Ducha compartida
Él entró primero bajo la ducha y la jaló, pero cuando sintió el agua fría en el cuerpo dio un grito involuntario.
-El agua fría…
-Lo siento, nunca me he duchado con agua caliente, pero voy a ponerla para ti.
-Gracias, gracias también por la paciencia, estoy sorprendida.
-Créeme, yo también. Nadie ha recibido de mí lo que tú estás recibiendo, Xavier tiene mi
lealtad, ya he recibido disparos por él, pero lo que siento por ti va más allá del deseo. Espero
que un día no tenga que elegir entre mi sentimiento por ti y la lealtad a la familia, porque estaría en problemas.
La temperatura en el baño subió, Helena podía sentir la tensión y la excitación de Estefano.
No debería haber venido a la ducha con él, era fácil perder el control. Su pene totalmente
erecto lo mostraba, pensó en salir y terminar su baño en el otro, pero él la abrazó por la
cintura y besó su cuello, la erección golpeando como un puño contra su espalda.
-Estefano…
—Tranquila, pequeña, solo quiero jugar contigo. Déjame hacerte gozar una vez más.
Antes de que Helena pudiera responder, el teléfono de la habitación empezó a sonar sin parar,
Estefano salió del baño pronunciando varios insultos en italiano. Helena aprovechó para
ducharse y salir de allí antes de que él regresara.
-¿Por qué no me esperaste allí? No habíamos terminado aún.
Ella tragó en seco.
-Estamos yendo muy rápido, y me dio miedo que perdieras el control.
-Necesito resolver algo para el jefe en una discoteca, es algo rápido, pensé que podríamos ir
a cenar.
-Me gustaría mucho, hace mucho tiempo que no como fuera de casa, o que tengo la oportunidad de salir a ver gente.
-Bien, voy a terminar mi baño, prepárate.
-¿Qué ropa debo vestir?
-Pequeña, no soy bueno en fijarme en lo que las mujeres visten, nunca me he fijado en eso.
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-¿Ni siquiera con las mujeres con las que salías?
a Puntas
-No salía con mujeres, simplemente escogía a una que también estuviera interesada y la
tenía, por detrás, rápido y sin promesas, nada más que eso.
Helena abrió los ojos sorprendida, y Estefano volvió al baño dejándola allí para digerir su
información.
Helena se puso un conjunto y tacones que Ella le había dado el mes anterior, cuando había visto la ropa pensó que nunca tendría la oportunidad de usarla, afortunadamente estaba
equivocada. Hace algunos meses no habría tenido el valor de usar una prenda como esa, porque Otávio la habría matado, pero Estefano no le levantaría la mano y nada la haría cambiarse de ropa, se sentía bonita y femenina, como hacía mucho no se sentía.
Cuando bajó las escaleras él la esperaba hablando por
—Entendido jefe, llegaré allí a tiempo.
-¿Algún problema?
celular.
-No, pero vamos a cenar primero, luego pasaremos por la discoteca. Estás deslumbrante, y mostrando demasiada piel, pequeña, tendré que patear a quien te mire demasiado tiempo.
Helena sonrió.
-Lo sé, pero no me voy a cambiar, si eso es lo que estás sugiriendo.
-¿Me estás desafiando?
-Lo estoy, ¿por qué?
Estefano soltó una carcajada, a ella le encantaba escuchar su risa ronca y fuerte
-Quisiera que fueras tan valiente en la cama, no veo la hora de que me desafíes mientras
gimes debajo de mí, pequeña.
Helena vaciló la sonrisa, pero no se intimidó, al fin y al cabo estaban de salida.