Placer
+8 Points >
Cuando llegaron a la parte de abajo, Henrique estaba colocando la mesa. El ambiente estaba
en penumbra, pero la media luz no dificultaba la visualización de los objetos y de la comida
colocada cuidadosamente en la fuente, aunque era casi imposible notar las cicatrices en el
rostro del hombre que Helena solo descubrió recientemente que existían.
Él realmente no hablaba mucho, parecía un lobo solitario y si se encontrara con él sola en
medio de la noche, Helena temblaría de miedo, no por las cicatrices, sino por la mirada oscura y su tamaño. Él era intimidante para cualquiera que no lo conociera bien, ella no sabía
quién era su futura esposa, pero probablemente tendría miedo de él, al menos hasta
conocerlo.
Se sentó al lado de su marido, cada uno sirvió su plato y la comida era realmente buena.
Comieron en silencio, el ruido de la naturaleza podía oírse afuera. Casi al final de la comida, el
silencio fue roto por Estefano.
-Henrique, tengo órdenes del jefe.
El hermano lo miró a él y luego a Helena, era una conversación de miradas entre los dos
hombres.
-Helena sabe de qué se trata, pero no te va a gustar lo que tendrás que hacer.
-¿Quién?
-No, no se trata de eso esta vez. Droga, Henrique, el jefe quiere que te cases.
La atmósfera de repente se volvió tensa y pesada, incluso Helena percibió cuánto la información afectó a su cuñado, el vaso de vidrio que sostenía con jugo de fresas fue apretado y se rompió hiriendo su mano, el rojo de la fruta se mezcló con el rojo de la sangre. Helena se levantó y tomó una servilleta para ayudar a limpiar el desorden de la mano del
cuñado, pero él la detuvo con un gesto.
-Por favor, no te acerques.
La ronquera de la voz estaba más acentuada.
Ella miró entonces a su marido.
-Pequeña, él está en crisis, este es el mejor control que puede tener. Está todo bien.
-¿Qué puedo hacer para ayudar?
1/6
< Placer
+8 Points >
-Terminamos con la comida, si has terminado también puedes retirar la mesa y poner las cosas en el lavavajillas.
-Está bien.
-¡Gracias!
Después de algunos minutos los hombres fueron al despacho, Helena desde la cocina pudo escuchar cosas rompiéndose y luego el silencio. Aunque inquieta no se atrevió a ir a ver qué era, los dos necesitaban privacidad. Y ella sabía cuál era el sentimiento de unirse a alguien sin desearlo, hoy estaba agradecida por ser esposa de Estefano, pero al principio él había sido su peor pesadilla.
Cuando finalmente Estefano pasó por la puerta tenía un hematoma en la mejilla.
-¿Está todo bien?
-Está bien, pequeña. Mi hermano no tenía al jefe aquí para demostrar su descontento, así
que me usó como recado para Xavier.
Él le guiñó un ojo, a Helena.
-Vamos a sentarnos cerca de la fogata un poco. Mañana por la mañana necesitamos partir. Tengo asuntos que resolver.
Afuera estaba frío, pero cerca de la fogata la sensación era estupenda, había una estera y un
banco y se sentaron allí.
-¿Helena?
-Sí.
-¿Qué más sabes acerca del silenciador?
-¿Quieres saber si sé acerca de tu compañero? Sí sé, sé que eres el cuervo.
-¿No te asustó?
-Un poco, fue sorprendente y aterrador al mismo tiempo saber eso, pero me di cuenta de que
si quisieras maltratarme de alguna forma ya lo habrías hecho.
-Gracias por la confianza, pequeña.
-¿Por qué decidiste contármelo?
-No quise correr el riesgo de que escucharas una conversación o lo descubrieras de alguna
otra manera y romper la confianza que tanto luché por construir. Te amo pequeña.
2/6
< Placer
-Yo también.
+8 Points >
Era la oportunidad que él necesitaba para atraerla a su regazo y disfrutar de sus besos, había
sido mucho tiempo con Helena huyendo de él, e iba a recuperar el tiempo perdido. Estefano
hizo que ella se recostara en la estera y comenzó a desabotonar su blusa, pero ella sostuvo
sus manos.
-¿Cuál es el problema?
-Tu hermano puede aparecer, vamos al cuarto.
-Él no bajará, tienes mi palabra, y programé las cámaras para que se enciendan dentro de 1
hora.
Y volvió a besarla, lentamente, cuando Helena se dio cuenta, estaba sin su blusa y las medias de nylon que llevaba debajo de la falda habían sido quitadas junto con las braguitas. Él tenía
libre acceso a su cuerpo y lo aprovechó muy bien. A pesar del frío, Helena estaba bien con el
calor provocado por la fogata. Y las caricias de su marido la hacían sentirse caliente también.
