Capítulo 130
Se sentó en el borde de la cama, observando cómo las pestañas de Luciana temblaban ligeramente. Fingía estar dormida.
-Luci, despierta.
—Mm… —murmuró, fingiendo que apenas despertaba, abriendo los ojos lentamente. Su mirada evitaba la de él, incapaz de enfrentarlo directamente.
Apretó los labios, pero no dijo nada.
-Ya que estás despierta, levántate. El abuelo nos espera para almorzar.
-Ah… -asintió Luciana, mirándolo de reojo. Como él no se movía, lo apresuró―. Necesito vestirme. ¡Sal!
Su rostro se enrojeció al instante. Alejandro no pudo evitar sonreír. ¿Le daba vergüenza que la viera? Después de lo que pasó anoche, ¿qué parte de su cuerpo no había visto ya?
No solo la había visto…
También la había besado.
Y… también…
Pero respetando su incomodidad, se levantó.
-Está bien, me voy.
Cerró la puerta tras de sí, pero dejó un pequeño espacio entre el marco y la puerta, por donde pudo verla levantarse y quitar las sábanas.
Soltó una pequeña risa. ¿Tan tímida?
De repente, una sombra oscura se formó en su pecho. ¿Sería igual de tímida con otros hombres …? No podía evitar que esos pensamientos lo atormentaran.
Su expresión cambió al instante. No habría más hombres en su vida. ¡Él sería el único!
Lo pasado, pasado estaba. No iba a dejar que nadie más la tocara. ¡Ella era suya!
Mientras se vestía, Luciana notó que su cuerpo estaba completamente limpio. No necesitaba ducharse. Aunque su memoria era borrosa, recordaba algunos detalles: anoche, después de todo, Alejandro la había llevado al baño y la había bañado con sus propias manos.
1/3
+25 BONUS
Capítulo 130
Luciana cerró los puños con fuerza. Alejandro había sido cuidadoso, pero no era suyo…
Al terminar de vestirse y salir, Alejandro le tendió un termo.
-Toma, es leche caliente. No es bueno que estés en ayunas. Tómala para llenarte un poco.
-Gracias.
-Vámonos.
Con el termo en las manos, Luciana siguió a Alejandro. Mientras caminaba, sus pensamientos giraban en torno a lo sucedido. ¿Por qué no mencionaba nada de lo que pasó anoche?
¿o quizá nunca lo mencionaría, como si no hubiera ocurrido?
Tal vez eso sería lo mejor.
De repente, sintió la mano de Alejandro en su frente. Él la observaba con detenimiento.
-No tienes fiebre, te ves bien. ¿Te sientes mal en alguna parte?
Su mirada descendió rápidamente hacia su abdomen.
—¿Es el bebé? ¿Te duele?
A pesar de lo confuso de la noche anterior, Alejandro había mantenido el control. Había sido cuidadoso, consciente del bebé, asegurándose de no lastimarla.
¿La habría lastimado sin querer?
-¿Eh? -Luciana se sobresaltó, agitando las manos-. ¡No, no! Estoy bien, no me duele nada.
Al escucharla, la expresión de Alejandro se suavizó.
-Me alegra oírlo, pero deberías hacerte un chequeo más tarde, solo para estar seguros.
Además, pensaba aprovechar la consulta para hablar con el médico sobre las precauciones si llegaban a casarse.
Una vez en la planta baja, subieron al auto rumbo a la Casa Guzmán. El silencio entre ellos se alargaba, cargado de tensión. Finalmente, Luciana no pudo contenerse más. Se giró hacia Alejandro, sus ojos llenos de incertidumbre.
-Lo de anoche… ¿qué piensas al respecto?
Alejandro, que revisaba un documento en su teléfono, se detuvo y la miró.
-Primero dime qué piensas tú. Respetaré tu decisión.
2/3
Capitulo 130
+25 BONUS
Luciana soltó un pequeño suspiro de alivio, organizando sus pensamientos antes de hablar con claridad.
-Lo que pasó anoche… solo tú y yo lo sabemos. Después de esta conversación, ni siquiera entre nosotros deberíamos volver a mencionarlo. ¿Te parece bien?
Fue como si un rayo lo hubiera golpeado. Las pupilas de Alejandro se contrajeron mientras la miraba, incrédulo. Luciana, con su rostro sereno y sus rasgos tan definidos, acababa de
proponer algo que lo dejó completamente perplejo.
3/3