Capítulo 214
Andrés y Rocío salieron de la habitación, justo cuando la puerta se cerró, él apartó la mano de la mujer.
Rocío se encogió de hombros, sin darle importancia.
Ambos se dirigieron hacia el elevador.
Con indiferencia, Rocío preguntó: -¿Qué plancas hacer ahora? Vi que Luisa quedó bastante herida hoy, ¿cómo piensas solucionarlo?
Los labios de Andrés se tensaron, y sus dedos largos se cerraron en un puño que colgaba a su lado, sin responder.
Todo lo que tenía en mente era el rostro pálido y ensangrentado de Luísa, y sus ojos llenos de
dolor.
Decir esas palabras hirientes, en contra de su voluntad, no le había causado menos sufrimiento que a Luisa.
Mientras ella no mencionara terminar la relación él jamás la dejaría.
Cuando pronunció aquella frase por primera vez, jamás imaginó que algún día la repetiría con
para niños. un tono burlón para decirle a Luisita: -Tú tambien crees esas mentiras
En la suite.
Después de que los hombres se marcharan, la habitación quedó en silencio.
Fernanda sacó dos botellas de vino tinto muy caras del bar. -Luisita, no te pongas triste por ese mal hombre, no vale la pena. Vamos a beber esta noche. Eres tan hermosa y tu familia tiene dinero, ¿qué clase de hombre no podrías conseguir?
Mientras hablaba, Fernanda abrió una de las botellas. -¡Lo que no falta en este mundo son hombres! La próxima vez te conseguiré algunos modelos masculinos, ¡diez de ellos!
Luisa estaba sentada en el sofá, con la mirada perdida y dolida, sin ánimo.
Después de beber varias copas de vino, empezó a sentirse un poco mareada.
Era la primera vez que bebía alcohol.
abrir Con una mano, Fernanda sostenía una copa de vino, y con la otra tomó su celular para Facebook. —Mira, Luisita, tengo muchos chicos guapos en mi lista de amigos. Mira, este mide un metro ochenta y siete, tiene un abdomen como una tableta de chocolate y aún está en la
Capitulo 214
universidad.
Fernanda se acercó para mostrarle a Luisa la foto–¿Qué te parece? No está nada mnal, ¿verdad?
Estaba a punto de decir que, aunque ese chico no era tan guapo como Andrés, en su universidad se consideraba uno de los más atractivos. Y lo más importante: era un estudiante universitario, joven y lleno de vida, algo con lo que Andrés no podía competir.
Pero se tragó sus palabras.
No debía mencionar a Andrés.
Luisa miró las fotos en el celular con una sonrisa borrosa. Este realmente no está mal.
por la -¿Verdad? Tengo muchos más aquí, déjame mostrarte.- Fernanda deslizaba su dedo pantalla. -Mira este, mide un metro noventa, es deportista y tiene buen cuerpo. Aunque su piel es un poco oscura, este tono bronceado se ve más salvaje y con más carga sexual, ¿te lo presento?
Luisa ya estaba algo ebria.
Sonrió y dijo alegremente: -Sí, claro.
Las tres chicas bebían y charlaban, y el tiempo pasaba rápidamente.
Comenzó la cuenta regresiva para el Año Nuevo.
-Diez, nueve, ocho, siete…
Las tres chicas levantaban sus copas y contaban juntas, gritando al unísono: —¡Tres, dos, unc, feliz Año Nuevo!
El cielo nocturno se iluminaba con fuegos artificiales deslumbrantes.
La multitud abajo estaba bulliciosa y concurrida.
Luisa, sentada con las piernas cruzadas y descalza en la alfombra de cachemira frente a la ventana del piso al techo, miraba embelesada los fuegos artificiales.
El nuevo año había comenzado.
Andrés, también debería decirte adiós.
En el nuevo año, te deseaba felicidad todos los días.
Adiós, Andi.