Pesadilla
Helena no pudo dormir bien. Tuvo un sueño lleno de pesadillas, primero con Otávio, luego con Estefano y, en algún momento, con los dos juntos. En el sueño, los dos se unían para forzarla.
Despertó con sus propios gritos de auxilio y con Estefano derribando la puerta.
-Pequeña, ¿qué pasó?
Había preocupación en su voz, pero ella no soportaría ningún contacto, aún más después del
sueño. No deseaba maltratarlo, solo quería que él saliera del cuarto. Pero, al mirarlo, el pavor regresó. Él estaba con el pecho desnudo, y ella vestía un camisón fino, porque pensó que pasaría la noche sola. Entonces, cuando él se acercó a la cama, hizo lo único que estaba
acostumbrada a hacer: se levantó y corrió a refugiarse en la pared. Sabía que era una locura, pero ver a Estefano en ese momento íntimo la dejó aterrada. Él se masturbaba sin ningún
cuidado, como si el dolor necesitara estar presente para que él sintiera placer. Eso trajo todos
sus demonios a la superficie.
-Prefiero cuando me atacas. No me gusta cuando huyes de mí. Mierda, Helena, estaba
excitado y necesitaba aliviarme, no soy de hierro.
-¿No vas a decir nada?
-¿Puedo dormir en el otro cuarto?
Estefano pensó en decir que no, pero ella tenía miedo de él, y allí en el cuarto se sentía vulnerable. No sería justo, y él sería un desgraciado si fingía no saber de qué tenía miedo ella.
-Ve. La llave del otro cuarto está en el tercer cajón de la cómoda. Prometo que no voy a
molestarte.
Cuando Helena pasó por su lado, él aún intentó abrazarla, pero ella lo miró con asco, y
Estefano desistió.
Cuando Helena despertó, había una nota que había sido pasada por debajo de la puerta:
“Voy a estar fuera por tres días. Órdenes del jefe. La casa es segura. Todas las puertas han sido habilitadas para abrirse solo desde adentro mediante la contraseña. Los soldados no pueden entrar en la casa. No abras la puerta bajo ninguna circunstancia.”
Contraseña: 789116732
“Te echaré de menos.”
Helena se sintió aliviada por no tener que ver a Estefano por tres días. Sería bueno estar sola.
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Necesitaba organizar sus pensamientos.
Estaba tomando café cuando el teléfono sonó.
-Hola.
-Helena, soy Ella. ¿Cómo estás?
-Bien.
-¿Estefano está siendo bueno contigo?
-Sí, solo que no sé si las cosas están yendo bien.
-¿Él está en casa?
-No, solo vuelve en tres días.
-Eso es bueno. Vamos a encontrarnos y pasar esos días fuera. Vamos a un spa.
-No podemos, nos van a matar.
-Helena, ¿él te pegó?
-No.
-Entonces no te va a pegar, mucho menos matar. Prepara tus maletas y engaña a los
guardias.
+8 Puntos y
Helena estaba aprensiva, pero sería liberador hacer algo por sí misma, salir y divertirse.
Preparó una pequeña maleta, esperó la hora del almuerzo de los soldados y salió. La mujer
del jefe estaba esperando afuera.
-No sabía que conducías.
-Xavier me enseñó y te voy a enseñar a ti pronto.
-Ella, ¿no es peligroso?
-No, las amenazas han sido eliminadas. Estamos seguras.
Cuando el coche salió por las calles, Helena se sintió libre, libre.