Capítulo 142
A la mañana siguiente, Luisa fue despertada por una llamada telefónica.
Con somnolencia, presionó el botón para responder, su voz cargada de un intenso cansancio: -¿Hola? ¿Quién es?
-Luisa, ven pronto al hospital para ver a Carlos, desde el otro lado de la línea, la voz de
–
Diego sonaba urgentemente preocupada, -Carlos casi muere, ¿lo sabías?
Al escuchar el nombre de Carlos, Luisa se sintió inmensamente molesta, pues había tenido una noche agitada y no había dormido lo suficiente antes de ser despertada por lo que pensaba que era algo importante, solo para descubrir que se trataba de Carlos.
Luisa estaba muy irritada, su temperamento se volvió explosivo, y sin paciencia dijo: —Si muere, ocupate de su cadáver, avísame cuando sea el funeral y por los viejos tiempos le enviaré un gran regalo.
Dicho esto, Luisa, sin importarle la reacción de Diego, colgó decisivamente y puso su celular en
silencio.
Andrés, despertado por el ruido, desde la cama, apretó más fuerte la mano de Luisa, su voz
profunda y magnética: -quédate un poco más conmigo en la cama.
Luisa se acurrucó en los brazos de Andrés como un pequeño gato pegajoso.
Los dos se apretujaron bajo el mismo cálido edredón, abrazados el uno al otro, durmiendo
juntos.
Parecía como si en el mundo solo existieran ellos dos.
No importaba cuán grande fuera la tormenta de nieve fuera, no tenía nada que ver con ellos.
Cuando Diego llamó, Carlos ya estaba despierto.
Esta llamada la había hecho Diego por su propia voluntad, porque sabía lo que Carlos estaba pensando.
Carlos albergaba una vaga esperanza, quería saber si Luisa se preocuparía por él al saber que casi muere. ¿Vendría a verlo?
Así que hizo esta llamada con esa expectativa.
Hizo que Diego activara el altavoz.
Sin embargo, al escuchar que casi muere, Luisa no solo no mostró preocupación, sino que
Capítulo 142
también pronunció esas palabras despiadadas.
Carlos apretó sus manos en puños, las venas de sus manos se destacaban, su rostro estaba pálido como el papel, sus labios completamente descoloridos. 1
2/2
Diego guardó él celular, tragó saliva, pensando que Carlos explotaría en cólera, y no se atrevía
ni a respirar.
Sin embargo, Carlos no reaccionó como de costumbre con una furia descontrolada.
Después de un largo silencio, simplemente dijo: -Sal, déjame solo un momento.
Diego acababa de salir de la habitación del hospital cuando se encontró de frente con Carolina. Diego estaba sorprendido, Carolina había llegado desde Piedraplata.
El rostro de Carolina estaba lleno de preocupación: -¿Cómo está Carlos?
Diego suspiró, moviendo la cabeza con resignación: -Está muy mal.
-¿Qué le pasó? ¿Cómo es que estando de vacaciones terminó en el hospital?
Diego explicó: -Anoche hacía mucho frío, estaba nevando, temperaturas bajo cero, entre cinco y seis grados bajo cero. Él estaba solo en la calle, vestido sólo con una camisa delgada, y al final se desmayó en la nieve. Un transeúnte fue quien lo llevó al hospital.
Carolina frunció el ceño: -¿Por qué haría algo así?
Diego parecía querer decir algo más, pero se detuvo.
Aunque Carlos no había dicho nada, probablemente podía adivinarlo; seguramente era por
Luisa.
El lugar donde se desmayó anoche fue en San Andrés, y justo allí estaban Luisa y su novio.
¿Cómo podría explicarlo?
Es una situación complicada.
Justo cuando Carolina regresó al país, Carlos y Luisa todavía no se habían separado.