Capítulo 80
Marta era una chica tímida y delicada, y en ese momento, aterrada, se escondió asustada detrás
de Luisa.
Cuando Roberto vio que Luisa era mucho más atractiva que Marta, se acercó de forma lasciva a ella y no la dejó ir, insistiendo en que le diera su contacto para poder enamorarse de ella. Además, hizo comentarios groseros y de mal gusto.
Luisa recordó que en ese momento estaba aterrada. A pesar de que había tantos estudiantes yendo y viniendo por la entrada de la escuela, ninguno de ellos vino a ayudarlas.
En ese entonces, ella aún no había aprendido técnicas de defensa personal y no se atrevió a enfrentarse sola a Roberto.
Desesperada, intentó intimidarlo diciéndole que conocía a un joven que estaba involucrado en el mundo de las pandillas, y que si él se atrevía a molestarlas, su hermano no lo dejaría escapar.
Si no recuerdo mal, ella le había llamado a Andrés.
-Andrés, ¿no dijiste una vez que si alguien me molestaba le romperías las piernas? Sí, alguien me está molestando, ven rápido.
-Son muchos, y sólo somos dos jóvenes indefensas, no podemos con ellos.
-¿Dónde? Oh, en el Colegio San Gabriel.
Después de colgar el celular, Luisa trató de presumir sobre lo imponente que era Andrés del mundo de las pandillas.
-Les voy a contar algo, Andrés tiene más de cien chicos bajo su mando, todos son expertos, mucho más duros que tus lacayos. Nunca han perdido una pelea. No te acerques, si tocas un solo de mis cabellos, jél no te lo va a perdonar!
Roberto dio dos pasos hacia Luisa, con actitud arrogante, -¿Ah, sí? Entonces llámalo, a ver qué tan fuerte es.
-¡No me digas que hacer!-Luisa hinchó las mejillas, lo miró furiosa,-¡Imbécil!
Andrés estaba en la universidad, y la Universidad del Valle de la Esperanza estaba a más de veinte kilómetros de la escuela de Marta. Aunque Andrés hubiera recibido la llamada y se hubiera apresurado, no habría llegado a tiempo.
Luisa no esperaba que él viniera a salvarla.
Solo hizo la llamada para asustar al matón del Roberto.
Pero, para su sorpresa, no pasaron ni unos minutos y el subdirector y el jefe de estudios de la
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escuela llegaron apresurados, llevando a Roberto y a su grupo.
Después, Luisa escuchó decir de Marta que, desde ese día, nunca más vio a Roberto en la
escuela.
También fue después de ese incidente que comenzó a aprender algo de defensa personal.
Al recordar todo esto, Luisa dio un sorbo de licor de frutas y luego miró a Andrés,-¿Fuiste tú quien llamó al subdirector y al jefe de estudios? ¿Verdad?
Los ojos de Andrés, tan oscuros y brillantes como tinta, no mostraban emoción, -Sí.
Luisa volvió a preguntar,-¿Luego le pegaste a Roberto?
Sergio, entusiasmado, comenzó a contar con emoción,-¡Sí, sí! Le pegó. Esa vez Andrés fue brutal, no sabes, Roberto casi muere allí mismo. Pero ese chico en realidad se lo buscó, él mismo se metió en un lío. Yo estaba ahí, y las cosas que dijo merecían una paliza.
Sergio recordó con detalle lo sucedido ese día.
Ese día, cuando Andrés recibió la inesperada llamada de Luisa, estaba jugando baloncesto con Sergio.
Tras colgar, Andrés se mostró muy tenso y, sin decir una palabra, tiró furioso el balón y se fue. Sergio lo persiguió para saber qué ocurría, y luego lo siguió en su auto durante más de veinte kilómetros hasta llegar a donde estaba Roberto.
Roberto no sabía nada del trasfondo de Andrés, y su actitud era arrogante, incluso se atrevió a provocarlo delante de él: -Esa mamacita está bien rica, la piel tan suave que podría exprimirla, esa cintura tan fina, seguro que sabe moverse… ahhh…
Las palabras de Roberto fueron interrumpidas por un grito desgarrador cuando Andrés lo golpeó de forma inesperada. Las groserías y pensamientos sucios de Roberto desaparecieron en un instante, reemplazados por el agudo dolor.
Andrés se comportó como una furiosa bestia, apuntando a los puntos débiles de Roberto, y con golpes rápidos y certeros, pronto Roberto se dio por vencido y terminó recibiendo una golpiza sin poder siquiera defenderse.
No sabían cuánto tiempo pasó, pero los gritos desgarradores de Roberto fueron disminuyendo hasta que se apagaron, y su cuerpo quedó tendido en el suelo sin poder moverse.
Al contar esto, Sergio golpeó tembloroso su pecho, eso me dio mucho miedo, no podía detenerlo, y casi me pegó por accidente. Después de golpearlo, las manos de Andrés estaban llenas de sangre, también tenía sangre en la cara, parecía ver un fantasma. Después lo llevaron al hospital, y se quedó allí recuperándose durante meses.
-Cuando salió del hospital, lo expulsaron de la escuela. Además, la empresa de su familia
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sufrió las consecuencias, y no mucho tiempo después quebraron. Se mudaron asustados de Puerto Bella con el rabo entre las piernas.
-Ah, y luego Andrés fue a la comisaría. Su abuelo estaba furioso, y le ordenó que se quedara allí unos cuantos días, pero su abuela lo mimó tanto, lloraba todo el tiempo frente a su abuelo, hasta que por fin lo convenció y Andrés salió. La familia Martinez también compensó a la familia de Roberto con una gran suma de dinero, y así lograron que lo perdonaran. Por este incidente, Andrés también recibió una buena paliza de parte de su abuelo,