Capítulo 713
Zack escuchó un fuerte “¡pum!” proveniente de la habitación del hospital y rápidamente se asomó por la ventana.
Para su sorpresa, vio a Dan desmayarse y caer al suelo.
Zack, alarmado, comenzó a gritar: -¡Doctor, doctor, venga rápido! ¡Nuestro jefe se ha desmayado otra vez!
Desde
ayer, Dan
ya se había desmayado varias veces.
No solo había sido golpeado por Vanesa, sino que también se había desmayado de la rabia tres veces más. Vanesa, en verdad, parecía una especie de hechicera…
Al salir de la casa de la familia Allende, Yeray se recargó en su carro y se fumó un par de cigarros antes de sacar su teléfono y llamar a Vanesa.
Apenas había dado dos tonos cuando Vanesa contestó.
Antes de que Yeray pudiera decir algo, ella comenzó a disparar palabras como una la comenzó a disparar palabras como una ametralladora: -¿Qué quieres? Dan, te lo advierto, no andes acusando a Yeray sin pruebas. -He crecido junto a él desde pequeños, somos como hermanos, así que no me vengas con tus tonterías -continuó Vanesa, cada vez más enfadada, atacando verbalmente por teléfono.
Esa frase de “tus tonterías” hizo que la frente de Yeray comenzara a latir de irritación.
Vanesa no se detenía: -Si no tienes el valor de admitir lo que hiciste y encima te escapas, ¡qué clase de persona eres!
-Y encima usas a Yeray como escudo, ¿quieres que terminemos divorciados? Te lo advierto, eso no va a suceder.
-Estoy decidida a quedarme con él, aunque muera no me voy a divorciar.
Yeray quedó impactado. ¿Aunque muera… no se divorciaría?
Vanesa no le dio oportunidad de responder y continuó: -Conozco bien a Yeray; aunque no haya atracción mutua, ¿crees que él se atrevería?
-Incluso si me paro frente a él sin ropa, sé que no se atrevería a hacerme nada, así que deja de intentar sembrar discordia -Vanesa siguió arremetiendo con furia por el teléfono.
Sus palabras no solo mostraban una profunda desconfianza hacia Dan, sino que también lo humillaban tildándolo de chismoso. Además, cuestionaba la hombría de Yeray, algo que lo irritó aún más.
Finalmente, cuando Vanesa estaba a punto de seguir atacando a Dan, Yeray intervino.
-¿Que no me atrevería?
1/2
19:59
Vanesa se quedó perpleja. -¿Qué…?
En ese momento, en el aeropuerto internacional, Vanesa, recién llegada a Irlanda, reconoció la voz de Yeray.
Miró el número en su teléfono y efectivamente, era Yeray.
-¿Cómo que eres tú? ¿Acaso la familia Méndez está teniendo problemas de nuevo? Mira, no te preocupes tanto.
-Sé que tienes un gran deseo de vengarte de ellos, pero acabo de sacar una buena cantidad de dinero. Si ahora vuelvo a pedir algo, no creo que consiga mucho.
Vanesa siempre tuvo claro que su matrimonio con Yeray era parte de su venganza contra la familia Méndez.
A pesar de su temperamento, sabía que era un dolor de cabeza para la familia Méndez.
Sin embargo, se sentía un poco culpable de que Yeray hubiera escuchado toda su arremetida contra Dan. Después de todo, Yeray era su esposo de nombre.
Y había usado la excusa de buscar a Céline para salir del país, en parte, para evitar tener que dar explicaciones.
Yeray habló con voz calmada. -Vanesa.
Al escuchar el tono de Yeray, Vanesa, sintiéndose un poco culpable, tragó saliva.
-Bueno, yo…
¡Ay!
Ella, que siempre se había enfrentado a todo sin miedo, ahora se sentía algo nerviosa frente a Yeray. Ese Dan… cuando regrese, lo va a pagar caro.
Aunque Yeray solo era su esposo de nombre, en el fondo ella nunca había pensado en traicionarlo durante su matrimonio.
Incluso si su relación estaba destinada al divorcio, no tenía intenciones de cometer una infidelidad.
Ella tenía un mínimo de principios morales.
-Yeray, cálmate. Creo que no necesitas ir a buscar a Dan tú mismo; yo me encargaré de vengarme.
-No quise poner una sombra sobre ti, simplemente estaba borracha la otra noche.
-Quizá no pasó nada en absoluto.
El tono de Vanesa era apresurado y la última frase la dijo con un dejo de inseguridad.
2/2