Capítulo 352
-Mira Andrés, tu herida en la mano es grave, jatendela ya! Patricia estaba pálida.
Andrés llevaba ya más de una hora en el hospital, con la herida de la mano sangrando, y aun así no le prestaba atención.
-Es solo una herida leve, tranquila no pasa nada Andrés habló con voz ronca.
-¿Cómo que no pasa nada si ya ha sangrado demasiado? Patricia, nerviosa, carinó hacia el fondo del pasillo. Enfermera, enfermera, venga pronto.
Al poco rato, la enfermera regresó con Patricia.
Patricia le dijo asustada a la enfermera: -Por favor, llévelo a que le atiendan la herida.
Andrés se quedó expectante donde estaba, con la mirada perdida, fijamente observando la palabra “Cirugía” en la puerta de la sala de emergencias, sin moverse.
Patricia con dolor se secó las lágrimas y empujó a Andrés. -Ve a que te curen, ¿acaso quieres que Luisita despierte y te vea en este estado tan lamentable?
Estas palabras, Andrés pareció escucharlas.
Obedeció y, moviendo los pies, se fue con la enfermera.
Fernanda miró la espalda de Andrés y suspiró largamente.
Eran una pareja dolorosa.
Después de que Andrés se fue, Patricia jaló con fuerza a Víctor para sacarlo de allí. —¡Ven conmigo!
Con actitud firme, Patricia arrastró a Víctor fuera del hospital. Sus labios estaban fruncidos y sus ojos, llenos de ira, parecían lanzar fuego.
Durante el trayecto, varios médicos y enfermeras les dirigieron miradas curiosas.
-¿Espera qué haces? ¡Suéltame!– Ya fuera del hospital, Víctor se zafó furioso de la mano de
Patricia.
Un Paf sonó claro.
Patricia le dio una cachetada con fuerza a Víctor.
¡Estás desquiciada!– gritó Víctor, furioso.
Patricia, fuera de sí de la rabia, le respondió:
Estoy loca? Si no hubieras sido infiel en ese
entonces, si no hubieras dejado embarazada a esa maldita mujer, si no te hu1 as ablandado y permitido que naciera ese niño, ¿cómo habríamos llegado a todo esto? ¿Sabes que hoy Daniel casi mata a Andrés?
Capitud to
Víctor le respondió sombrío. Pero yo no sabía cómo sería Daniel al crecer! ¡Ahora no tiene sentido que me culpes por esto!
¡Victor! Patricia lo señaló y lo insultó enloquecida.
¡Tú eres el verdadero culpable! Todo comenzó por tu culpa, ¿cómo puedes seguir actuando tan tranquilo como si nada hubiera pasado?
Víctor, con los ojos enardecido, gritó fuerza todo pulmón: -¡Basilía me dijo que había abortado! ¡Esa maldita me mintió! Se fue al extranjero a tener al niño sin decirme nada al respecto. ¡Me enteré después de que no se había hecho el aborto! Cuando lo supe, Daniel ya había nacido. ¿Cómo iba a matar a mi propio hijo? ¿Querías que matara con mis propias manos a mi hijo?
Patricia, llorando de rabia, gritó enloquecida: Así que ahora simplemente ves cómo tu hijo ilegítimo intenta matar a Andrés? ¿Acaso Andrés no es tu verdadero hijo? ¡Esta situación la provocaste tú solo!
-Jeje. Víctor soltó una risa sarcástica. -¿¿Que todo esto fue culpa mía?? ¡En su momento les rogué a ustedes que recibieran a Daniel de vuelta en la casa de los Martínez, y no quisieron! Tú me amenazaste con quitarte la vida, y papá incluso me amenazó con romper por completo nuestra relación de padre e hijo. Si Daniel hubiera crecido en la casa de los Martínez, ¿cómo habría terminado involucrado con las fuerzas malignas de Solévia? ¿Y cómo habría desarrollado ese tremendo resentimiento y deseo de venganza contra Andrés?
-¡Bien, perfecto!– Patricia soltó una risa cargada de rabia. -¡No sabes lo que es la gratitud! ¿ Verdad? ¿Y ahora resulta que la culpa es nuestra? El error real fue casarme contigo, jun desgraciado como tú! ¡Víctor, quiero el divorcio!
-¿¡Qué estupideces estás diciendo!?– El rostro de Víctor se tornó sombrío. – Daniel ya fue arrestado, Andrés está bien, ¿¡y tú con qué derecho vienes a hablar de divorcio ahora!?
-Porque en el fondo eres un hombre frío e insensible.
Tú eres el
Patricia ya no parecía tan alterada como antes; bajó la voz y habló con suavidad: verdadero culpable de todo esto, pero te desentiendes de toda responsabilidad. Por tus errores del pasado, Andrés estuvo a punto de perder la vida, y la familia González casi se desmorona. ¿ Y tú vienes a acusarme de amenazarte con mi vida? ¿A culpar a mis padres por no permitir que Daniel regresara a la familia? Víctor, ¿todavía tienes conciencia?
Víctor con dolor tenía el rostro cubierto de sombras y no respondió.
Patricia lo miró fijamente, sus ojos fríos como el hielo. Le dijo en voz baja: -Víctor, la persona con la que Daniel debería vengarse es contigo.
Dicho esto, Patricia se dio la vuelta y se marchó con frialdad.
-Yo…— Víctor intentó decir algo, pero de repente escupió un chorro de sangre, su visión se ensombreció y cayó al suelo.