Capítulo 89
Faltaban veinte minutos para que comenzara la fiesta de compromiso.
Violeta había desaparecido, esto era algo terrible.
Carla, angustiada, estaba a punto de llorar.–Hace un momento estábamos charlando en el salón, Violeta dijo que quería salir a jugar un rato y yo la dejé ir, pero ahora no la encuentro por ningún lado.
La señora Patricia trató de tranquilizarla: -No te preocupes por eso, todos los que están aquí hoy son invitados a la ceremonia de compromiso, Violeta no estará en peligro. Los niños son algo juguetones, tal vez salió a jugar afuera. La hacienda es muy grande, es normal que no la encuentres de inmediato. Sabes revisaremos las cámaras de seguridad.
Luisa dijo: -Mi papá ya está revisando las cámaras, vamos a buscar por separado, tal vez podamos encontrarla si enviamos a más gente.
En ese preciso momento, una ola de gritos se escuchó entre la multitud.
Todos se voltearon asombrados hacia el frente y, al instante, palidecieron de miedo.
La pantalla electrónica, la cual iba a mostrar un video en la ceremonia de compromiso, ahora transmitía un aterrador video de Violeta, atada y llorando desconsolada.
-¡Papá, mamá, hermana, dígame ¿dónde están?! ¡Buaaa, bua!
-Mamá, me atrapó un señor malo, ¡por favor, vengan a salvarme!
En la pantalla, Violeta estaba atada a una silla, llorando y gritando desesperada.
Carla se desplomó de miedo, casi desmayándose, mientras Luisa, con rapidez la sostuvo.-
Carla…
-Luisa, ¿dime qué vamos a hacer con Violeta? ¡Haz algo!-Carla no podía hablar con coherencia por el llanto.–Violeta… ¿cómo pudieron… cómo pudieron secuestrarla?
Carla lloraba desconsolada. —Si algo le llega a pasar a Violeta, yo no quiero vivir…
-¿Cómo era posible? Todos los invitados aquí son de nuestras familias, ¿cómo alguien pudo
secuestrar a Violeta?-Patricia estaba confundida.
En ese momento, una voz distorsionada por un modulador sonó por los altavoces del salón.
-Luisa, si quieres que tu hermana siga viva, ven al tejado.
Luisa se quedó paralizada por un segundo, pero con agilidad reaccionó y empezó a correr hacia el ascensor.
Capitulo 89
Andrés la alcanzó y la sujetó con fuerza. –Luisa, no vayas, es bastante peligroso.
Luisa, luchando para zafarse, le gritó desesperada: ¡Tengo que ir! ¡Vienen por mí! Si no voy, Violeta estará en peligro.
-Primero llamemos a la policía,-dijo Andrés, con calma.
—Pueden llamar a la policía, pero no me detengas. Si tardo un segundo más, Violeta estará en más peligro. ¡No podía arriesgar su vida!-Luisa estaba al borde de las lágrimas.–Violeta fue secuestrada por mi culpa, no puedo quedarme tan tranquila de brazos cruzados.
Andrés aumentó el volumen de su voz y apretó más su sujeción sobre ella. -¿Vas a arriesgar tu vida por ella?
Justo en ese momento, un tipejo llegó corriendo.–Señor Andrés, ya encontramos a la señorita Violeta, está en la planta superior.
Andrés, con voz decidida, ordenó: -Llamen a la policía.
El tipo le respondió: -Ya hemos llamado, la policía está en camino.
Andrés permaneció sereno, pensando con agilidad.—Luisa, los secuestradores están usando a Violeta como rehén para que vayas, no puedes caer en su vil trampa. Voy a enviar a todos los guardaespaldas de la hacienda al tejado. Tienes que mantener la calma, ¿de acuerdo?
Luisa, temblando de miedo, murmuró: -Yo…
De repente.
Un grito agudo se escuchó desde el salón.
Luisa levantó la vista asustada.
En la pantalla, apareció una daga sobre el cuello de Violeta.
Un tipejo con una máscara sujetaba la daga contra su cuello.–Luisa, te doy cinco minutos. Si no vienes, será tu hermana quien tomará tu lugar e inevitablemente morirá.
Casi al mismo tiempo, Andrés sintió que la presión en su mano se aliviaba.
Aprovechando la distracción de Andrés, Luisa se zafó y corrió despavorida.