-Pequeña, sabes que nunca te haría daño, ¿no es así?
-Lo sé, ¿por qué?
-Voy a hacer algo, Helena; si te resulta demasiado incómodo o no quieres, solo dímelo y
pararé. La última palabra en estos momentos es tuya.
-Estefano…
Él le sonrió, esos momentos de sonrisas abiertas y espontáneas eran raros, por eso ella no
pudo evitar sonreír de vuelta. La fogata era la única fuente de luz allí, aun así, su sonrisa era
cálida.
-Quiero que te pongas a cuatro patas, pequeña.
Helena sintió todo su cuerpo ruborizarse.
-No sé.
-¿Por qué? ¿Estás avergonzada o incómoda?
-Un poco avergonzada, ¿me va a doler?
Ella tembló debajo de él.
-¿Te hice daño en la ducha? ¿Y te quedaste en silencio sobre eso?
-No es eso.
316
< Placer
+8 Points >
-Maldita sea. Sé que no te gusta cuando maldigo, pero estoy excitado y no entiendo cuál es
el problema.
-Es que… dolía, era la peor posición cuando me obligaba Otá…
-No, no termines, no quiero oír más su nombre, está muerto y no puedo castrarlo de nuevo, deja de temblar, no te haré daño.
-Lo sé, lo siento.
-No pidas disculpas, no tienes que hacer nada que no quieras solo para complacerme, lo
sabes.
-No era solo para complacerte, Estefano, no voy a negar que estaba recelosa, pero también
curiosa, fue bueno en el baño.
Helena sabía que estaba roja como un pimiento. Estaba con el rostro en el cuello de su
marido, todavía era difícil hablar de temas como este abiertamente, y Estefano parecía ni
pestañear.
-Pequeña…
-¿Hmmm?
Helena sintió una pequeña mordida debajo del seno y él volvió a explorar su región íntima,
quería comprobar si estaba mojada. Helena fue volteada y colocada a cuatro patas.
-Pequeña, sabes que puedes decirme que pare si duele, ¿verdad?
-Lo sé.
-Y otra cosa, si quieres gritar, grita a gusto, nadie va a escuchar.
Para Estefano, la visión de ella en esa posición, vistiendo solo una falda negra enrollada en la
cintura era lo más erótico que había visto, su deseo era grabar ese momento, pero sabía que ella nunca permitiría tal cosa. Él jugó con su v****a durante algunos momentos hasta que
ella se empujó hacia él, cuando se dio cuenta de que Helena estaba lo suficientemente
mojada, entró en ella bruscamente y profundamente. Sabía que no estaba siendo delicado,
pero
ella ya no le tenía miedo y era su esposa, por lo tanto, necesitaba acostumbrarse a su manera, ella gritó. Él dio algunas embestidas y se detuvo.
-¿Todo bien?
Ella gimió para él. En respuesta, recibió una pequeña palmada en la nalga izquierda. Después de golpear, se dio cuenta de que ella podría tener miedo de que él se pasara de los límites
sobre eso, y salió de ella listo para una crisis de miedo. Helena tomó su blusa e intentó
4/6
< Placer
cubrirse.
-Pequeña, lo siento mucho, no quise, maldición, disculpa, solo perdí el control.
Ella bajó la cabeza.
-¿Qué hice?
Estefano se dio cuenta de que ella ni siquiera había procesado realmente la bofetada.
-Tú nada, te di una bofetada, perdí el control y…
-No soy de porcelana. Ya no soy una mujer golpeada y asustada.
Ella dejó caer la blusa exponiendo los senos que él consideraba perfectos.
+8 Points >
Estefano abarcó uno y comenzó a chupar mientras introdujo dos dedos de una vez dentro de
ella. Si ella podía recibir su pene sin problemas, los dedos no le harían daño.
Su celular sonó una alarma, las cámaras se volverían a encender automáticamente, había
una manta sobre el banco, él la cubrió con ella, la tomó en brazos y la llevó hacia las
escaleras. Cuando entró en la habitación, la soltó sobre la cama y la colocó una vez más de
rodillas. Él volvió a penetrarla con embestidas profundas, ella fue levantada y Estefano colocó
un trapo en su boca.
-Aquí dentro no puedes gritar, pequeña, tus gritos son solo míos.
Helena perdió la noción del tiempo, nunca había pensado que un momento íntimo entre un hombre y una mujer pudiera ser tan placentero, si no tuviera el trapo en la boca seguramente
estaría gritando. Cuando sintió un orgasmo casi se desmayó. anao cayó en el colchón porque Estefano la sostuvo. Él aún no había terminado, cuando llegó al climax, dejó escapar un gemido ronco que parecía más un rugido. Se ocupó de su boca, pero no pudo controlar sus propios deseos, era mucho tiempo deseándola. Todavía tenía fantasías por cumplir con ella. Como para probar eso, antes de permitir que ella cayera en el colchón, hizo una caricia en sus
nalgas, circulando con el dedo ese orificio más íntimo.
