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Capítulo 328
No había pasado ni media hora desde la firma del contrato.
De repente, la cuenta corporativa del bufete recibió una enorme transferencia.
Alfredo, el encargado de finanzas, quedó estupefacto, con las pupilas dilatadas, y corrió asustado a la oficina de Luisa.
-¡Abogada Luisa, acabamos de recibir una transferencia de 12 millones de dólares en la cuenta del bufete! -exclamó Alfredo, con una expresión de total asombro. ¿Qué está pasando?
-Acabamos de firmar un gran contrato con Grupo Martínez. Es el anticipo de los honorarios legales; una vez concluidos los casos, recibiremos el resto del pago.–respondió Luisa con total calma.
-¿Qué? ¿Dices que esto es solo una parte? ¿Aún falta el pago final? -preguntó Alfredo, completamente incrédulo,
-Ajá. -Luisa sonrió con picardía; sus ojos brillaban, claros y llenos de vida.- El viernes, la cena corre por mi cuenta.
-¡Genial! -dijo Alfredo, radiante de alegría.
No había pasado mucho desde que Alfredo se fue, cuando llegó Francisco.
-¿Me enteré de que el bufete recibió otro magnifico caso? ¿Nada menos que uno grande del Grupo Martínez?
-Ajá, en un rato más voy a asignarle varios casos a tu equipo.
Francisco mostraba cierta incomodidad al hablar: -Jefe Andrés sí que fue generoso. Solo en honorarios iniciales transfirió 12 millones de dólares. ¿Cuál es el monto total?
-Esto. -Luisa levantó con orgullo tres dedos.
Treinta millones de dólares.
Francisco chirrió la lengua y bromeó: -¿Después de terminar este caso ya no hará falta trabajar más?
-¿Y tus ambiciones, abogado Francisco? -respondió Luisa con una sonrisa ladeada.- Mì objetivo
principal es convertir a Lex Juris Abogados en el bufete número uno de Puerto Bella.
-Consultores Legales Rivera ni siquiera llega a cobrar treinta millones de dólares en honorarios anuales.
-Dijo Francisco riendo.- En cuanto a ingresos, ya los superamos en gran manera; solo nos falta en
número de personal y reconocimiento.
-Tranquilo, después de terminar estos grandes casos de Grupo Martínez, nuestra notoriedad va a despegar. ¡Ánimo! -Luisa le dio una palmada en el hombro a Francisco.–Tengo fe en ti.
Francisco dijo: -El bufete tendrá que ampliar su tamaño..
Luisa respondió: -Eso está claro. Ya le pedí al área de recursos humanos que se apure en contratar otro
Capítulo 328
grupo de abogados y asistentes. También hay que perfeccionar al máximo aún más los reglamentos.
Luisa distribuyó los casos recién firmados de Grupo Martínez entre los equipos de abogados y notificó a todos por el chat grupal que el viernes, después del trabajo, invitaría a cenar a todos los colegas del bufete. Les pidió que por favor trabajaran con esfuerzo y les aseguró que, una vez concluídos los casos. de Grupo Martínez y recibido el pago final, se otorgarían excelentes bonificaciones para todos.
Todos estaban encantados y trabajaban con gran dedicación y esmero.
Todo el bufete estaba impregnado de un ambiente de alegría.
Pasadas las cuatro de la tarde.
Una oleada tras otra de repartidores llegaba al bufete con grandes entregas.
Té con leche, pastelitos, frutas, además de pollo frito y papas de KFC y McDonald’s.
Los compañeros de recepción se quedaron boquiabiertos.
Fueron a la oficina de Luisa a preguntar: -Abogada Luisa, ¿tenemos merienda esta tarde en el bufete? ¿
No la tuvimos ya el martes pasado?
La merienda de la tarde siempre estaba a cargo del equipo de recepción.
Ella lo recordaba con claridad: pero hoy no estaba programada ninguna.
Luisa alzó la vista, visiblemente confundida.–¿Merienda? No tengo ni idea de eso.
-¿Eh? ¿Usted tampoco lo sabía? Qué raro todo esto.
Luisa salió junto con la compañera de recepción y vio que las mesas del vestíbulo estaban llenas de entregas. Su rostro mostraba una expresión de total desconcierto.
-¿Será que fue el abogado Bruno u otro abogado quien las pidió? -dijo la compañera de recepción.
El abogado Bruno era otro de los socios del bufete.
Hoy el bufete había cerrado un gran contrato y recibido una enorme transferencia. El hecho que el abogado Bruno quisiera invitar a todos a merendar era perfectamente razonable.
Luisa tomó una foto y la envió al grupo de abogados, preguntando quién había hecho la invitación.
Pilar: [¡Guau, ¿también hay merienda hoy? Estoy en audiencia fuera, guárdenme algo, porfa.]
Enrique: [No fui yo, en un rato también tengo audiencia.]
Francisco: [Hoy en la mañana ya Invité el café, tampoco fui yo.]
Bruno: [Yo tampoco.1
Pilar: [¡Guau! Entonces, ¿quién será el compañero generoso?]
Luisa se seguía extrañada, cuando de pronto un rostro familiar cruzó por su mente.
¿Podría ser él?
Captulo 328
Justo en ese momento, su celular comenzó a sonar.
Al ver ese número tan conocido, Luisa guardó silencio.
Había borrado a Andrés de su lista de contactos, pero en realidad ese número lo sabía de memoria.
Tras unos segundos de duda, Luisa contestó la llamada.