Capítulo 286
Luisa abrió la puerta del conductor, se sentó, se abrochó el cinturón de seguridad y sacó su
para hacer una llamada.
teléfono para
-Ayúdame a revisar los archivos internos de Grupo Rodríguez.
Luisa tenía la mirada fría; sus dedos blancos y delicados golpeaban el volante con ritmo.
H
—Y también, busca un detective privado confiable, necesito investigar a Carlos.
-Está bien, señorita.
乾
Colgó el teléfono y lo dejó caer sobre el asiento del copiloto, písó el acelerador y el auto comenzó a moverse.
El atardecer caía y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse.
Era la hora pico, las carreteras estaban tan congestionadas que ni una gota de agua podría moverse. El Rolls–Royce Phantom negro se encontraba oculto en una fila interminable de vehículos atrapados en el tráfico.
El tráfico era tan denso que ponía a las personas de mal humor.
Justo en ese momento, sonó el teléfono. Luisa lo levantó y lo miró.
Era una llamada de Andrés.
Después de la ruptura, Luisa aún mantenía el número de Andrés, aunque hacía mucho que no aparecía en sus registros de llamadas. [1
No quería contestar la llamada, pero pensó que podría estar relacionado con Violeta. Luisa dudó un momento y luego atendió la llamada.
Su tono era frío y distante.–Hola, ¿qué pasa?
-La policía me llamó hace un momento. Ya están coordinando con la policía de Solévia para planear el rescate de Violeta.
Luisa sintió un escalofrío en su pecho y su respiración se volvió apresurada. -¿Están seguros de que lo pueden lograr?
Andrés hizo una pausa, y su voz fría llegó a través del teléfono.–Sobre eso, la policía tampoco puede dar garantía.
Luisa sabía muy bien lo que eso significaba.
Pero, al tratarse de la vida de su hermana, no pudo evitar preguntar.
Pasó un momento de silencio, y Luisa volvió a preguntar: -¿Hay algo más?
Capitulo 286
Andrés guardó silencio por un momento, luego su voz, algo ronca, se escuchó a través del teléfono.–Luisita, yo..
Luisa intuyó que lo qué Andrés iba a decir no tenja nada que ver con Violeta, por lo que cortó: -Si no tienes nada más, colgaré.
-Espera.–Andrés habló rápidamente. Luisita, lo siento por lo que dijo mi abuela en mi casa. Te pido disculpas en nombre de la familia.
Luisa guardó silencio.
Miró por el parabrisas del coche hacia la fila interminable de autos, con la mirada perdida.
Las palabras de doña Ximena, si dijera que no le afectaron, ni ella misma lo creería.
Al otro lado del teléfono, Andrés también permaneció en silencio.
Parecía que esperaba una respuesta de su parte.
El aire se sentía pesado.
Luisa bajó un poco la ventana para dejar que el aire fresco entrara.
El viento frío de afuera hizo que su pecho, que estaba a punto de sentirse sofocado, respirara con tranquilidad.
Un momento después, Luisa escuchó su propia voz, intentando sonar despreocupada.
-No hace falta, no es como si estuviera pensando en casarme contigo.
Dicho esto, no esperó que Andrés respondiera y colgó en seco.
No hubo más llamadas de regreso.
Cuando llegó a la mansión de la familia González, ya eran las nueve de la noche.
Miguel estaba en el hospital con Carla, y Violeta no estaba allí. La mansión de la familia González, grande y lujosa, estaba hueca.
El Rolls–Royce Phantom entró en el garaje subterráneo.
Luisa estacionó el coche, tomó las llaves y subió en el ascensor hasta el primer piso del salón.
La niñera de la casa estaba limpiando el salón y, al ver que Luisa regresaba, le sonrió levemente y la saludó: Señorita Luisa, ya ha vuelto, ¿ya cenó?
Luisa asintió con la cabeza, pensando en Carla en el hospital, y preguntó: -¿Carla ha cenado? ¿ Alguien le ha llevado la comida?
La niñera respondió: -Sí, el señor Miguel pidió que una señora preparara la comida en el hospital.
Cacity 236
-Hmm.–Luisa asintió y luego subió las escaleras.–Descansa bien desde temprano.
Al llegar a su habitacion, Luisa se quedó un rato mirando por la ventana, dejándose llevar por sus pensamientos.
Pensando en la situación de su hermana, Luisa sintió un dolor y un vacío en el pecho.
Andrés había afirmado que la policía ya estaba organizando el plan de rescate para Violeta. Quiso llamar para obtener más información, pero al ver la hora, se contuvo. Los oficiales probablemente ya estarían fuera de servicio.
Luisa continuó absorta en sus pensamientos, cuando de repente algo le vino a la mente. Se levantó y abrió una caja de almacenamiento.
Dentro se encontraba un cuadro.
Luisa sintió un dolor en su mirada y, temblando, extendió la mano para tomar la pintura.
Era una pintura de Violeta.
La imagen mostraba a la familia feliz, los cuatro juntos.
ES
Capitulo 287