Capítulo 364
El almuerzo era una comida nutritiva muy ligera.
Pero Víctor no tenía nada de apetito.
Él conocía mejor que nadie el estado de su cuerpo.
Andrés estaba de espaldas a Victor, junto a la ventana, hablando entretenido por celular.
Era un nuevo informe por parte de la policía.
Como Daniel había confesado personalmente haber instigado a Valentina a envenenar a Víctor y, con la colaboración de Andrés, el caso se resolvió en breve; las pruebas eran concluyentes, y la policía ya había remitido el expediente a la fiscalía para que presentara cargos.
Este caso de envenenamiento estaba bastante claro, con pruebas sólidas y abundantes: Daniel era el instigador, Valentina la ejecutora, y la fiscalía presentó una acusación por homicidio intencional contra ambos.
Al mismo tiempo, después de que Andrés entregara a la policía múltiples pruebas de otros delitos cometidos por Daniel, la fiscalía también presentó cargos por los terribles crímenes que Daniel había cometido en España.
La fiscalía, al presentar respectiva la acusación, propuso la pena de muerte con ejecución inmediata.
Andrés colgó y se dio la vuelta.
La comida frente a Víctor seguía intacta.
-¿Es sobre la acusación contra Daniel y Valentina? ¿No es así?– preguntó Víctor con voz débil.
Andrés respondió con un “ajá“, con expresión indiferente.
-¿Y qué dijo la policía?
-Dijo que el envenenamiento también por supuesto es considerado como homicidio intencional.-
Respondió Andrés con tono pausado, además de eso, Daniel también está acusado de secuestro, crímenes relacionados con organizaciones de tipo mafioso, posesión ilegal de armas, entre otros
delitos. La fiscalía propone pena de por vida. Valentina, por intento de homicidio, se enfrentará de
manera inevitable a cadena perpetua.
Víctor bajó la mirada y guardó completo silencio.
Andrés le lanzó una mirada, sin decir nada.
Pasado unos minutos, Víctor habló con vacilación: -Deseo ver a Daniel.
El corazón de Andrés se estremeció, y su mirada se tornó sombría.
¿Después de todo lo que Daniel le había hecho, todavía quería verlo?
De verdad amaba a ese hijo ilegítimo.
Andrés endureció el rostro, con una chispa de burla en la mirada,
En ese instante, deseaba preguntarle a Victor: si en todos esos años, ¿lo había valorado alguna vez? ¿Lo
había amado, siquiera un poco?
Andrés al final no lo preguntó.
-No se puede.- Soltó con frialdad, y se dio la vuelta para irse.
Víctor lo miró alejarse y de pronto gritó a todo pulmón: -¡Andrés, te lo ruego, déjame ver a Daniel solo
una vez!
El cuerpo de Andrés se detuvo con brusquedad.
Sus manos, a los lados, se cerraron con fuerza en puños.
-Fui injusto contigo, con tu madre.- Los ojos de Víctor se enrojecieron, y su voz, cargada de sollozos, hizo que el corazón de Andrés se estrujara con fuerza.
–
-No me queda mucho tiempo, supongo que esto es un castigo… Víctor lloró desconsolado, -Antes de morir, hay cosas que quiero decirle a Daniel. Déjame verlo una vez.
Andrés permanecía en la puerta, de espaldas a Víctor, con los ojos oscuros como la tinta, llenos de un
escalofriante brillo.
No
En otra vida.- El hombre habló pausado, con una voz tan fría como el hielo.
Después de almorzar, Luisa charlaba con Catalina y Fernanda en la habitación del hospital.
De repente, se escuchó un alboroto afuera.
Los gritos ensordecedores se sucedían uno tras otro.
-¿Qué está pasando afuera?– Fernanda quedó pensativa.
Luisa miró hacia la puerta de la habitación, -El alboroto es bastante fuerte, seguro ocurrió algo.
-Voy a ver.- Fernanda se levantó a toda prisa, -Catalina, quédate aquí con Luisita.
Catalina obedeció, -Ajá.
Fernanda se fue.
Luisa sentía una inquietud creciente.
Tenía el presentimiento de que algo muy malo había pasado
Muy pronto, la puerta de la habitación se abrió de golpe con un fuerte estruendo. Fernanda regresó corriendo, asustada sin aliento.
Se quedó parada en la entrada, pálida como un papel, con los ojos abiertos ampliamente por el terror, y los labios temblando, sin poder pronunciar una sola palabra durante un largo rato.
Al ver su expresión tan inusual, Catalina y Luisa se miraron inquietas; sus rostros también palidecieron,
Luisa preguntó: -¿Qué pasó?
Act Fast Free Borus Time is Running Out!