
Decían que Tracy era tu novia“.
Por un instante, Brian se quedó desconcertado, pero rápidamente recuperó su expresión habitual, fría e imperturbable.
Su rostro no delataba nada.
“Son solo habladurías. La gente habla por hablar“, expuso con calma. “Si sabes que es solo un rumor, no dejes que te afecte. Rachel, ya te lo he dicho: Tracy y yo solo somos amigos. Nuestra relación es estrictamente profesional. No hay nada más“.
Su explicación no dejaba espacio para dudas.
Ella respiró hondo y, tras una larga pausa, finalmente habló: “Si solo son amigos, ¿por qué es
tan difícil dejarlo claro?“.
0.0%
02:47
<Capítulo 27 ¿Por qué no lo aclaras
“No lo es“, respondió él con la mirada serena. “Simplemente no le veo el sentido“.
Rachel asintió. “Entiendo“.
Su postura no podía ser más evidente.
¿Para qué insistir?
Sin decir nada más, se dio la vuelta y salió.
Al entrar a su oficina, encontró a Tracy esperándola.
Su postura impecable y su sonrisa inescrutable dejaban claro que no estaba ahí por casualidad.
“¿Qué quieres?“, preguntó Rachel con frialdad, sin molestarse en ocultar su indiferencia.
La sonrisa de la otra se amplió mientras le extendía una invitación.
“La empresa me está organizando una fiesta de bienvenida hoy. Brian la preparó personalmente. Quise invitarte en persona“.
Los labios de Rachel dibujaron una leve sonrisa fría.
“¿Para verte a ti y a Brian exhibiendo su afecto? ¿O para ser la tercera en discordia?“.
La intención de Tracy era obvia: no estaba allí para invitarla, sino para marcar territorio.
Rachel lo tenía claro y, sin dudarlo, tiró la invitación a la basura.
“¡¿Cómo te atreves?!“. El rostro de Tracy se ensombreció. “Rachel, no sabes apreciar mi amabilidad, ¿verdad?“.
“¿Una amabilidad tan falsa como la tuya? No la necesito“, replicó la otra con desdén, dejando a Tracy momentáneamente sin habla y con una expresión de furia en su rostro.
“Bueno, ya hice mi parte y te entregué la invitación. Si vas o no, es tu decisión“, dijo con fingida lástima.
“Pero, Rachel, si no lo ves por ti misma… cómo Brian me trata, cómo me cuida… ¿cómo vas a poder dejarlo atrás?“.
Sus palabras atravesaron a Rachel como una hoja afilada, calando en lo más profundo.
Justo cuando esta iba a tomar su vaso de agua, un dolor punzante le atravesó el pecho y el estómago.
19,5%
02:47
<Capítulo 27 ¿Por qué no lo aclaras
La intensidad repentina le robó el aire, y la sensación se expandió como fuego por su cuerpo.
Se inclinó hacia adelante, presionando su abdomen con las manos, intentando recuperar el aliento, pero el dolor solo se intensificó.
Su visión se nubló mientras un frío incómodo se apoderaba de su cuerpo.
Justo entonces, Samira entró.
Al ver el rostro pálido y la postura encorvada de su jefa, corrió hacia ella. “¿Qué le pasa? ¡No se ve nada bien! ¿Debería llamar al señor White?“.
Conociendo la relación entre Rachel y Brian, su primer instinto fue recurrir a ese hombre.
“No, no lo molestes“, respondió su jefa con voz débil. “Solo es un dolor de estómago. Tráeme algo para el malestar“.
Samira se apresuró a buscar la medicina.
Tras tomarla, Rachel se recostó en el sofá y sintió cómo el cansancio la invadía como una
manta pesada.
“Descanse. Me aseguraré de que nadie le moleste“, dijo Samira en voz baja.
“Gracias“, murmuró la otra.
Cuando Samira se fue, el sueño la envolvió, sumiéndola en un torbellino de recuerdos
difusos.
Los recuerdos irrumpieron con fuerza, vívidos y abrumadores.
El día que Brian la sacó de la piscina, se enamoró de él al instante.
Desde entonces, había seguido cada uno de sus pasos, siempre desde las sombras, sin
atreverse a acercarse demasiado.
Donde él estuviera, ella encontraba una excusa para estar cerca.
Incluso si no cruzaban una sola palabra, bastaba con verlo a lo lejos para que su corazón se
acelerara.
Para Brian, sin embargo, ella era invisible.
Y, aun así, nunca le importó. Amarlo en silencio había sido suficiente.
Su única suerte había sido asistir a la misma escuela secundaria
que
él.
42,7%
02:47
<Capítulo 27 ¿Por qué no lo aclaras
Pero Brian era una estrella: brillante, admirado, sobresaliente en todo.
Rachel, en cambio, pasaba desapercibida. Su único fuerte era la literatura; los números nunca se le dieron bien. Él estaba en la cima; ella, abajo.
A pesar de asistir a la misma escuela, sus mundos jamás se habían cruzado.
Su única oportunidad de verlo era durante el descanso que hacían para almorzar y cenar.
El aula de Brian estaba en el quinto piso; la de ella, en el segundo.
Eso significaba que, para ir al comedor, él tenía que pasar por el de ella.
Pero la escuela tenía varias escaleras, y nunca usaban la misma.
Para verlo al menos un instante, Rachel se escabullía hasta las escaleras por donde él iba y
se quedaba esperando.
Se mezclaba entre los alumnos de otras clases y le robaba fugaces miradas desde la distancia.
A veces, la suerte estaba de su lado y lograba acercarse lo suficiente para apreciar los rasgos
definidos de su rostro.
En esos momentos, su corazón latía con fuerza, y tenía que sujetarse el pecho para contener
la emoción.
Otras veces, solo alcanzaba a ver la parte trasera de su cabeza mientras desaparecía escaleras
abajo.
Incluso entonces, se sentía feliz.
Esos breves segundos en los que lo veía bajar los escalones se convirtieron en su mayor motivación durante segundo año.
Pero cuando entró a su último año, Brian ya se había ido a la universidad.
Sus caminos se separaron para siempre.
Lloró bajo las sábanas tres días y tres noches seguidas, sin probar bocado.
Cuando finalmente se desmayó por hambre y la llevaron al hospital, creyó que su juventud, su amor en silencio y todos sus sueños habían llegado a su fin.
65,7%
02:47
< Capítulo 27 ¿Por qué no lo aclaras
Las brillantes calificaciones de Brian lo encaminaban a las mejores universidades del país.
Pero con su rendimiento mediocre, ni desvelándose con los libros podría alcanzarlo.
Hasta que, un mes después, escuchó algo increíble.
Brian había rechazado las universidades de élite y, en su lugar, se inscribió en una
universidad importante de la ciudad.
Para él, era una caída en desgracia.
Todos asumieron que le había ido mal en los exámenes.
Rachel pensó lo mismo.
No sabía si sentirse aliviada o triste.
Aliviada, porque por primera vez tenía la oportunidad de estudiar en la misma universidad
que él.
Triste, porque el chico que tanto admiraba no había alcanzado el futuro que merecía.
Su pecho se encogió con solo pensarlo.
Aun así, siguió observándolo en silencio… hasta el día en que lo vio abrazando a una chica
con coleta.
100,0%