Capítulo 205
La llamada se cortó.
No pensara más.
Esa frase, como un hechizo, resonaba una y otra vez en su mente.
Luisa se sentía completamente desolada; toda la ternura y dulzura que Andrés había cultivado en ella se desvanecía poco a poco.
La nieve caía cada vez con más fuerza afuera, y el viento del norte soplaba con fiereza,
sacudiendo las ramas de los árboles.
Luisa se quedó mirando fijamente la nieve que caía en espirales del otro lado de la ventana.
El celular guardó silencio por un momento, y luego volvió a sonar con una insistencia desesperada.
Las lágrimas aún no se secaban en el rostro de Luisa, y el estridente timbre del celular la hizo sentirse repentinamente agotada.
La llamada era de Miguel.
—Luisita, hoy la familia Martínez vino a romper el compromiso.
Su corazón ya estaba tan adolorido que se había entumecido, y Luisa respondió con un leve
murmullo.
Miguel guardó silencio unos instantes, como si sintiera compasión. -Andrés está envuelto en un escándalo con una actriz, ¿lo viste?
Luisa no respondió, permanecía en silencio.
Miguel continuó: -Mañana mandaré organizar una conferencia de prensa para anunciar públicamente la anulación del compromiso con la familia Martínez. Esta ruptura es completamente responsabilidad de la familia Martínez. Luisita, la culpa no es tuya, no te sientas presionada. Romper un compromiso no es motivo de vergüenza. Más adelante te presentaré a otros jóvenes talentosos y distinguidos. Nuestra Luisita es tan hermosa y sobresaliente, ¿qué tipo de hombre no podrías encontrar?
Luisa seguía en silencio.
No sabía cómo responder.
No se imaginaba que la familia Martínez actuaría tan rápido; Andrés había terminado con ella anoche y hoy ya se presentaban a romper el compromiso.
¿Era tanta la prisa?
Capitulo 205
Al recordar esa voz femenina, seductora y encantadora que había escuchado por el celular hace un momento, Luisa sintió un dolor opresivo en el pecho. ¿Acaso Andrés tenía tanta urgencia de desvincularse de ella para poder darle a Rocío un lugar legítimo cuanto antes?
-Luisita, descansa bien. Mañana, después de la conferencia de prensa, enviaré un carro para
que regreses a casa.
Después de la conferencia, la familia González y la familia Martínez ya no tendrían relación alguna. Daniel probablemente dejaría de tener intenciones contra la familia González.
Así lo pensaba Miguel, y volvió a insistir con algunas palabras para que Luísa no se dejara llevar por la tristeza ni afectara su salud.
Luisa respondió con evasivas, sin mostrar mucho interés.
Una sala privada del club, con luz tenue.
Carlos estaba sentado en el sofá, con el rostro oculto en la oscuridad, sin que pudiera distinguirse la expresión en su cara.
Un grupo de personas bebía, charlaba y coqueteaba, pero Carlos no tenía ningún ánimo. La algarabía no tenía nada que ver con él; solo quería sentarse solo en un rincón y quedarse en
blanco un rato.
En los últimos días, Luisa había desaparecido.
Después de salir del hospital, se enteró de que Luisa se había mudado. El departamento contiguo ya no tenía habitantes.
No sabía adónde se había ido, y tampoco lograba comunicarse con ella por celular.
Era como si, de pronto, Luisa hubiese desaparecido por completo de su mundo.
Se había sumido en un estado de abandono, y todos los días se adormecía con alcohol.
Una vez, borracho, entre la bruma de la embriaguez creyó ver a Luisa de vuelta.
Ella llevaba el vestido que él le había regalado cuando estaban saliendo, y le sonreía dulcemente.–Carlos.
Él lloró de la emoción, abrazando a Luisa mientras reía y sollozaba al mismo tiempo.
Luisa extendió la mano y acarició suavemente su rostro, con los ojos llenos de ternura y compasión. No tomes más, beber en exceso daña tu cuerpo. Ven, te llevo a descansar.
Él cubrió la mano de Luisa con la suya, inclinando la cabeza para frotarse con anhelo en su palma. Las lágrimas le corrían por las mejillas. Luisita, de verdad entendí mi error. ¿Podrías volver?
Luisa le sonrió dulcemente, con una voz suave como un susurro. -¿No ves que ya volví?
Capitulo 205
Carlos, con los ojos enrojecidos, preguntó: -Te juro que de ahora en adelante solo te amaré a ti, solo seré bueno contigo. ¿Empezamos de nuevo, sí?
La mirada de Luisa era cálida y profundamente afectuosa. -Sí, no volveré a irme.
–
-Qué maravilla, murmuró él. -Pensé… pensé que ya no tendría otra oportunidad…
El hombre no pudo reprimir más el llanto, y rompió a llorar entre gemidos entrecortados.
Era la emoción de recuperar lo perdido, y también la penitencia por los errores cometidos.
Qué dicha.
Su Luisita había regresado.
Luisa, tan suave como el agua, le secó las lágrimas con ternura y se inclinó para besar sus
labios.
Capitulo 206