Capítulo 140
Vicente se encogió de hombros, frotándose la nariz con nerviosismo.
-Sí, lo admito, fue un error. No lo haré de nuevo.
-Más te vale cumplir tu palabra -respondió Martina con desdén-. Dile a Fernando que si realmente quiere a Luciana, lo mejor que puede hacer es dejar de molestarla con los dramas de su familia. Ella tiene otras prioridades ahora.
—Ajá… —respondió Vicente distraído, hasta que algo lo golpeó.
-Espera un momento. ¿Qué fue eso de los exámenes? Pensé que Luciana tenía asegurada su plaza en la maestría.
Martina se quedó congelada por un segundo, dándose cuenta de su error. Tragó saliva y, sin muchas ganas, explicó:
-Bueno… el asunto de la plaza se arruinó gracias a esa bruja de Clara y a Mónica. Luciana no quería que lo supieras.
-¿Cómo?
-La rabia se encendió en los ojos de Vicente-. ¡Esto es una completa injusticia!
-¡No te alteres! -Martina lo agarró del brazo-. Precisamente por esto Luciana no quería contártelo. El daño ya está hecho, no tiene sentido revivirlo.
Vicente bufó, indignado.
-¡Ya lo veremos!
Pero en su mente, la decisión ya estaba tomada. Luciana no tenía a nadie, ni padre ni madre, ¡
pero
él era lo más cercano a un hermano que le quedaba!
***
Alejandro prácticamente empujó a Luciana dentro del auto, sus movimientos eran bruscos.
-¿Ahora sí me vas a decir? —dijo con un tono cortante.
Luciana asintió, tratando de mantener la calma.
-Sí.
Alejandro soltó una risa amarga.
-Dijiste que ibas a cenar con Martina y Vicente. Explícame, ¿por qué Fernando vino?
Luciana suspiró y se frotó la frente.
1/3
+25 BONUS
Capitulo 140
-No lo invité yo. No tenía idea de que iba a aparecer.
El silencio entre ambos se hizo denso.
Luciana guardó silencio por un momento, algo en su mente despertaba dudas.
-¿Lo conoces? -preguntó con cautela, sintiendo que no solo lo conocía, sino que estaba al tanto de su pasado con Fernando.
Alejandro se giró hacia ella, tomando su barbilla con firmeza. Sus ojos brillaban de una mezcla de rabia y algo más, algo parecido a la herida de una traición.
—¿De verdad crees que soy ciego? ¡Vi cómo te abrazó! ·
Ahí estaba la raíz de su ira. Lo había visto todo.
Luciana mordió su labio, frunciendo el ceño. No encontraba las palabras adecuadas. Lo que había entre ella y Fernando no se podía resolver en un par de frases.
Su silencio hizo que la furia de Alejandro creciera.
-¡Habla! -espetó-. ¿Por qué no dices nada?
¿Eso era una confesión? ¿Su silencio implicaba que lo permitía?
-Luciana, no me digas que eres así de… fácil. ¿Es eso? ¿Cualquiera puede abrazarte cuando quiera?
Luciana se quedó paralizada, sus ojos se abrieron en shock. Apenas intentaba encontrar una respuesta cuando Alejandro continuó, sus palabras siendo aún más crueles.
-Ah, lo olvidé. Claro, eres ese tipo de mujer, ¿no?
Cada palabra era un golpe, frío y afilado. Las heridas de sus palabras la envolvieron en un frío helado, como si la hubieran arrojado a un abismo.
Respiró profundo, enderezó su postura y, sin mirarlo, decidió que no había nada más que decir. Permaneció en silencio, mirando al frente.
Alejandro se dio cuenta del error tan pronto como las palabras salieron de su boca. ¿Por qué siempre perdía el control cuando se dejaba llevar por la ira?
-Luci, yo…
-Conduce–lo interrumpió ella, apartándose un mechón de cabello del rostro con calma—. Lo que tengas que decir, lo hablamos en casa. Aquí no es seguro.
El silencio se instaló en el auto. Alejandro apretó el acelerador, conduciendo a toda velocidad
2/3
+25 BONU!
Capítulo 140
de regreso a casa. Apenas se detuvo frente a la casa, Luciana bajó del coche.
-Luci…
1
Alejandro la alcanzó en dos pasos, tomándola de la cintura y atrayéndola hacia él.
-Perdóname -dijo, su voz entrecortada-. Me dejé llevar, soy un idiota.
-Alejandro. -Luciana lo miraba con una extraña serenidad.
Le sonrió suavemente, aunque su mirada era firme.
-Creo que lo mejor sería cancelar la boda.
El rostro de Alejandro cambió al instante, endureciéndose.
-¿Qué dijiste? Ya estamos casados.
-Me refiero a la ceremonia
aclaró ella, intentando soltarse de su agarre, sin éxito. Alejandro
la mantenía cerca, su rostro cubierto por sombras.
-No puedes decidir algo así de la nada. ¡Dame una razón!
3/3