Capítulo 226
Luisa caminaba con el rostro frío, sin prestarles atención.
Después de que se fuera, Rocío tocó el brazo de Andrés y dijo: -Vaya, qué coincidencia, Luisa
está en el mismo vuelo que nosotros.
Andrés bajó la mirada en silencio.
-Tsk tsk, mira qué triste te ves, ugh, complicado
Al día siguiente, temprano en la mañana, Luisa y el director fueron al campo de golf.
Luisa llevaba un atuendo deportivo blanco, con una cola de caballo alta, luciendo juvenil, fresca y vibrante. Flavio la vio y sus ojos se iluminaron.
El director presentó: -Este es el presidente Flavio del Grupo Esperanza, buenos días presidente Flavio, ella es nuestra abogada Luisa.
Luisa sonrió y saludó: -Buenos días, presidente Flavio.
Esa suave sonrisa hizo que el corazón de Flavio se agitara.
Flavio, sonriendo ampliamente, dijo: -No esperaba que un bufete de abogados tuviera una abogada tan joven y hermosa.
Luisa sonrió sin decir nada, y el director asintió en acuerdo.
-¿La abogada Luisa también jugaba al golf regularmente?– preguntó Flavio.
Luisa negó con la cabeza: -Solo un poco, no diría que me encantaba.
Flavio, al escuchar una oportunidad, sonrió aún más ampliamente: -No importa, yo puedo
enseñarte.
-¿De qué hablaban que estaban tan alegres?
Justo entonces, una voz masculina interrumpió,
Luisa se detuvo un momento.
Andrés se acercó, seguido por un acompañante.
Flavio, con mucho respeto y sin la ostentación anterior, dijo: -El Presidente Andrés, también vino a jugar al golf, veo. Estaba charlando con la abogada Luisa sobre aficiones y me reí un poco, espero no haberlo molestado.
Luisa, con las manos caídas a los lados, las apretó ligeramente, levantó la mirada y saludó a Andrés con una cortesía distante: -Presidente Andrés.
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El director, que usualmente no estaba en el bufete y no seguía las noticias del espectáculo, aunque reconocía a Rocío, no sabía que recientemente había rumores sobre ella con Andrés, ni que el hombre delante de él, el presidente del Grupo Martínez, era el exnovio de Luísa.
El director, que raramente trataba con personas de tal estatus como Andrés, pero era observador, notó el respeto que el presidente Flavio del Grupo Esperanza mostraba hacia el joven, y rápidamente entendió que su estatus no era común.
Él también saludó con gran respeto: Buenos días, presidente Andrés.
La mirada de Andrés se posó sobre Luisa.
Ella se había maquillado ese día, y su atuendo deportivo con cola de caballo alta la hacía parecer una estudiante universitaria, bella y llena de vida; era difícil apartar la vista de ella, no era de extrañar que aquel hombre la hubiera estado mirando fijamente.
Su mirada descendió hacia las largas y blancas piernas de Luisa que asomaban bajo su falda corta, y frunció ligeramente el ceño.
Verla tan atractiva, rodeada de dos hombres mayores, hizo que Andrés sintiera un súbito
malestar.
Estuvo casi a punto de no poder resistir la tentación de quitarse la chaqueta y atarla alrededor de la cintura de Luisa, y después alejar a esos dos hombres de su lado.
Con gran esfuerzo, Andrés contuvo su irritación y disgusto, su mirada se volvió tenue y, sin expresión en el rostro, murmuró un “hmm“, -bastante molesto.
Flavio asintió y se inclinó: -Lo siento mucho, presidente Andrés, seré más cuidadoso.
-Continúen-, dijo Andrés y se marchó.
Había ido al campo de golf ese día para acompañar a un amigo que recién había regresado de
Solévia.
El amigo, llamado Hugo, había sido crucial en asegurar rápidamente el proyecto de Daniel en
Solévia.
Después de alejarse, Hugo, quien había seguido a Andrés en silencio hasta entonces, de repente adoptó una expresión como si hubiera descubierto algo nuevo y dijo: -Andrés, si no me equivoco, ¿esa no era tu prometida? ¿Por qué parecías no conocerla bien?
Hugo había emigrado a Solévia hacía más de una década, no conocía a Luisa personalmente, pero hacía unos años había visto una foto de ella en la villa de Andrés en Solévia.
En aquel entonces, Andrés había dicho que la chica de la foto era la mujer de la que estaba secretamente enamorado.
Más tarde, Hugo había viajado especialmente a su país para asistir a la ceremonia de compromiso de Andrés, donde se enteró de que la prometida erá la chica de la que había estado
Capitulo 226
enamorado durante años, y lo felicitó por finalmente haber logrado su deseo.
-Nos separamos.
-¿Ah?– Hugo estaba conmocionado, -¿Por qué terminaron de repente? ¿No esperaste más de una década para finalmente cumplir tu deseo?
Un compañero le pasó un palo de golf a Andrés.
Él lo tomó, y mientras golpeaba la bola, dijo: No quería que se viera involucrada, casi pierde la vida estando conmigo.
Hugo entendió; en la ceremonia de compromiso la hermana de Luisa había sido secuestrada y Andrés fue gravemente herido, lo que obligó a cancelar el evento. Más tarde también supo que todo había sido orquestado por la hija adoptiva de la familia Martínez, con Daniel ayudándola desde detrás de las bambalinas.
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