Capítulo 199
Don Manuel aconseja con paciencia: -Miguel es un empresario serio, nunca ha enfrentado este tipo de violencia; aunque asignes guardaespaldas, no podrás protegerlos todo el tiempo, y ya has visto: En esta batalla entre tú y Daniel, quienes han resultado heridos primero son los de la familia González.
Los profundos y oscuros ojos de Andrés parecían pozos sin fondo. Su nuez se movía nerviosamente, y las comisuras de sus ojos se teñan de rojo.
-Abuelo, ¿estás seguro de que si rompo con Luisa, Daniel lo creerá?
Por eso tienes que romper de verdad, no solo fingir. Luisa es ingenua y no sabe actuar; si le dices que es
una ruptura falsa, definitivamente se notará. Andrés, se radical, corta por lo sano.
El dolor se reflejaba en los ojos de Andrés: -Le prometi que nunca haría algo que la lastimara.
-No la estás lastimando, la estás protegiendo.
-Abuelo, Daniel ha dirigido sus acciones hacia la familia González porque sabe que Luisa es mi debilidad. No creo que romper con ella lo convenza de que he cortado lazos con Luisa.
Don Manuel sacudió la cabeza: No, él lo creerá. Dada tu posición como el único heredero del Grupo Martínez, él asumirá que no eres una persona de un solo amor. Alguien con tu trasfondo se espera que sea un donjuán.
Andrés sonrió con amargura: -Abuelo, dame algo de tiempo para pensar.
Don Manuel le dio unas palmaditas en el hombro, con seriedad y cariño: -Andrés, yo puedo, esperar, pero la familia González, no.
Andrés cerró los ojos por un momento; su pecho subía y bajaba como si estuviera conteniendo algo con gran esfuerzo.
-¡Ay!, si realmente amas a Luisa… -Don Manuel habló con paciencia: -Después de resolver lo de Daniel, ¿por qué no intentas reconquistarla?
La voz de Andrés era baja y sombría; sus ojos reflejaban confusión y su presencia era casi etérea. Don Manuel nunca había visto tal expresión en su rostro: ¿Y si para entonces ella ya no quiere volver conmigo?
Don Manuel no supo qué responder.
Entendía los sentimientos de Andrés, pero tampoco podía prometerle nada; los corazones humanos cambian con el viento, ¿quién puede predecirlos? Además, si Andrés es quien propone la ruptura, Luisa no tiene por qué esperarlo.
Le pedía a Andrés que fuese radical; solo así Luisa se desesperaría y Daniel sería engañado. Pero si Andrés actuaba con dureza y lastimaba el corazón de Luisa, ¿por qué ella debería
Capsul
reconciliarse con él?
Era un dilema sin solución.
Don Manuel lo pensó y dijo solemnemente: -Andrés, si no quieres romper de verdad, entonces háblalo claro con ella, pidele que actúe contigo en este teatro. Claro, siempre y cuando puedas asegurarte de que podrá actuar bilen sin revelar debilidades que puedan hacer que otros la lastimen a ella y a su familia.
Andrés permaneció en silencio.
Eso no funcionaria.
Luisita no podía ocultar sus sentimientos; si no estaba totalmente desesperada, cada vez que lo viera, sus ojos la delatarían, y seguramente alguien lo notaria.
Piensalo bien. -dijo Don Manuel, levantándose: -He solicitado volver a Puerto Bella deshacer el compromiso con la familia González. Piénsalo y dame una respuesta mañana. Mañana por la noche iré contigo al hospital para disculparme con Miguel.
Andrés bajó la mirada y no dijo nada, envuelto en una atmósfera de melancolía y tristeza.
Sabiendo que necesitaba estar solo, Don Manuel no dijo más y subió las escaleras.
El vestíbulo estaba silencioso y frío, las puertas y ventanas cerradas; ni siquiera una brisa podía entrar. El aire estaba tan estancado que dificultaba la respiración.
Andrés se ajustó el cuello de la camisa, sintiendo un dolor intenso en el corazón.
El sol de invierno brillaba a través de la ventana, proyectando una sombra solitaria sobre el suelo brillante.
Una soledad profunda.