Capítulo 102
-¿Qué?
Alejandro se giró bruscamente. Luciana, con los hombros temblorosos, estaba llorando. Lanzó una mirada rápida a Simón.
-Ve a ver qué pasa.
—Sí, primo.
<<¡Maldita sea!» La furia se encendió en los ojos de Alejandro al ver las manos de Fernando posadas en los hombros de Luciana. No podía apartar la vista, y el fuego de la rabia crecía dentro de él.
***
-Es todo mi culpa —dijo Fernando, visiblemente preocupado-. No cuidé bien a Pedro. Ya hablé con el gerente, están buscándolo.
Luciana había pedido un descanso después de tanto correr. Lo que no imaginó fue que Pedro, emocionado por el juego, se escaparía en un abrir y cerrar de ojos. En el tiempo que Fernando se tomó para beber un vaso de agua, Pedro había desaparecido.
Aunque Luciana sentía angustia, sabía que no era justo culpar a Fernando. Con la voz entrecortada, dijo:
-No es tu culpa, es mía. Sabía que Pedro es especial y aún así no fui lo suficientemente atenta.
No he sido una buena hermana…
Pedro no era como los demás niños, y el terreno desconocido de Arroyo de los Lirios hacía que la preocupación de Luciana creciera con cada segundo.
-No puedo quedarme aquí esperando. ¡Voy a buscarlo también!
—Luci… —intentó detenerla Fernando, pero comprendió su determinación-. Voy contigo.
-Está bien.
Dos personas buscando eran mejor que una.
Simón no tardó en regresar a informar a Alejandro.
-Primo, ¿vamos a ayudar con la búsqueda?
Alejandro dudó. Las palabras de Luciana, «no sigas siendo bueno conmigo», resonaban en su
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Capítulo 102
mente, llenándolo de rabia. Antes de que pudiera decidir, Salvador intervino:
-¿Eso es algo que se pregunta? ¡Se ha perdido el cuñado de Alex! No solo vamos a buscarlo,
lo encontraremos. ¡Vamos!
sino
que
-De acuerdo.
A espaldas de Alejandro, Salvador susurró a Simón:
-Avisa al gerente que si encuentran a Pedro, nos lo digan a nosotros primero.
-¿Por qué? Luciana está muy preocupada… -preguntó Simón, desconcertado.
-Tonto le dio un ligero golpe en la cabeza-. Si Alex encuentra a su cuñado, ¿te imaginas lo agradecida que estará Luciana? ¡Piensa!
-Ah… -sonrió Simón, entendiendo al fin—. ¡Gracias por el consejo!
Simón se marchó para cumplir con la tarea, pensando que encontrar a Pedro sería sencillo. Pero una hora pasó, y aún no había noticias. Las cámaras de seguridad cubrían la mayoría de las áreas, pero algunos rincones no tenían cobertura.
En el vestíbulo, Fernando ayudaba a Luciana a sentarse en un sofá.
-Luciana, descansa un poco. -Le ofreció un vaso de agua-. Sigo buscando a Pedro. Las cámaras indican que no ha salido, así que lo encontraremos.
Luciana, agotada física y emocionalmente, asintió.
-Voy a seguir buscando -dijo Fernando.
Justo en ese momento, Alejandro bajaba las escaleras tras recibir la llamada de Simón. Lo primero que vio fue a Luciana aferrada a Fernando, con los ojos hinchados por las lágrimas.
-¡Fer! -exclamó Luciana, su voz quebrada por la angustia.
Fernando se detuvo, sorprendido. Era la primera vez desde su ruptura que Luciana lo llamaba así. Años atrás, solía detestar ese apodo, pero ahora, lo disfrutaba como nunca.
Luciana, ajena a la sorpresa de Fernando, continuó desesperada:
-Fer, tenemos que encontrar a Pedro. No puede pasarle nada.
-Tranquila, Pedro estará bien le aseguró Fernando, apretando su mano antes de salir a continuar la búsqueda.
A unos metros de distancia, Alejandro sintió una oleada de desesperanza. «Fer». ¿Cómo no se
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Capítulo 102
le ocurrió que Fer era el apodo de Fernando?
Fernando es Fer.
Rememoró todas las veces que había escuchado ese nombre salir de los labios de Luciana. Se había engañado a sí mismo pensando que se trataba de alguna amiga. ¡Qué patético!
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El tono melancólico con el que Luciana pronunciaba aquel nombre ahora tenía un sentido amargo.
Fernando y Luciana habían terminado su relación por culpa de la madre de Fernando, pero nunca porque ella quisiera ese final.
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