Capítulo 250
El 14 de febrero era el Día de San Valentín.
Luisa estaba soltera en ese momento y completamente enfocada en su bufete de abogados, sin ánimo alguno para celebrar el Día de San Valentín
El local que había alquilado en el edificio de oficinas seguía en remodelación, y Carlos, no se sabía cómo, había conseguido la dirección del bufete y había ordenado ostentosamente sesenta y seis canastas de flores para celebrar la apertura del nuevo despacho.
Cuando los constructores llamaron, Luisa estaba justo en una cafetería hablando sobre una colaboración con Francisco.
-Señorita Luisa, alguien ha enviado sesenta y seis canastas de flores. No caben en el pasillo, están todas apiladas aquí dentro. Venga, por favor, a hacer algo al respecto; esto nos impide seguir con la remodelación normalmente.
-¿Canastas de flores? ¿Tienen remitente?
-Sí, firmado por Carlos.
Al escuchar ese nombre, Luisa sintió que le dolía la cabeza.
Respiró hondo, se frotó las sienes con una expresión de resignación. -Entendido, pasaré en un momento para que alguien las recoja. Ustedes descansen un poco.
Después de colgar, Luisa le dijo a Francisco: -Hay un asunto en el bufete que necesito revisar. Lo siento, pero tendremos que firmar el contrato otra vez.
-No tienes que disculparte.
Francisco se levantó amablemente junto con Luisa. -Como es algo del bufete, ¿puedo acompañarte a ver qué sucede?
Luisa dudó un instante, pensó un momento y respondió: -Claro, eventualmente serás socio del bufete también. Mejor te llevo para que lo veas.
-Está bien.
Al llegar al bufete.
Luisa miro las canastas de flores que llenaban la habitación y frunció el ceño con irritación.
Eligió una canasta al azar y miró la cinta colgante.
[Felicitaciones a Luisita y su bufete por un próspero negocio. Carlos]
Luisa miró con desdén.
Esa felicitación resultaba realmente extraña, como si se tratara de la apertura de una tienda.
** Capitulo 250
Francisco también vio el mensaje en la cinta.
-¿Carlos?
Luisa, irritada, se frotó la frente. -Sí, lo siento. Es embarazoso que veas esto.
¿Es posible saber quién es este señor Carlos? preguntó Francisco, bajando la mirada para ocultar sus emociones.
Luisa consideró que, dado que Francisco era su socio, y que esto concernía directamente al bufete, era necesario explicarle la situación para evitar malentendidos o que cancelara su colaboración con ella.
-Él es mi exnovio. Terminamos hace más de medio año.
-¿Exnovio…?– murmuró Francisco suavemente
-Sí. Lamento que tengas que ver esto.
De repente, Francisco preguntó: -Pero, ¿tu exnovio no era Andrés?
Luisa se sorprendió. -¿Cómo sabes eso?
Francisco ajustó sus gafas. -Fernanda lo mencionó.
La verdad era que él había estado siguiendo de cerca su compromiso con Andrés, pero no era el
decirlo directamente. momento adecuado para
Con algo de incomodidad, Luisa explicó: -Carlos fue mi primer novio. Lo conocí cuando trabajaba en Ciudad de la Esperanza después de graduarme. Nos separamos y luego volví a Puerto Bella para comprometerme con Andrés, pero después sucedieron algunas cosas y también terminamos.
Francisco solo asintió con un “hmm” y no dijo nada más.
Luisa continuó: -Voy a manejar lo de las canastas de flores ahora mismo. No te preocupes, no permitiré que Carlos afecte nuestras operaciones normales en el bufete.
-No hay problema.
Luisa llamó a una compañía de limpieza para que viniera a retirar las canastas.
El personal de la compañía de limpieza fue muy eficiente, y en menos de media hora habían retirado las sesenta y seis canastas.
Los trabajadores de la construcción reanudaron su labor.
Luisa y Francisco recorrieron el piso, discutiendo el diseño y la distribución de los espacios de oficina.