El Secreto de Mi Prometido 342

El Secreto de Mi Prometido 342

Capítulo 342 

Los ojos negros de Andrés eran profundos, y su tono de voz, grave: Luisita, de veras no entiendes nada de los hombres. Francisco te mira con una pasión que no se molesta en ocultar. ¿En serio no te das cuenta de lo que siente por ti

Luisa de repente se rio

La mirada que le dirigió a Andrés estaba llena de desconcierto

A lo que Luisa replicó con sarcasmo: Claro, por supuesto que no entiendo a los hombres. Por eso, cuando mi exnovio me dijo que mientras yo no mencionara la palabra romper, él jamás me dejaría, yo le creí. Y cuando rompimos, se burló de diciendo que solo una niña se tragaría semejante mentira

Andrés se quedó perplejo

¿No estaban hablando de Francisco

¿Por qué, de pronto, el tema se dirigía hacia él

Esas palabras se las había dicho él mismo a Luisita durante su ruptura

Sabía perfectamente cuánto la había herido

Y no se sentía ni un poco mejor que ella

Decir esas palabras crueles con su propia boca le había desgarrado el alma

En el fondo de sus ojos oscuros se agitaba una tormenta. Toda la envidia que lo dominaba se desvaneció al instante, sustituida por una profunda sensación de impotencia y tristeza

Bajó la mirada, y apesadumbrado murmuró en voz baja: -Luisita, yo tenía mis razones para decir esas cosas. No eran sinceras, no era lo que sentía de verdad

Luisa se burló con frialdad: -¿Cuáles? ¿Lo de que mientras yo no pidiera la ruptura jamás me dejarías? ¿Esa no era tu verdad? No hace falta que lo repitas, ya lo

-No, no es eso. -Andrés dio un paso hacia ella, visiblemente alterado, y posó ambas manos sobre los hombros de Luisa.sabes que no es esa la frase. Luisita, eres la única en mi corazón; lo que siento por ti nunca ha cambiado

-Suficiente. La mirada de Luisa indicaba la rabia que sentía en su interior.- Decir todo esto ahora ya no sirve de nada. Tengo cosas que hacer. Con permiso

Tras decirlo, Luisa se dio la vuelta y abrió la puerta del auto

-Luisita, escúchame-Andrés apoyó la mano contra la puerta

Luisa lo empujó con fuerza y cerró la puerta de un golpe. ¡Pum!.. 

apitre 

Después de que el auto de Luisa se alejara, Francisco se acercó

Con una expresión de deleite malicioso, hizo un par de tsk tsky dijo con una sonrisa: -Jefe Andrés, yo le dije a usted que tenía razón, ¿no? Una persona que ha sido herida una vez no vuelve a darle a ese alguien la oportunidad de herrla por segunda vez

La mirada de Andrés lo fulminó con los ojos: -Pues entonces esa oportunidad me la ganaré yo mismo. ¿No escuchaste lo que dijo hace un momento? Luisita no tiene absolutamente ningún interés en ti. Te aconsejo que renuncies cuanto antes

Francisco tenía una sonrisa en los labios, los ojos levemente entrecerrados, y respondió sin molestarse en lo más mínimo: -Ahora no, pero quién sabe en el futuro

Al día siguiente, Luisa recibió las dos joyas que Andrés había adquirido en la subasta

Los pendientes de zafiro y la pulsera de diamantes

Las piezas fueron entregadas por el asistente de Andrés, Alejandro

Alejandro, con una actitud muy respetuosa, dijo

Señorita Luisa, el jefe Andrés voló esta 

mañana muy temprano a Solévia. Antes de irse, me recalcó varias veces que debía entregarle personalmente estas dos joyas

¿Andrés se fue a Solévia

¿Será para encargarse del asunto de Daniel

Luisa echó un vistazo a las dos piezas de joyería y dijo con tono indiferente: -Llévatelas de vuelta. Yo no las quiero. 

-Esto-Alejandro mostró una expresión incómoda.Señorita Luisa, por favor, acéptelas. El jefe Andrés dijo que si usted las devuelve, entonces ya no tengo que seguir trabajando; que directamente presente mi carta de renuncia al departamento de recursos humanos

—…—Luisa se quedó sin palabras. Andrés que sabía cómo presionar moralmente

Alejandro adoptó una expresión de profunda aflicción, con una mirada ligeramente suplicante: -Señorita Luisa, por favor, acéptelas. Tengo que mantener a mis hijos y a mis padres. De verdad no puedo perder este empleo

-Está bien, déjalas ahí. —dijo Luisa con resignación

– 

No quería poner en aprietos a un trabajador

-¡Perfecto!-Alejandro sonrió al instante, aliviado.Entonces, que tenga buen 

Me retiro

Luisa asintió con la cabeza.Ajá

Después de que Alejandro se marchara, Luisa miró las dos joyas exquisitas y soltó un suspiro 

Capitus 347 

lleno de resignación

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