Capítulo 194
Hospital
En el pasillo fuera de la sala de emergencias, Cara no dejaba de secarse las lágrimas, llorando hasta que sus ojos se pusieron rojos.
-Tía Carla, ¿qué le pasó a mi papá?-preguntó Luisa con el rostro lleno de ansiedad.
Carla, mientras se secaba las lágrimas, dijo: Tupapá dijo que iba al pasillo a fumar un cigarrillo y, como tardaba en volver, pensé en ir a buscarlo, y entonces… yo… abrí la puerta…. seguridad del pasillo y vi a tu papá tendido en el suelo, inconsciente, con un charco de sangre bajo su cabeza…
-¿Cómo pudo pasar esto…?–Luisa murmuraba, con la mirada vacía.
Sollozos… Luisita, tu papá solo fue a fumar un cigarrillo, ¿cómo pudo tropezarse? A su edad no es posible que no viera bien el camino…
Las palabras de Carla fueron un golpe duro para Luisa
Tenia
que ser Daniel.
¡Seguro que fue Daniel!
Ese loco, incapaz de lastimar a nadie de la familia Martínez ni de encontrarla a ella, atacaba a las personas cercanas a ella para forzarla a aparecer.
Luisa temblaba de ira, con la furia alcanzando su punto máximo.
¿Por qué, por qué Daniel continuaba lastimando a su familia una y otra vez?
Primero fue Violeta, y ahora su papá.
Luisa apretó los puños con fuerza, las uñas se clayaban en su carne.
En ese momento, su racionalidad se consumía en llamas de la ira; a pesar de ser una abogada que conocía y comprendía la ley, solo pensaba en matar.
Daniel
Ese nombre, lo tengo grabado.
Miguel fue estabilizado y trasladado a una habitación común.
Fuera de la habitación individual del hospital, dos guardaespaldas vigilaban, uno a cada lado de la puerta.
Carla, llevando una caja térmica, se acercó a la puerta con una mirada confundida: -¿Ustedes quiénes son?
Luisa abrió la puerta desde dentro: Tía Carla, la caída de mi papá probablemente no fue un accidente. Estos dos guardaespaldas los envió Andrés para proteger a mi papá.
Carla frunció el ceño:-Luisita, ¿qué quieres decir con eso?
-Entra, te lo explicaré con calma.
Diez minutos después.
Carla, con un semblante aterrorizado y lleno de preocupación, dijo: -¿Así que ahora un hijo. ilegitimo de la familia Martinez contrató a alguien para lastimar a tu papá y forzarte a aparecer?
Luisa asintió seriamente.
Todos ustedes deben tener cuidado últimamente, tía Carla, tú también debes llevar guardaespaldas cuando salgas, y Violeta mejor que no vaya a la escuela por ahora. La última vez que secuestraron a Violeta, fue uno de los subordinados de Daniel.
Está bien.–El miedo aún se reflejaba en los ojos de Carla: -Contrataré un maestro
Parlar para Violeta.
Luisa dijo:
Asegúrate de que el tutor sea confiable y que se investigue bien su identidad. Me preocupa que envien a alguien disfrazado de tutor para secuestrarte a ti y a Violeta.
Mmm, contrataré al profesor que tuvimos antes.
-Te lo agradezco, tía Carla. -Luisa se frotó las sienes, agotada: -¿Cómo está la condición de Violeta? ¿No se asustó ayer?
Carla negó con la cabeza: -No le dijimos nada a Violeta, tu papá tuvo el accidente justo cuando la fiesta de cumpleaños estaba terminando. Le dijimos que papá tuvo que irse por algo urgente,
-Entiendo. tía Carla, pediré a Andrés que elija algunos guardaespaldas competentes para protegerte a ti y a Violeta.
-Está bien.
La tarde del día siguiente.
Andrés finalmente tuvo un momento libre y visitó el hospital.
Carla estaba sentada al lado de la cama, dándole medicina a Miguel, mientras Luisa, sentada en un sofá, trabajaba en su laptop con expedientes sobre la mesa pequeña frente a ella.
Andrés entró empujando la puerta, seguido de su asistente Alejandro, quien dejaba un montón de suplementos nutricionales y cestas de frutas en una mesa cercana.
Andrés
-Lo siento, señor Miguel, después del incidente estuve ocupado buscando al
agresor y no pude venir a verlo de inmediato.
Miguel murmuró un “un“, en señal de respuesta