Discusión
Ya eran casi las 19:00 horas cuando las mujeres terminaron de arreglarse las uñas, el cabello y el maquillaje, Helena estaba eufórica, pocas veces había tenido la oportunidad de mantener esos cuidados, ahora era diferente, pero cuando terminó recordó que no tenía ropa adecuada para la ocasión y no había tiempo para conseguirla.
-Ella, no tengo ropa, ni siquiera un vestido que sea decente para esta situación.
-No te preocupes, hay algunos vestidos y conjuntos esperándonos en el otro cuarto. Cortesía de algunos asociados de nuestros maridos.
Terminaron de arreglarse, Helena eligió un conjunto ajustado de manga larga con un escote generoso.
-Helena, estás deslumbrante, has florecido.
-¿Será que Estefano lo aprobará?
-Lo hará, pero también morirá de celos, así que prepárate.
Cuando bajaron las escaleras fueron recibidas por sus respectivos maridos. La mirada de Estefano la quemaba. No dijo una palabra y le extendió la mano, ella se preocupó si la ropa era demasiado sexy para sus estándares. Las parejas entraron en coches diferentes, ambos con sus conductores y seguidos por guardias y algunos soldados.
-Estefano, ¿está todo bien?
-Ahora no.
Su semblante estaba cerrado, ella prefirió guardar silencio.
Cuando estacionaron el coche, Estefano hizo que el conductor saliera, estaban en un gran
estacionamiento.
-Sabes que cada hombre en este maldito lugar te deseará, ¿verdad?
-Estefano, yo…
-Escucha bien, estamos en territorio que no tenemos 100% de dominio, no me hagas tener que matar a un hombre aquí, tendremos problemas. Así que mantente alejada de las atenciones masculinas, odio este tipo de fiesta, este traje me aprieta. Sin embargo, estás
maravillosa, estoy orgulloso de tenerte como esposa, a pesar de los celos.
Él le guiñó un ojo y sonrió.
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Cuando entraron al salón, se dirigieron a la mesa donde Xavier y Ella ya estaban sentados, había otras dos parejas con él y algunos hombres.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
-¿Cómo estás? ¿Y quién es esta belleza que te acompaña?
-Esta es Helena, mi esposa.
Las últimas palabras fueron dichas en tono de advertencia o amenaza.
-No sabía que te habías casado, y menos con una mujer tan hermosa.
Un hombre de unos 50 años, con cabello canoso, pero terriblemente guapo preguntó.
-Pues me casé.
Estefano respondió aumentando el agarre en el cuerpo de Helena antes de sentarse.
-Tú y Xavier son excelentes eligiendo mujeres bellas y sexys.
Helena pudo sentir la tensión apoderarse del cuerpo de su marido, sintió los dedos de su
marido apretar su pierna sobre el pantalón.
-¿Sabes otra cosa que tenemos en común, Carlos? La posesividad, por mucho menos rompí
el cuello de algunos hombres.
Fue la respuesta que Estefano le dio, mientras el marido de Ella se limitó a mirar al hombre
llamado Carlos. Helena se sintió agradecida de que esa mirada no fuera para ella, era
aterradora.
El ambiente se puso tenso durante algunos minutos, pero luego las cosas volvieron a la
normalidad.
Hubo discusiones sobre varios negocios, cenaron y tan pronto como fue posible Estefano encontró la manera de irse, Helena estaba aprensiva. Todavía en el coche se quitó la corbata
y
el traje, quedándose solo con el pantalón y la camisa. Cuando estacionaron en la casa, el conductor bajó. Estefano hizo lo mismo, pero Helena permaneció en la misma posición, él estaba tenso, sabía que los celos no eran un buen sentimiento para alimentar. Ella había tensado demasiado la cuerda y tenía miedo de las consecuencias. Cuando se dio cuenta de que Helena no lo seguía, Estefano regresó y le extendió la mano.
-Vamos, Helena, vamos a arreglar nuestras diferencias en el cuarto.
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Discusion
-¿Qué quieres decir con eso?
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Ella lo seguía, pero el miedo venía con fuerza total, cuando llegaron a la puerta del cuarto ella
se negó a entrar.
-¡Mierda!
Helena se alarmó, además de maldecir él estaba fuera de control.
-No hagas esto, pequeña, no después de haber puesto a prueba mi autocontrol durante la
noche. Entra.
-Por favor, sabes que no tuve la intención de desafiarte, no de esta forma, no quiero sentir
miedo.
-Entra, pronto llegarán Xavier y Ella, no quiero que nos vean discutiendo en medio del pasillo.
Colabora, estoy al borde, no deseo ser grosero contigo pequeña, pero estás empujando
demasiado.
-¿Prometes que no me tocarás?
Él la miró.
-Estefano…
-No hago promesas que no puedo cumplir.
-¿Vas a hacerme daño de alguna forma?
-Jamás, ahora entra, es mi última advertencia.
Helena entró, pero se quedó cerca de la puerta.
Estefano se dirigió al baño y volvió después de ducharse.
Ella hizo lo mismo, pero cuando se puso su camisón todavía estaba nerviosa. Miró a Estefano
acostado allí y se sintió intimidada, él era enorme y estaba enfadado con ella, se acordó de su difunto marido, lágrimas involuntarias brotaron en sus ojos. Llorando, se dejó caer al suelo y abrazó su propio cuerpo. Había confiado en él, y él la estaba intimidando sin pronunciar
palabra. Cuando Estefano se dio cuenta de que Helena realmente le tenía miedo, se sentó en
el suelo y la atrajo a su regazo.
-Mírame, ¿realmente tienes miedo?
-Sí, es horrible sentir esto. Estás enfadado conmigo, tenía miedo de acostarme en la cama contigo y que me obligaras a hacer algo que no quisiera para castigarme.
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+3 Puntos)
-Estuvimos meses casados sin que me dejaras tocarte, podría haber tomado lo que quería
desde la primera noche, pero te respeté. ¿Qué te hace pensar que hoy, por una simple
discusión, te obligaría a recibirme contra tu voluntad? Aún más estando dolorida.
-No lo sé, no pienso con claridad cuando tengo miedo.
Aún sentados en el suelo, él la acunó, no quería asustarla.
-Vamos a dormir, mañana es otro día, no iba a obligarte a nada, quería tocarte, pero las
cosas se salieron de control.
Helena tardó en conciliar el sueño, a mitad de la noche Estefano fue despertado por sus
gritos, se incorporó en la cama con el arma en la mano, cuando se dio cuenta de que ella estaba teniendo una pesadilla, la despertó y fue recibido por patadas, puñetazos y ella intentó
morderlo.
-No me toques, no te atrevas.
-Oye, pequeña, no te tocaría contra tu voluntad. Para.
Ella finalmente se detuvo y se aferró a él, llorando.
-¿Qué pasó, pequeña?
-Aquel hombre de la fiesta, me dio escalofríos, era la misma mirada de Otávio, la pesadilla
fue con él.
-Nadie nunca te tocará de nuevo sin tu permiso, te prometo eso.
Ella se durmió aferrada a él.
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