Capítulo 54
Pronto, Luisa comprendió los antecedentes del incidente en el que el agresor hirió a alguien con un cuchillo.
El agresor se llamaba Eduardo, era dueño y representante legal de una empresa privada. Debido a un conflicto contractual, fue demandado por otra empresa en los tribunales. El abogado Tomás aceptó la representación de la empresa de Eduardo y no logró ganar el caso.
Tras la sentencia judicial, Eduardo fue considerado responsable del incumplimiento del contrato y enfrentaba una enorme indemnización. Cuando el caso llegó a la etapa de ejecución, el tribunal congeló de inmediato las cuentas de la empresa de Eduardo.
Poco después, el abogado Tomás descubrió pruebas de que Eduardo había mezclado sus bienes personales con los de la empresa y había retirado fondos de forma ilegal. Tras presentar la demanda, el tribunal también embargó sus propiedades inmobiliarias y confiscó todos sus
bienes muebles.
Al mismo tiempo, la esposa de Eduardo le fue infiel, robó el dinero de la casa y huyó con su
amante.
Con todas estas terribles acciones, Eduardo se encontró completamente atrapado.
Él culpó de todo esto a los abogados de Consultores Legales Rivera y decidió vengarse
tomando un cuchillo.
Afortunadamente, el abogado Tomás fue rescatado y se salvó de peligro de muerte.
Tras este incidente, la firma decidió convertir una de las oficinas en una sala de seguridad.
Dos guardias de seguridad, tipos corpulentos con grandes músculos, fueron asignados enseguida a la sala de seguridad.
Luisa sabía que esos eran los guardaespaldas que Andrés había asignado para ella.
Mientras tanto, Carlos estuvo recuperándose de sus heridas en el hospital durante medio mes.
Durante ese tiempo, utilizó el celular de su asistente para llamar a Luisa con frecuencia, pero ella no respondió ni lo visitó.
Carlos no podía evitar observar la puerta; cada vez que alguien la abría, contenía emocionado la respiración esperando que la persona fuera Luisa.
Sin embargo, con tristeza cada vez que se abría, la persona que aparecía detrás de la puerta no
era ella.
7/3
Día tras día, él se torturaba mentalmente, reviviendo las imágenes de Luisa con ese tipo, sintiendo un dolor punzante en lo profundo de su corazón.
Después de medio mes de sufrimiento físico y emocional en el hospital, Carlos por fin fue dado
de alta.
Si Luisa no venía a verlo, él iría a buscarla.
Tenía una urgencia desesperada por verla.
El día de su alta.
Carlos caminaba al frente, con su asistente y Carolina a su lado, uno a la izquierda y el otro muy junto a la derecha.
-¿Está todo listo con el Grupo López?-preguntó Carlos mientras se dirigía al estacionamiento.
Durante esos largos días en el hospital, los accionistas del Grupo Rodríguez no dejaban de preguntarle una y otra vez sobre el progreso en la búsqueda de inversionistas.
Su asistente respondió: -Presidente Carlos, el próximo viernes a las ocho de la noche, el presidente Fernando asistirá a una cena. Ya he conseguido la invitación.
Carlos de inmediato abrió la puerta del auto y se subió. Su asistente lo siguió y se sentó en el asiento del copiloto.
Carlos preguntó: -¿Qué tipo de cena?
-Es una cena organizada por el presidente Fernando para su prima,-respondió enseguida el asistente.–Parece que la prima de Fernando acaba de regresar a Puerto Bella, y esta cena es tanto para darle la bienvenida como también para presentarla oficialmente a su círculo social y
conexiones.
Carolina, sentada en el asiento trasero, se inclinó un poco hacia él y rodeó su brazo con el suyo.
Carlos bajó la vista, y de manera discreta retiró su brazo.
Carolina se tensó un poco.
Anteriormente, Carlos nunca hacía esto.
Cuando ella regresó al país, él siempre se pegaba como chicle a ella, y ambos habían cedido varias veces a la tentación.
¿Cuándo no se habían entregado juntos al deseo?
Pero ahora, en Puerto Bella, ni siquiera le daba su brazo para que ella lo tomara.
Cape 54
30
¿Acaso aún pensaba en esa miserable Luisa?
-Carlos, ¿qué te pasa…?
Antes de que pudiera terminar la frase, Carlos la de inmediato interrumpió: -¿Qué edad tiene la prima del presidente Fernando?
El asistente respetuoso respondió: -Parece que tiene algo más de veinte años, una jovencita muy joven.
Carlos volvió a preguntar: -¿Tienes más información sobre ella?
-Lo siento mucho, presidente Carlos, no puedo encontrar más detalles sobre la prima del presidente Fernando.
Carlos no insistió más.
Si Fernando quería proteger la privacidad de alguien, no había manera alguna de obtener información al respecto.
Además, la prima de Fernando seguro era una joven de alta sociedad, y sus datos personales no serían fáciles de obtener.
-Sin embargo…-agregó el asistente.–He oído algo sobre ella. Se dice que la prima del presidente Fernando se va a comprometer dentro de dos semanas. El presidente Fernando tiene mucho aprecio por ella. Presidente Carlos si tiene un buen regalo de compromiso para ella, tal vez logre agradarla, y eso podría facilitar un poco las cosas con el presidente Fernando.
Carlos instintivo bajó la vista.
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