Dolor
Después de la película fueron a la cama, Helena sentía que el leve cólico aumentaba. Desde que estaba con Estefano no tomaba medicamento para eso, los cólicos habían desaparecido, dedujo que eran causados sobre todo por el estrés y las agresiones que sufría anteriormente.
Ya acostados, ella gimió, y Estefano percibió el gesto de dolor.
-Pequeña, ¿estás con dolor?
-Poco, pero pronto pasará.
-¿Es por la menstruación?
-Sí.
Helena respondió y cerró los ojos.
Pronto sintió el calor del cuerpo grande y varonil que alivió su dolor, logrando así dormir.
Durante la madrugada, sus gemidos despertaron a ambos.
-Helena, ¿estás bien? Estás sudando y temblando. ¿Pesadilla?
-Estoy con dolor.
Ella sollozó.
-¿Qué hago?
-Necesito algo para el dolor.
Estefano fue al baño y volvió con un medicamento y agua, la ayudó a beber.
Y una vez más la sostuvo en sus brazos esperando que el dolor pasara, después de media hora Helena lloraba en sus brazos y él no sabía qué más hacer, el analgésico que le había dado era fuerte, y aun así el dolor solo aumentaba. No sabía si era correcto llevarla al hospital o buscar un médico. La doctora que ya había estado allí, ya no era una opción.
Él tomó el teléfono en la cabecera de la cama y llamó a la única persona que podía ayudarlo a decidir qué hacer.
El jefe atendió.
-Necesito hablar con Ella.
-¿Qué quieres con mi mujer a esta hora?
< Dolor
-No te importa, pásamela.
+8 Puntos >
Probablemente intercambiarían algunos golpes por la falta de respeto con el jefe, pero ahora necesitaba la ayuda de su esposa.
Cuando finalmente Ella respondió del otro lado de la línea, él ni siquiera dio las buenas
noches.
-Helena tiene cólico, en realidad está llorando de dolor, no sé qué hacer, ya le di analgésico y
solo aumentó.
-¿Es cólico de verdad o la lastimaste de alguna manera?
Él gruñó para ella.
-Cólico.
-Si la medicación no resolvió, necesita tomar algo inyectable, tendrás que llevarla al hospital.
Llévala al San Caetano, está abierto 24 horas y tiene buenos ginecólogos.
-¿Hay doctoras?
-No es momento de pensar en tus celos.
No tenía tiempo de explicar que no era solamente celos, Helena no permitiría que un hombre
la examinara si fuera necesario. Pero no tenía opción, no soportaba verla con dolor. Después
de hablar con Ella por teléfono, le puso un albornoz n***o sobre el camisón fino a Helena y la
tomó en sus brazos.
-Pequeña, tenemos que ir al hospital.
-No quiero, solo necesito un remedio.
Helena soltó un pequeño grito al final de la frase.
Aunque no era su deseo, él la colocó en el coche y salió.
Por suerte, el hospital no estaba lejos. Cuando estacionaron en el área de emergencia, un guardia de seguridad los atendió.
-¿Cuál es la emergencia?
-Necesito atención para mi esposa.
Estefano cerró la puerta con el pie y el guardia hizo un movimiento para tomar a Helena en
sus brazos.
-Puedo llevarla hasta la sala, mientras hace la ficha.
< Dolor
-Si pones las manos sobre ella, te quedarás sin manos, idiota.
+8 Puntas >
En ese momento, el cuello de la camisa de Estefano subió y el tatuaje que representaba su posición en la organización quedó a la vista. El guardia de seguridad de alguna manera lo reconoció y se alejó inmediatamente.
Entró y volvió casi de inmediato acompañado de una médica.
Después de informar lo que le pasaba a Helena, fueron colocados en una sala particular y
privada, y pronto un enfermero vino para administrarle la medicación. Tres minutos después,
Helena había dejado de llorar y abrió los ojos para él.
Él le sonrió.
-Hola, ¿mejor ahora?
-Sí, gracias. Nunca había sentido un dolor así.
-No necesitas agradecer, sabes lo que significas para mí.
-Lo sé.
Helena pensó en decir que lo amaba también, pero todavía no estaba preparada para tanto.
-¿Vamos a terminar la noche aquí?
-Probablemente sí.
-Tengo sueño, Estefano.
-Puedes dormir, pequeña.
-Te vas a quedar aquí, ¿verdad? Hay enfermeros aquí, yo…
-Te prometo que nada me sacará de esta habitación, duerme pequeña.
Helena cerró los ojos y se quedó dormida por los efectos de los medicamentos.