Capítulo 303
Casa Martínez.
En el salón del primer piso.
Patricia, al enterarse de que Violeta había regresado sana y salva, por fin mostró una sonrisa que hacía tiempo no se le veía.–Qué bien que haya vuelto.
Víctor con tranquilidad le preguntó: -¿Y qué dijeron los de la familia González?
Andrés no mostró ningún cambio de expresión; con una apariencia serena, respondió: -No dijeron gran cosa.
Patricia se quedó pensativa por un momento.–Mañana iré a la casa de los González a visitar a Violeta. Aprovecharé para llevar algunos regalos valiosos y así poder disculparme. Al fin y al cabo, Violeta fue secuestrada por culpa de nuestra familia.
Después de escuchar estas palabras, doña Ximena soltó un gruñido y respondió con desprecio. —No hace falta. ¿Acaso no volvió sana y salva? No pasó nada grave. ¿Para qué humillarse de ese modo? Patricia, tú eres la señora Martínez, tienes una posición distinguida. Debes recordar que cada palabra y acción tuya representa a la familia Martínez. No hagas cosas que rebajen tu posición.
Patricia respondió enojada.–Mamá, ¿cómo puede considerarse eso una humillación? Ante algo así, si nos mostramos indiferentes, eso sí sería vergonzoso.
Andrés intervino de inmediato y dijo: -Abuela, el secuestro dejó una huella psicológica muy seria en Violeta. Su estado mental ahora no es bueno.
Lo que implicaba que Violeta, en realidad, no había regresado ‘sana y salva‘, y que la familia Martínez debía hacerse responsable.
-Je,je,je.–Doña Ximena tenía la mirada cargada de rechazo.- Solo se asustó un poco. Las chicas jóvenes suelen asustarse con facilidad, es normal. En unos días se le pasará. No hagan tanto escándalo.
Patricia, miró a doña Ximena y luego a Andrés, con una expresión de querer hablar pero sin
atreverse.
Andrés mantenía su actitud tan fría e indiferente, como si no hubiera escuchado las palabras sarcásticas de doña Ximena. Solo giró la cabeza hacia Patricia y le dijo: -Si va a visitar a Violeta, debe avisar antes al señor Miguel o a la señora Carla, y consultar su opinión. Violeta está recibiendo tratamiento psicológico en casa, por lo tanto puede que no esté en condiciones de recibir visitas.
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Patricia respondió al instante.–De acuerdo.
Después de verse ignorada, el rostro de doña Ximena se inquietó y dijo con disgusto: -¿ Andrés, estás llevándome la contraria?
Andrés apenas abrió los labios: -¿Cómo podría ser eso? Usted se ampara en su posición y no desea ir a la casa de los González, eso es asunto suyo. Yo no tengo autoridad para obligarla, ¿no le parece?
-¿De verdad no entiendes lo que quiero decir, o te haces el que no entiende? No te permito ir a la casa de los González.–Dijo doña Ximena, y luego se devolvió hacia donde se encontraba Patricia.–¡Tú tampoco puedes ir!
-Mamá… -Patricia se desesperó.
-Andrés, no discutas más con la abuela… -dijo Valentina con un tono de voz muy suave.
Andrés ni siquiera miró a Valentina. Se puso de pie y dijo: -Tengo cosas que hacer, me voy.
Y sin más palabras, se dio la vuelta y se marchó.
-¡Andrés! -gritó Valentina a su espalda.
-¡Mira cómo está hablando ahora! -doña Ximena estaba furiosa.
-Mamá, entonces yo también me voy.—dijo Patricia, mirando el rostro de doña Ximena. Su tono se suavizó un poco para tratar calmarla.- Tranquilícese.
Doña Ximena la miró con frialdad.—¿Tranquilizarme? ¿Acaso tendría que tranquilizarme si tú no me enfurecieras?
Patricia quedó atónita y suspiró en silencio.
-Abuela, pruebe el café que preparé. Es su favorito.–Valentina levantó la taza y se la acercó a doña Ximena.–Pruebe a ver si me quedó bien.
Doña Ximena dio un sorbo, y su expresión se suavizó un poco.–Vale sí que es considerada.
Patricia miró a Valentina, no dijo ni una sola palabra más y se dio la vuelta para marcharse.
Víctor nunca había tenido importancia en esta casa. Esta vez, además, el que había causado problemas era su hijo ilegítimo, así que tenía menos o quizás nada para opinar.
Frente al fuego cruzado entre doña Ximena y Andrés, Víctor fingió no escuchar ni una sola palabra, como si no se hubiera enterado de nada. Dio un sorbo a su café, dijo unas cuantas palabras simbólicas y también se fue.
Capitulo 303
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Durante la reunión en el despacho, Luisa estaba algo distraída.
Al terminar, regresó a su oficina para organizar unos documentos.
No pasó mucho tiempo cuando se escuchó fr pronto un golpe en la puerta.
Unos minutos más tarde, esta se abrió, y Francisco apareció en la entrada.–Abogada Luisa, ¿ puedo pasar?
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