-¿Todo bien?
-Sí, pero estoy cansada.
-Lo sé, mañana nos levantaremos temprano, si no fuera así iríamos al baño, estoy ansioso por recuperar el tiempo perdido.
-Lo noté.
-¿Está todo bien, de verdad? Si hago algo y dices que te deja incómoda, necesitas decirlo, no
5/6
< Placer
+8 Points >
sé mucho de límites, no quiero jamás que aceptes algo en la cama para complacerme. No quiero sentirme un maldito abusador, pequeña, no contigo.
-Te juro que eso nunca pasará, disfruté cada momento de intimidad que compartimos hoy.
-Es bueno saber eso.
Helena se acurrucó junto a su marido y durmió sabiendo que estaba protegida.
3
Intimidades
Cuando amaneció, Helena fue despertada por Estefano fuertemente agarrado a ella, su
cabello estaba suelto y se enredaba con el de ella en un desorden sin fin. Ella pasó la mano
organizando el cabello de su marido, le gustaba lo que veía al mirarlo, incluso con esa cicatriz él era un hombre guapo y masculino. Nadie diría que era un hombre cariñoso o romántico al mirar su expresión o su tamaño, pero él era romántico a su manera. Y lo más importante, la
trataba bien, nunca había forzado ninguna intimidad y la amaba, podía no ser un hombre bueno, ser temido por todos en la organización, pero con ella él era solo un marido cuidadoso.
Estefano se despertó en el momento en que la respiración de ella cambió, tenía una potente
erección matutina, incluso habiendo hecho el amor con Helena la noche anterior, todavía
estaba muriéndose de ganas de estar dentro de ella, en realidad creía que ese deseo nunca
pasaría.
Cuando ella se movió y tocó su pene sin querer, él gimió. Helena pudo percibir su excitación,
lentamente bajó la parte delantera de los boxers, la erección saltó y ella lo rodeó, jugando con
su pene.
-Cariño…
-¿Estás despierto?
-Lo estoy, pero puedo fingir que estoy dormido si vas a continuar.
Helena rió.
-Quiero aprender a complacerte.
-Cariño, decir eso a un hombre como yo es un peligro, me vas a dejar adicto a ti.
-Eso es bueno.
Imitó sus palabras.
Ella dio un ligero apretón en su m*****o y él apretó la mandíbula, intentó agarrarla, pero ella no lo permitió.
-No, quiero explorar, tú juegas conmigo, merezco lo mismo.
-Justo, cariño. Explora, pero puede que pierda el control.
Él entonces se acostó y dejó que ella jugara con él como quisiera, cuando la excitación llegó al límite intentó agarrarla una vez más, quería hundirse en ella, pero Helena no lo permitió una
1/2
< Intimidades
vez más.
-Helena…
-Estoy dolorida por ayer.
+8 Points>
Ella estaba riendo, estaba jugando con él. En una invitación silenciosa pasó la lengua por sus labios, él captó lo que ella quería hacer. Se levantó y la sujetó por el cabello haciéndola sentarse en la cama.
-Abre la boca, cariño, respira por la nariz.
Ella no esperó una segunda orden. Lo succionó con fuerza, le gustaba esa intimidad y se lo mostró. Pasó minutos chupándolo. A veces gran parte del largo, otras la cabeza de su pene. Estefano tenía la mandíbula apretada, no deseaba asfixiarla, pero el control estaba por un hilo.
-Cariño, por favor…
Pero ella continuó.
-Demonios, Helena, voy a venirme, necesitas sacar la boca.
Ella se apartó, pero Estefano en el clímax del orgasmo sostuvo su cabello con una mano y el pene con la otra, de modo que el chorro alcanzó a Helena en todo el rostro.
Estefano pasó el dedo pulgar por el rostro de Helena, y el dedo se deslizó fácilmente por la cara mojada, ella estaba maravillosa mojada con su orgasmo.
Sintió ganas de devorarla, la agarró por la cintura y la besó, luego pasó a su parte más íntima, mientras la chupaba colocó su dedo índice para que ella lo chupara y parara con los ruidos. Cuando ella alcanzó el orgasmo él la limpió completamente con la lengua.
Ella lo mataría si el deseo continuara, la chica temerosa ante el sexo se estaba convirtiendo en una mujer juguetona en la cama. Él la llevó al baño con ese pensamiento, necesitaban organizar las cosas para irse.
2
Comments