Brasil
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Helena se levantó a las 7 de la mañana con golpes insistentes en la puerta del cuarto. Estefano se levantó con el arma en la mano. Y caminó silenciosamente hasta la puerta del cuarto.
-Helena, despiértate, vamos a la playa.
Estefano inmediatamente relajó la postura, colocando el arma en la mesita de noche.
-Voy a prepararme y bajo, solo un minuto.
-¿Vas con nosotras? ¿O tienes negocios que resolver?
-No, tengo asuntos que resolver en la noche, pero no soy un hombre de playa. Aunque tampoco voy a dejarte ir sola con los guardias de seguridad a un lugar desconocido.
Estefano gimió.
-Nunca pensé que me vería obligado a ir a la playa por una mujer.
-¿Eso te molesta?
-Por cualquier otra sí, pero por ti iría al infierno si fuera necesario, pequeña, me tienes en tus manos, sin siquiera haber ido a la cama conmigo.
Helena estaba yendo hacia el baño, pero fue agarrada por él, que olió su cabello y cuello.
-¿Me dejarás tenerte? Cuando estés bien.
-Estoy bien, hoy termina el período de reposo que la doctora pidió.
-¿Eso quiere decir que puedo llevarte a la cama cuando quiera?
Ella tembló en sus brazos.
-¿Todavía tienes miedo?
-Tengo, el dolor fue angustiante.
-Aún tenías el himen sin romper y eras extremadamente estrecha, la pequeña incisión que la doctora hizo lo resolvió, ¿verdad?
-En parte, el himen aún está aquí, la doctora dijo que no quería problemas contigo al
romperlo.
-Pero, qué mierda, ¿por qué esa idiota de mierda al menos no preguntó? ¿Y tú por qué no me
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dijiste? Ahora no tendrías miedo.
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-Ya estaba demasiado avergonzada ese día, después del dolor, de todo el procedimiento y de la conversación desconcertante de ella, no quería hablar de algo tan íntimo.
-Necesitas hablar conmigo, hoy estuve en tu boca, ¿crees que hay algo más íntimo?
Helena no supo qué responder, pero sintió el rostro ponerse rojo de vergüenza, así que
escondió la cara en el cuello de él.
Él la abrazó antes de liberarla para ir al baño.
Abajo desayunaron con Ella y su marido Xavier. El marido de su ex cuñada aún la intimidaba,
él era menos aterrador que Estefano, pero había aprendido que el marido no la iba a lastimar,
pero no tenía certeza respecto a otros hombres.
-Vamos solo nosotras a la playa, salimos por la parte de atrás.
Helena saltó con las palabras de Xavier sobre el paseo a la playa, pero la mano de Estefano
en su pierna por debajo de la silla la calmó.
Se sentaron bajo un gran sombrero en una playa privada, donde había pocas personas y
algunos pocos vendedores ambulantes vendiendo comida y baratijas.
Helena ya había entrado al agua con Estefano, pero el nivel de excitación estaba al límite,
incluso en el agua fría.
Los hombres tenían todos una expresión que no permitía que nadie se acercara, Helena
sospechaba que el motivo eran los bikinis que usaban, modestos, pero era piel a la vista para
ella. Sin embargo, estaban en una playa, lejos de las personas que conocían y decidió
disfrutar.
Almorzaron a las 3 de la tarde en un restaurante cercano, estaban saliendo del lugar cuando
Helena sintió que le tiraban de su bolso, vio cuando el de seguridad agarró por la camisa a un
chico delgado y n***o. El de seguridad le entregó el bolso a Helena.
-Lo siento, señora, esto no volverá a suceder, mi colega y yo vamos a tener una conversación
con este pequeño delincuente.
-Deja que yo tenga una conversación con él.
Estefano respondió sin dejar margen para que el de seguridad no estuviera de acuerdo.
El estómago de Helena se revolvió, a pesar de saber que su marido no era un hombre bueno, no soportaría verlo agredir a alguien menor y más frágil que él, que podría estar robando para
matar el hambre.
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El de seguridad se alejó y dejó a Estefano sosteniendo al niño:
-¿Tienes hambre, chico?
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El niño los miró desconfiado, eran dos mujeres hermosas y dos hombres intimidantes, pero asintió con la cabeza que sí.
Después de un hot dog y un vaso de Coca–Cola, descubrieron que el chico vivía en la calle después de la muerte de su madre, Estefano y Xavier hicieron algunas llamadas y le consiguieron un lugar con personas de la organización para que se quedara. Era un soldado más y uno menos pasando hambre en las calles o muerto prematuramente por la policía. Ella no tenía ilusiones respecto a su vida junto con los hombres de Estefano y Xavier, pero al menos ese chico iba a tener un poco de dignidad preservada, lo que para ella era algo importante.