Capítulo 243
Tania lucía ligeramente tensa.
¿Acaso su cita esperada terminaba así?
Mientras hablaba, Andrés ya había recogido los documentos y bajaba las escaleras, caminando hacia la puerta como si nadie más estuviera presente.
Andrés, detente, dijo doña Ximena con seriedad.
Andrés se volteó, levantando la bolsa de documentos en su mano, -Abuela, usted también
recibió una llamada, ¿verdad? No le miento, realmente estoy ocupado.
Doña Ximena, con tono severo, respondió: -No pienses que no sé que esa llamada la arreglaste con alguien, no te hagas, ¡tienes que quedarte a comer hoy!
Andrés se detuvo y miró a doña Ximena, con una expresión tranquila en el rostro,
entonces no me haré el desentendido.
Está bien,
Luego se volvió hacia Tania, con un tono frío, -Hola, me llamo Andrés, lo siento, no tenía intención de tener una cita. No sabía de este encuentro de antemano y actualmente no tengo
planes de enamorarme ni casarme, así que por favor no pierdas tu tiempo conmigo.
El rostro de Tania palideció.
Después de hablar, Andrés se dio la vuelta y se fue, sin preocuparse por la reacción de los
demás detrás de él.
-¡Tú, detente! ¡Andrés!– gritó doña Ximena enfurecida.
Andrés no detuvo sus pasos en lo más mínimo, y su figura desapareció rápidamente de la vista
de todos.
La familia Castro estaba furiosa.
Don Ignacio, con el pecho subiendo y bajando intensamente, dijo: ustedes, la familia Martínez, tienen mucho poder, pero eso no les da derecho a tratar así a las personas. Nuestra Tania no está desesperada por atención. Claramente fueron ustedes, la familia Martínez, quienes nos invitaron a visitar y sugirieron que ellos tuvieran una cita, ¿y resulta que nosotros, la familia Castro, terminamos adulándolos a ustedes?
Doña Ximena estaba muy molesta, ya no conservaba la calma de antes.
Patrícia intervino para disculparse: -Esto fue culpa de Andrés, realmente lo siento, por favor
no se enojen.
La familia Castro estaba muy enfadada y armó un gran escándalo. Al final, doña Ximena tuvo que ofrecer una gran compensación para calmar su ira.
Capitulo 213
No era que a la familia Martínez realmente le importaran los sentimientos de la familia Castro, más bien, a doña Ximena le preocupaba su dignidad, y este asunto definitivamente había sido un error por parte de los Martinez, por lo que tuvo que disculparse para salvar las apariencias, de lo contrario se habrían visto mal ante los demás.
Doña Ximena había pensado que, al engañar a Andrés para que regresara, él no podría rechazar la cita y tendría que asistir, pero resultó que ni siquiera estaba dispuesto a participar de manera superficial.
Después de que finalmente se despidieran de la familia Castro, doña Ximena corrió a quejarse a don Manuel.
-Mira lo que hizo Andrés, hoy delante de tantas personas de la familia Castro, ni siquiera me dejó salvar la cara,– se quejó doña Ximena.
Don Manuel, sentado frente a su escritorio leyendo el periódico, ni siquiera levantó la mirada, -Ya te dije, nuestra familia acaba de romper el compromiso con la familia González, no deberías apresurarte a organizar citas para Andrés, pero no me escuchaste.
-¿Cómo no voy a estar preocupada? Andrés ya casi cumple veintinueve años, y los hijos de sus contemporáneos ya son bastante grandes.
Don Manuel, con calma, volteó la página del periódico, -¿Ah sí? ¿Cómo es que recuerdo que Juan y Sergio, que son bastante cercanos a Andrés, tampoco están casados?
Doña Ximena se mostró molesta y miró fijamente a don Manuel, -¿Por qué compararnos con los que no están bien? Mira a la familia Ortega y a la familia Arce, sus bisnietos ya están
hablando.
Don Manuel sonrió con resignación, -No te preocupes, Andrés sabe lo que hace. Todavía prefiero que esté con Luisa. Una vez que resuelva lo de Daniel, sería mejor si pudieran estar juntos de nuevo.
Doña Ximena sacudió la cabeza, -No, no me gusta Luisa, tiene una elocuencia de abogada demasiado buena, me ha refutado varias veces, ¿dónde está el respeto que debería tener hacia mí como su anciana?
Don Manuel la miró fríamente, -No te ofendas, pero siendo la mayor, ¿por qué tienes que discutir con los más jóvenes?
Doña Ximena no paraba de hablar, decidida a discutir esto con don Manuel.
Don Manuel, harto de la discusión y sin poder mandarla a otro lado, simplemente se levantó y se fue.